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Armada mantendrá campaña antártica hasta marzo con ida del buque Aquiles

Domingo 31 de Enero del 2021

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El remolcador Lautaro cumple por estos días, en representación de Chile, la misión de Patrulla Antártica Naval Combinada en el continente blanco, lo que forma parte de un trabajo conjunto que cada verano realizan las Armadas de Chile y de Argentina para estar con sus naves listas para actuar en caso de alguna emergencia marítima en la Antártica.

La pandemia del Covid-19 trastocó las tradicionales tareas en el continente blanco porque no hubo turismo y las actividades científicas se redujeron considerablemente. Ello también quedó acentuado por parte del Instituto Antártico Chileno luego que se detectaran los 36 casos positivos de Covid-19 en la base O’Higgins (26 militares y 10 trabajadores civiles) y otro caso positivo y ocho contactos estrechos del grupo científico que alcanzó a estar una semana en la base de verano Yelcho.

Paralelamente lo brotes también alcanzaron a parte de la tripulación del buque Sargento Aldea que al llegar a Talcahuano, tras realizar la primera comisión a la Antártica informó de 103 casos a fines de diciembre.

El comandante en jefe de la III Zona Naval, contraalmirante Leonardo Chávez, quien asumió el cargo el 11 de diciembre pasado, admite que efectivamente hubo que readecuar los itinerarios de los buques a la Antártica.

Sin embargo, recalca que la pandemia ha golpeado no sólo la salud de la gente sino que también la parte científica donde se redujeron las tareas este verano.

“El Sargento Aldea estaba programado para un viaje solamente y el buque Fuentealba estaba previsto que fuera una vez más. De hecho debiera haber ido ahora en febrero, pero ese viaje se suspendió principalmente porque la actividad científica que se realizaría está suspendida”, señala.

Chávez afirma: “Sí tenemos considerado que el buque Aquiles bajará en marzo a cerrar las bases que están activas ahora en verano, a retirar la gran cantidad de carga, principalmente elementos llevados para reparaciones y extraer basura, chatarra y otros escombros que no pueden quedar en el territorio antártico”.

El buque de transportes Aquiles aprovechará su incursión a la Antártica para retirar gente de la base Pedro Vicente Maldonado que Ecuador abre solamente en verano, más científicos que están en base Prat.

Asimismo, asigna importancia al rol que ejerce la Patrulla Antártica Naval Combinada que se divide en cuatro fases, dos cumplidas por Chile y dos por Argentina.

“Esta Patrulla Antártica Naval Combinada cumple múltiples tareas como asegurarse la vida humana en el mar en el territorio antártico. Si bien ha disminuido hay naves que realizan actividades de pesca y otras de ciencia. Abastecer a las bases. Porque al comenzar el inverno es difícil llegar vía marítima. Hay que trasladar combustible, retirar basura y trasladar logística a las bases permanentes de Chile como Frei, Prat y O’Higgins como también a la gobernación marítima de Fildes”, resume el oficial.

También recuerda que durante el verano se realizan las reparaciones a las bases para que queden listas para el resto del año, especialmente soportar el duro invierno.

“Hay actividades que no pueden suspenderse. Hubiese sido lo óptimo decir que nadie llega a la Antártica, pero eso es imposible porque hay gente que estaba los 365 días del año a los cuales les damos servicios. Este es un lugar necesario de cooperación mutua”, destaca el contraalmirante Chávez.

Está proyectado que el Lautaro termine su periodo de patrulla antártica y se evalúa si regresa por uno o dos viajes más para llevar combustible.

Estrictos protocolos

El comandante en jefe de la III Zona Naval admite que desde el inicio de la emergencia sanitaria en el país por el Covid-19 la Armada estableció sus protocolos que nacen de lo dispuesto por el Ministerio de Salud, respecto de las medidas sanitarias que deben ser implementadas, tanto de prevención, mitigación y control. La Armada posee un grupo calificado de profesionales del área de la Salud para llevar a cabo todo lo relacionado a la pandemia.

“Además, considerando que estamos próximos a cumplir un año desde el establecimiento del Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe debido al Covid-19, se ha instruido desde los inicios que todo el personal de la Institución aplique de manera diaria las medidas de cuidado personal, entregadas por el Ministerio de Salud. Para poder cumplir con las tareas esenciales que nos demanda el país en esta región austral, las unidades y especialmente los buques, son vitales para el éxito, por lo que los protocolos establecidos son cumplidos al detalle por cada uno de los integrantes de las dotaciones”, señala.

La aplicación de estos protocolos también influyen en la duración de cada uno de los viajes de las unidades de la III Zona Naval cuando deben zarpar para ir a reabastecer faros, relevar dotaciones o realizar mantenimiento en señalización marítima.

Y el contraalmirante Leonardo Chávez explica: “Una comisión que duraba 20 días a nosotros se nos alargó en quince días más. ¿Por qué? Porque dentro del protocolo que estableció el Inach y el establecido por la institución son cuarentenas operativas. Para un buque que podría tener una comisión de cinco días, como la que hará el Fuentealba para abastecer faros, debemos hacer una cuarentena operativa porque debo asegurarme que el virus no esté en esa dotación que se va a desplazar”.

A modo de ejemplo agrega que la próxima misión al faro Evangelistas, que durará ocho a nueve días, implica que la dotación debe iniciar dos semanas antes un periodo de cuarentena operativa que se inicia con la toma de un PCR al día 1 y se repite el día 11 o 12. “Con eso nos aseguramos que la gente que ya está encerrada y no hay contagio, cuando tenemos esas dos PCR negativa, nos autorizan a iniciar la comisión”.

Además, los pasajeros que se embarcan, como los fareros, hacen una cuarentena en algunas de las dependencias de la Armada donde se aseguran que el proceso se cumpla. “No pueden salir de la repartición, no pueden recibir delivery, no pueden tener contacto con otra gente. Sólo se mantienen ellos encapsulados y finalmente cuando ya estamos asegurados que no está el virus en esa gente ni en la dotación, los trasladamos en un cordón sanitario al buque y éste zarpa totalmente libre de Covid”, señala el contraalmirante Chávez.

Incluso el buque Fuentealba, que fue a la Antártica a fines de noviembre, permaneció con su tripulación casi dos meses en cuarentena, sin poder vivir Navidad y Año Nuevo con sus familias. Recién a mediados de este mes zarpó nuevamente a la Antártica porque había compromisos del Estado chileno con llevar a los checos a la Antártica e ir a base O’Higgins. “Era el único buque disponible para realizar esa tarea”, describe.

“Este virus es tremendo y uno no está libre. Yo mismo me contagié y tuve la mala fortuna de ser contacto estrecho y estuve dos semanas ausente”, dice el contraalmirante Chávez, quien agrega que son bien cuidadosos con los contactos estrechos a los cuales les hacen un seguimiento y los protocolos son exigentes porque al interior de los buques trabajan en espacios reducidos.

“Hemos tenido mucho contacto estrecho que se han mantenido en cuarentena y no han resultado contagiados, pero es la única forma de poder seguir haciendo nuestras actividades. Señalización marítima o reabastecimiento de faros son actividades que no podemos detener”, precisa.