Necrológicas

– Irís Marina Cárdenas Cárdenas
– Francisca Sierralta Cabrera

En Waldo Seguel, entre Chiloé y Armando Sanhueza

Espectacular proceso de desarme de grúa torre desde céntrica construcción

Viernes 5 de Febrero del 2021

Compartir esta noticia
1,722
Visitas

Una prueba sólo para expertos en ingeniería, pero con nervios de acero y ausencia total de miedo. Durante toda la jornada de ayer, el tramo de Waldo Seguel, entre Chiloé y Armando Sanhueza tuvo su tránsito cortado. La razón: la empresa Bravo & Izquierdo, responsable del trabajo de ampliación del hotel Rey don Felipe (cuyas obras estarán finalizadas en mayo), estuvo todo el día trabajando en el proceso de retiro de la grúa torre, con la que desarrollaron trabajo en altura.

El jefe de terreno de la constructora, Marcelo Santibáñez, explicó que para realizar esta complicada labor, debieron arrendar un camión grúa a Mina Invierno, para desmontar la estructura que se erigía más allá de los 14 metros que mide el edificio construido. “Terminamos la obra gruesa que es donde utilizamos la grúa torre, por lo que coordinamos el desmontaje a través de una grúa auxiliar de 130 toneladas, que nos da la altura y capacidad para bajar la totalidad de la grúa torre”, describió. Por esta razón, para preparar todo el procedimiento, la calle estuvo cerrada al tránsito todo el día.

El equipo llegó proveniente de Santiago y estuvo compuesto por 21 personas. “Comenzamos con el retiro de los contrapesos, que son piezas de hormigón, posteriormente la grúa pluma, luego el tornamesa que es donde está la cabina, la parte más alta de la grúa, que es lo que pesa más. A la altura mayor de la grúa son 42,5 metros cuadrados, desde el nivel de la solera. Y después vienen tres tramos de 12 y con eso se termina el desmontaje”. El proceso se inició a las 20 horas, y terminó alrededor de la una de la madrugada. “A nosotros en Santiago nos obligan a trabajar entre la medianoche y las seis de la mañana, así que estamos acostumbrados, aparte que en Punta Arenas hay más horas de luz día”, apuntó Santibáñez.

Pero los principales obstáculos de este proceso fueron el cambiante viento y los cables, sobre todo porque como advirtió el encargado, en esa cuadra están cruzados, lo que dificultó más las maniobras. Y respecto del viento, en la parte más alta de la grúa tiene un anemómetro, que se detiene cuando la velocidad de las rachas alcanza los 40 kilómetros por hora, aunque puede trabajar hasta los 64 KM/h. “Eso es lo que más complica porque como tenemos que coordinar faenas desde Santiago, fijamos un día y como hoy (ayer) que tuvimos 70 KM/h de ráfaga, tuvimos que esperar para empezar el trabajo. Otra complicación fue traer la grúa auxiliar desde Mina Invierno, anoche (miércoles), la preparamos en una bodega en la ruta 9 y de ahí la trajimos hasta acá”.

La grúa torre tiene un alcance máximo de 60 metros y su capacidad bordea las 110 toneladas. Los contrapesos, que fueron los primeros en retirarse desde la grúa pluma, tienen un peso que varía entre 600 a 1.200 kilos, y son de diferente tamaño. “El contrapeso hace que la grúa funcione de tal forma que, al punto máximo tiene una capacidad de 1.100 kilos y lo más cercano son 2.250”.

Pero sin dudas, lo más espectacular a la vista, y lo que captó más miradas y tensión fue el desarme de la grúa pluma (la parte más larga), cuyo proceso explica Santibáñez: “Tuvimos que desarmar la pluma, y se bajó hasta ponerla sobre los contrapesos (que quedaron depositados sobre la calle, de tal forma que pudieran recibir a la estructura, para después desarmarla). Solamente la pluma, son 27 metros, pero con el contrapeso son casi 35 metros”, apuntó.

Finalmente, el jefe de terreno de la constructora Bravo & Izquierdo reconoció que para desarrollar estos complicados trabajos, los trabajadores deben pasar por una serie de pruebas (principalmente de altura) y no tener enfermedades de base, además de una condición física y mental adecuada para una misión tan extrema, en la que un mínimo error puede causar un desastre.