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La gran derrota de Trump

Por Abraham Santibáñez Sábado 13 de Febrero del 2021

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Lo he contado antes. Un amigo mío, diplomático europeo retirado, me dijo, cuando recién empezaba el gobierno de Donald Trump, que en las cancillerías del Viejo Continente se hacían apuestas acerca de si lograría o no llegar al final de su período presidencial. Una larga y sólida experiencia les decía que Trump, como un elefante en una cristalería, no iba a sobrevivir. Como sabemos, sin embargo, sobrevivió.

No es que los diplomáticos del mundo estuvieran equivocados. Es que nadie tenía idea de la férrea voluntad de salir adelante del nuevo Mandatario.

Desafió las tradiciones democráticas; fue imprudente, poco diplomático e inoportuno como cuando (“confianzudamente” diríamos en Chile) puso su brazo sobre el hombro de la Reina Isabel II, o empujó al Mandatario de un pequeño país balcánico para ponerse en primera fila para la foto.

Fue un ejemplo permanente de ignorancia y mal gusto que puso en evidencia que lo suyo son los negocios, con o sin respeto de las normas éticas. Su desprecio por las normas de convivencia democrática culminó con la negativa a aceptar la derrota electoral. Pero sobrevivió una vez más. Ya había superado con éxito, gracias a la lealtad de los senadores republicanos, una primera acusación constitucional.

Ahora ante el segundo “impeachment” probablemente va a salir airoso, pero quedará maltrecho, sin posibilidades de ser nuevamente candidato. Ya perdió el primer round cuando el Senado decidió que era posible enjuiciarlo aunque ya no ocupara la Casa Blanca. Bastó un puñado de seis votos republicanos para obligarlo a enfrentar la acusación.

No será fácil que sigan aumentando los republicanos disidentes, pero la demoledora argumentación de los nueve “fiscales” delegados de la Cámara de Representantes, que incluyó videos nunca antes publicados, ha tenido efectos devastadores.

No se sabe cuánto durará el juicio político, aunque se espera que vaya más rápido que el primer proceso contra Trump, que se alargó por veinte días.

Le conviene al propio Trump en la medida de que se convenza de que por ahora no tiene nada que ganar. Si pensaba que su gran votación en las elecciones de noviembre era una garantía para el futuro, los comentaristas coinciden en que ha perdido gran parte de ese apoyo. Naturalmente sigue contando con la adhesión total de los más exaltados que entraron al Capitolio el 6 de enero gritando que querían “colgar” al Vicepresidente Pence y trataron de agredir a los congresistas, incluyendo la joven demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. 

El Presidente Joseph Biden también necesita que termine pronto el juicio.

El diario El País de Madrid sintetizó los desafíos: “Después de cuatro años agitados de mandato del Presidente Donald Trump -un gobernante que actuó como nunca se vio en los 244 años de vida independiente de Estados Unidos- que terminaron con el asalto al Capitolio y de hecho en una agresión a la democracia, Joe Biden enfrenta enormes desafíos en lo interno y en el frente internacional. Sin duda, de acuerdo con lo que ha anunciado, planteará un drástico cambio de rumbo”.

La enumeración de problemas es larga, pero en un primer momento, los más dramáticos son el control de la pandemia, desastrosamente enfrentada por Trump, y, luego, la crisis inmigratoria que se agudizó por la política de las expulsiones y el “muro” de Trump.