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Hogar Juan Pablo II pasará a llamarse “Casa del Samaritano de Magallanes”

Lunes 1 de Febrero del 2021

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El obispado asumirá a contar de hoy el cuidado de los adultos mayores de la residencia, que fue administrada por el Hogar de Cristo desde 1987.

Tras la decisión del Hogar de Cristo de cerrar la residencia de adultos mayores Juan Pablo II, en calle Balmaceda 736, que se tomó el 28 de septiembre del año pasado, la diócesis de Magallanes buscó una alternativa para poder continuar prestando el servicio y no perjudicar a los usuarios y personal. Es así como el obispo Bernardo Bastres en conjunto con el director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo de la XIIª Región de Magallanes (Fide XII) decidieron asumir la responsabilidad de atender a estos adultos mayores, lo que se concretó el 22 de enero, con la firma del traspaso desde el Hogar de Cristo.

Basándose en la parábola del Buen Samaritano (que aparece en el Evangelio de San Lucas 10, 25 – 37), en la que éste siguió su camino sin esperar reconocimientos ni gratitudes, sino que la entrega al servicio era su satisfacción frente a Dios y a su vida, y por eso, era un deber. Es por ello que “el compromiso cristiano es cuidar de la fragilidad de cada persona que lo requiera, y hacerlo con la actitud cercana y solidaria del Buen Samaritano”, resaltó el obispo Bastres, antes de anunciar que ahora la residencia llevará por nombre “Casa del Samaritano de Magallanes”.

“Queremos llamarle ‘Casa’, porque nuestro objetivo es que quienes allí habitan se sientan como una verdadera familia, viviendo en la fraternidad que nos ofrece el Señor Jesús y que nos llama a realizar hijas e hijos del mismo Padre. Quienes vivan en esta casa serán nuestros ‘hermanos mayores’, pues no sólo habitarán varones, sino hombres y mujeres, y formaremos con ellos una comunidad donde el Padre Dios sea el fundamento y el vínculo de unión. Así, la visión y misión de esta morada, recordará siempre que entramos en una ‘Casa’, cuyo centro es el Señor que vive en cada uno de nuestros ‘hermanos mayores’. Así, en esta Casa queremos vivir la fraternidad por medio del servicio solidario y comprometido, respetando la dignidad de ser hijos de Dios”, justificó el obispo, que añadió: “De esta manera, con la Casa del Samaritano en Magallanes, queremos iniciar un nuevo proyecto que vaya más allá del tiempo del comodato, y que exprese mejor las características de nuestra región y de nuestra Iglesia local”.