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Venezuela y Cuba acuden a inversores privados para salvar sus economías

Sábado 13 de Febrero del 2021

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Cientos de empresas estatales venezolanas están en quiebra. La población pasa hambre a la vez que ve sus servicios públicos colapsar y sus proveedores de energía, internet, alimentación, entre otros, no suplir sus necesidades.

En este contexto, reporta Bloomberg, los dirigentes venezolanos están acudiendo a lo que llaman “alianzas estratégicas” para suplir estas falencias, en decisiones que parecen alejarles de los dogmas del socialismo.

De acuerdo con el medio especializado, nueve fuentes distintas confirmaron que el gobierno de Maduro está traspasando la administración de empresas clave, como procesadoras de café, plantas químicas, hoteles y silos de granos, a inversionistas privados.

Estos ejecutivos, que sin embargo no adquieren la propiedad de dichas compañías, se encargan de cubrir la nómina y las inversiones a cambio de un porcentaje de los ingresos.

En particular, individualiza a las compañías alimentarias Agropatria y a Lácteos Los Andes, pero acota que son muchas más las que están siguiendo este camino.

Venezuela cerró 2020 con una inflación acumulada de 2.959,8%, según cifras publicadas por el Banco Central (BCV), constató la Agence France-Presse.

La inflación reconocida por el BCV, de línea oficialista, está por debajo de las estimaciones del antiguo opositor Parlamento electo en 2015, que desde 2017 divulgaba su propio índice inflacionario ante el retardo en la publicación de cifras oficiales.

Venezuela, sumida en la peor crisis de su historia moderna y transitando su séptimo año consecutivo de recesión, cerró 2019 con inflación de 9.585,5% según el ente emisor.

En Cuba, en tanto, se vive un verdadero cambio de paradigma: el gobierno está renunciando a su reticencia histórica a tomar medidas de apertura al sector privado para reactivar el crecimiento y el empleo, algo que según analistas podría seducir al presidente estadounidense Joe Biden.

“Definitivamente, es una tremenda señal en un momento clave, cuando en Estados Unidos la administración ha dicho que está revisando la política de (Donald) Trump hacia Cuba”, que reforzó el embargo vigente desde 1962, asegura Ricardo Torres, economista de la Universidad de La Habana.

En La Habana, todavía se evoca con nostalgia el histórico acercamiento iniciado a finales de 2014 por Barack Obama y Raúl Castro, entonces Presidentes de los dos países, antiguos enemigos de la Guerra Fría.

Como herramienta para la emancipación del pueblo cubano, Obama alentó el empoderamiento del sector privado, que experimentó un verdadero auge, con la apertura de bares, restaurantes y tiendas.

Pero los emprendedores privados locales quedaron atrapados en una lista de 127 actividades autorizadas por el Estado, y no ocultaron su frustración.

Ahora “hay un cambio de filosofía, porque estamos haciendo todo lo contrario”, dice Torres y subraya que “todas las actividades (unas 2.100) están abiertas a la participación del cuentrapropista, excepto esas 124” que seguirán siendo responsabilidad del Estado.

Así, habrá asalariados privados en la agricultura, la construcción, la programación de computadoras o la enseñanza de idiomas, explicó recientemente la ministra del Trabajo, Marta Elena Feito.