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Candidata llama a los kawésqar, yaganes y selk’nam a trabajar unidos en la Convención Constituyente

Domingo 7 de Marzo del 2021

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Margarita Virginia Vargas López tiene 51 años, nació en el poblado de Jetarkte, Puerto Edén, y tuvo que emigrar a Punta Arenas cuando tenía unos 10 años para continuar sus estudios. Es ingeniera en Administración Pública y diplomada en Gestión de Competencias de Recursos Humanos. Desde su juventud ha estado vinculada al rescate de las tradiciones kawésqar y se declara una orgullosa descendiente de Margarita Molinari Edén, su carismática abuela fallecida en 1999, que recorría las calles de Punta Arenas vendiendo sus artesanías ancestrales.

Esta entusiasta mujer es la presidenta de la Comunidad Jetarkte y se presenta como candidata por el cupo kawésqar en el proceso constituyente del 11 de abril próximo.

“Somos 9 pueblos ahora reconocidos por la Ley Indígena 19.253, pero vienen otros que han avanzado en la Cámara de Diputados como el pueblo selk’nam. Finalmente, somos todos una nación. Debemos construir una sociedad intercultural. Los pueblos originarios han hecho tremendos aportes a nivel internacional. Por ello, es importante el reconocimiento al pueblo que ha sido marginado. Debemos contar con leyes que protejan el territorio ancestral, su singularidad y que fomenten la conservación y protección del patrimonio cultural”, señala de entrada la candidata.

Recuerda que siempre se ha identificado con sus raíces “a pesar de que se burlaban de nosotros cuando éramos niños”.

Menciona con emoción cuando, a través de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, se apoyó la organización de unas 40 personas entre yaganes y kawésqar mientras se estaba creando la Ley Indígena. Menciona a Carlos Messier Canales que ayudó a organizar a los descendientes y a que se levantara la primera casa de acogida.

Margarita formó parte del primer equipo de profesionales de la Oficina de Asuntos Indígenas en la región, donde apoyó a la organización y constitución de las primeras comunidades kawésqar en Punta Arenas, Puerto Natales y Puerto Edén y yagán en isla Navarino.

Y en su candidatura por el cupo kawésqar va acompañada por José Fernández López.

– Desde los primeros esfuerzos por reunir a los pueblos originarios hasta ahora, ¿cómo ve la organización de las comunidades y el logro de objetivos en beneficio de sus integrantes?

– “En esa época se lograron constituir cuatro comunidades indígenas y después se fueron acreditando más personas. Llevamos por lo menos 12 ó 13 comunidades kawésqar. Después se fue dando un fenómeno donde las comunidades comenzaron a formarse desde los clanes familiares, tal como ha sido la cultura de nuestro pueblo”.

– ¿Cómo están conformados los descendientes kawésqar  en la región? ¿Están unidos o hay distancia entre unos y otros?

– “En realidad se habla de pueblo, pero no podemos aunar esfuerzos como pueblo, porque se está funcionando a través de las comunidades. De hecho, hay algunas comunidades que quieren lograr la autodeterminación. Si bien existe una cultura -con las mismas tradiciones y costumbres- las comunidades se están volviendo más organizaciones familiares”.

– ¿Quizás por eso hay varios candidatos en este proceso constituyente considerando que hay sólo un cupo kawésqar?

– “Eso no es un problema de nosotros, porque estamos motivados para participar. El problema es el modelo que se estableció desde la organización de este nuevo escenario político, que hemos recibido muy mal porque no tenemos representatividad. O sea, una persona no va a representar a un pueblo”.

– ¿No es suficiente entonces un solo cupo?

– “Para nada es suficiente. A lo menos debieron haber considerado la paridad de género. Acá quienes resulten constituyentes van a ser finalmente los voceros, porque quienes plasmarán las necesidades serán las personas de las mismas comunidades. Incluso la propuesta que se haga en la Constituyente debe considerar la cosmovisión y las necesidades de los hermanos selknam porque ellos se están organizando. Ellos ya pasaron la primera fase de aprobación para el reconocimiento en la Cámara de Diputados y ahora está por pasar al Senado. Entonces no podemos pensar solamente desde la mirada del kawésqar o del yagán, porque son tres pueblos existentes y tenemos que trabajar unidos para que hagan el reconocimiento del pueblo selk’nam”.

– ¿Qué es más importante que se defina en esta nueva Constitución: la restitución de terrenos para los que se les arrebataron sus espacios de vida o la entrega, por ejemplo, de beneficios como becas?

– “Ese es un trabajo a futuro. Primero tenemos que hacer un reconocimiento de un pueblo vivo, que mantiene su cultura y que ha hecho grandes aportes al país, para el desarrollo de la cultura, el arte, la música y la  investigación. No podemos hablar de una propuesta, sino de cambios estructurales en la política indígena y en las leyes indígenas que consideren la cosmovisión de cada uno de los pueblos existentes en la Región de Magallanes”.

– En caso de resultar elegida, ¿cómo va a abordar el trabajo?

– “Primero hay que trabajar con las distintas comunidades y proponer un trabajo planificado. Aprovechar las consultas indígenas para recoger las demandas y desde ahí hacer las propuestas que emanen desde las comunidades y ojalá que estén presentes todos los jóvenes. Porque lo que hoy estamos haciendo es escribir el futuro de aquí a 30 ó 40 años más y quienes van a recibir esa nueva Constitución serán nuestros jóvenes y la idea es que no terminen olvidados como nuestros ancianos y nuestros ancestros”.

– ¿Cree que este proceso podría ayudar a que las comunidades kawésqar comiencen a trabajar de manera más cohesionada?

– “Exacto. Esta tiene que ser una oportunidad para eso. Es una oportunidad que ganamos, a pesar de que sea miserable un cupo, pero tenemos que trabajar en conjunto por el futuro de nuestro pueblo. Es una oportunidad para la reorganización, para aunar criterios y establecer estándares que sean homogéneos para los pueblos existentes”.

Margarita dice que aprendió mucho después de todo lo que pasó con el ‘estallido social’. “Sentí que esto se dio de alguna manera por lo mismo por lo que ha pasado con el pueblo kawésqar: un pueblo dolido porque está abandonado y olvidado. Ahora tenemos que aprender del ‘estallido social’ y de las nuevas demandas, porque hay un cambio de paradigma. Tampoco podemos quedarnos en el pasado. Siento que nosotros como mayores tenemos el deber de dejarle a nuestros descendientes el camino más fácil y olvidarnos un poquito de esa visión que tiene la sociedad respecto a nuestro pueblo. Si bien es cierto hemos pasado por muchas adversidades, pero el pueblo mantiene viva su cultura y no podemos quedarnos estancados en hablar del genocidio. Yo no quiero que nuestros jóvenes tengan ese sentimiento. No nos quedemos estancados en ese punto de la historia. La Constitución debe reconocer que nuestro pueblo fue olvidado por el Estado de Chile. Pero no debemos quedarnos tampoco ‘pegados’ en esa dinámica. En estos momentos tenemos un pueblo que tiene distintas motivaciones y aspiraciones y lo que quiero hacer es abrazar eso para llevarlo a una nueva Carta Magna”.