Desempleo y ocupación informal

El Instituto Nacional de Estadísticas (Ine) dio a conocer ayer su boletín estadístico de empleo, fijando la tasa de desocupación regional en 7,2% para el trimestre móvil octubre-noviembre-diciembre del año pasado, lo que implicó un aumento de 3,2 puntos porcentuales respecto de igual lapso de 2019.

Este crecimiento se justificó por el descenso de la fuerza de trabajo (-12,9%) y a la merma de los ocupados (-16,1%).

A nivel nacional, la tasa de desempleo se situó en el 10,3%, lo que implicó un ascenso de 3,2 puntos porcentuales en doce meses.

En el caso magallánico, el indicador se traduce en que 15.103 personas perdieron su fuente laboral y/o se retiraron de la fuerza de trabajo en el último año.

Sabido es que la elevada tasa regional responde aún a las consecuencias socioeconómicas del estallido social y de la pandemia, siendo imposible aún que todas las actividades productivas se reactiven al nivel pre-coronavirus.

Uno de los antecedentes relevantes de este último boletín del Ine se relaciona

con la tasa de ocupación informal que llegó a 17,5%, disminuyendo sólo 0,8 puntos porcentuales respecto de igual trimestre de 2019, como consecuencia de descensos registrados en ocupados informales (-19,9%) y en el total de ocupados (-16,1%).

Una vez más, el informe del Ine deja en evidencia un sesgo de género y que el segmento femenino de la población ha sido el más perjudicado con la contracción económica, pues la población fuera de la fuerza de trabajo o inactiva creció 31,4%, lo que se traduce que, en algún momento del trimestre que se comenta, casi 42 mil mujeres estuvieron inactivas.