Necrológicas

Liderazgo femenino

Por La Prensa Austral Lunes 8 de Marzo del 2021

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Este nuevo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nos encuentra en un momento particular de la vida, marcado fuertemente por la crisis sanitaria, pero también por enormes desafíos político-electorales que se avecinan.

Debemos, primero, reconocer el esfuerzo de las mujeres, en particular de las jóvenes, por procurar dar pasos más grandes y rápidos a favor de la igualdad y el goce pleno de los derechos.

Este año el lema de esta conmemoración es “Mujeres líderes: por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19” y apunta a que, en medio de los enormes desafíos que impone esta pandemia, no se puede cejar en el empeño por lograr condiciones de acceso igualitario del segmento femenino a esferas de decisión, tanto en el ámbito público como privado. Esto, en el entendido que, si bien se ha avanzado respecto de los derechos, aún es enorme la brecha en el campo de la toma de decisiones.

La crisis sanitaria ha implicado que millones de mujeres han caído al nivel de la pobreza extrema, perdiendo sus puestos de trabajo o debiendo abandonarlos por la necesidad de cuidar a sus hijos, padres o familiares enfermos por el coronavirus. Pagan el precio, además, de la falta de capacitación y poco acceso a tecnologías digitales.

Como bien se remarcó desde Onu Mujeres, la solución de estos problemas no puede dejarse sólo en manos de los hombres.

El año pasado, las mujeres representaban el 4,4% de los cargos de dirección general en el mundo; el 16,9% de los puestos en consejos de administración; el 25% de los escaños de los parlamentos nacionales; y el 13% del total de las personas involucradas en negociaciones de paz.

Sólo 22 países cuentan actualmente con una mujer como Jefa de Estado y, en 119, esto no ha ocurrido nunca.

En Chile, este año se enfrentarán siete procesos eleccionarios, en los cuales se espera que se aumente en forma significativa la participación de la mujer en cargos de representación popular.

Particularmente desafiante resulta el proceso de redactar una nueva Carta Fundamental, que estará marcado por la paridad de los integrantes de la Convención Constituyente y que debería redundar en un texto madre que tenga, como nunca en la historia del país, una profunda mirada femenina respecto de los derechos de hombres y mujeres y de la sociedad que queremos construir.