Necrológicas

Yo me vacuno

Por Marcos Buvinic Domingo 7 de Febrero del 2021

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Algunas personas me han preguntado si me voy a vacunar. Por supuesto que yo me vacuno, cuando sea mi turno según el calendario que se ha establecido, y lo haré agradecido de esta posibilidad que tenemos de hacer frente a la tragedia del coronavirus en el mundo entero y sus consecuencias humanas, sociales y económicas.

El miércoles comenzó en nuestra región el proceso de vacunación, y ya son varios miles de personas que recibieron la vacuna. También, el miércoles, recibió la segunda dosis de la vacuna el Papa Francisco, quien ha insistido que el acceso a la vacuna debe ser universal y privilegiando a los más vulnerables. Esto de “los más vulnerables” no sólo se refiere a las personas, sino también a los países más pobres que tienen dificultades para adquirir vacunas y hacer el tremendo proceso sanitario de vacunar a toda la población.

Lamentablemente hay algunas personas que rechazan la vacuna que se ofrece a todos. Hay quienes tienen desconfianza por el origen de las vacunas, o por sus posibles efectos secundarios, o por los intereses económicos de los laboratorios que las producen, o por opiniones de tipo político. Las redes sociales están llenas de opiniones de los que sin mayor fundamento se oponen a la vacuna, y hay opiniones que llegan, incluso, a negar la existencia de la pandemia, como si los millones de muertos en todo el mundo fueran una fantasía.

También, en esta desconfianza se ha podido verificar aquello de que la ignorancia es atrevida; pues quienes opinan son personas que no tienen los conocimientos necesarios acerca de la enfermedad y los modos de enfrentarla. Esta desconfianza, alimentada por la falta de información y por la desinformación de noticias falsas (las “fake news”) hay que enfrentarla escuchando y leyendo a los expertos del mundo entero que avalan las vacunas como el modo más eficaz de enfrentar la pandemia. Detrás de las vacunas que recibimos están los mejores científicos e investigadores que en el mundo entero han trabajado arduamente durante un año para ofrecer este medio para inmunizarnos ante el virus. Si a algún lector se le juntan el tiempo con las ganas de leer una buena información -desde el punto de vista de la sicología de la salud- acerca de la desconfianza a la vacuna y cómo enfrentarla, les sugiero ir al siguiente link: https://www.ciperchile.cl/2021/01/30/temor-frente-a-la-vacunacion-por-covid-en-chile-como-se-justifica-y-como-superarlo/

Vacunarse es una decisión individual, pero que también muestra el sentido social de las personas, pues significa que nos cuidamos entre todos y, especialmente, a los más vulnerables. Por eso, lo correcto es vacunarse, es lo que dice el sentido común, es lo que dice la opinión de los médicos y expertos del mundo entero, es lo que dice el sentido ético y la responsabilidad social. Pero, para que este proceso nos conduzca a buen puerto es necesaria la colaboración de todos ante el esfuerzo que está haciendo nuestro país para adquirir las vacunas y ofrecerlas gratuitamente a todos, así como el tremendo trabajo del personal sanitario para realizar el proceso de vacunación.

Los adultos mayores que en estos primeros días del proceso concurrieron a vacunarse, nos están dando un ejemplo de lo que significa confiar en los conocimientos de los investigadores médicos, nos dan ejemplo en la búsqueda de una solución que -hasta ahora- parece ser la más eficaz, y nos dan ejemplo de la responsabilidad social de cuidarnos unos a otros. Personalmente, me emocionó ver en un reportaje de La Prensa Austral del miércoles a la señora Fidelia Villarroel, de 104 años, que es una de las pocas personas fundadoras de nuestra Parroquia de Fátima del Barrio 18 de Septiembre que sobreviven, afirmando que ella se vacuna e invitando a todos a hacerlo.    

Así, cuando me toque, yo también me vacunaré, y lo haré teniendo en cuenta que la pandemia no es sólo un drama sanitario, sino uno que tiene graves consecuencias económicas, sociales y humanas, y superarla es un deber de todos. Tal como dijo el Papa Francisco en su última carta “Todos hermanos”: “ojalá que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto hacia una forma nueva de vida y descubramos definitivamente que nos necesitamos y nos debemos los unos a los otros”.