Carlos Abarzúa: “Hoy es cuando se necesitan lograr los cambios que atiendan el sentir de la gente”
“Soy abogado en libre ejercicio de la profesión”, dice Carlos Abarzúa Villegas. Nunca ha militado en partido pero deja en claro que “mi domicilio político siempre ha sido la centro izquierda”.
Es nacido y criado en Punta Arenas. Los estudios básicos y medios los realizó en el Liceo San José. Y en la Universidad de Chile estudió Derecho.
Es hijo de Francisco Javier Abarzúa Lagos y María Candelaria Villegas Vargas. Sus hermanos son Francisco Javier, Paola Silvana y Ximena Andrea (Q.E.P.D.).
“Estoy convencido que este desafío Constitucional, y el proceso que vamos a vivir a partir del 11 de abril, hará que podamos tener un Estado Social y Democrático de Derechos, en donde la Educación, la Salud y la Previsión Social sean derechos sociales garantizados por el Estado de forma universal”.
Carlos Abarzúa quiere ser constituyente “para representar a todas las personas que vivimos en Magallanes. Para escribir esta nueva Constitución. Porque hoy es cuando se necesitan lograr los cambios que atiendan el sentir de la gente, instalando la institucionalidad y un equilibrio de poderes adecuados y no solamente una lista de derechos que sean impracticables, justamente porque no se construyó esa institucionalidad que la soporte y ese equilibrio de poderes que los haga exigibles. Esa Constitución será papel mojado”.
Sostiene que “las personas que vivimos en Magallanes requerimos una mirada inclusiva, descentralizada, que atienda nuestras tremendas diferencias, reconociendo la autonomía de este territorio en términos administrativos, políticos y principalmente económicos. No quiero que tengamos que seguir golpeando puertas en Santiago para que nos oigan los que no escuchan y que, de una vez por todas, se redistribuya el poder a las regiones, y que eso sea un real poder que constituya un nuevo entendimiento ó pacto social. Por eso quiero ser constituyente”.
Descentralización
Entre las principales propuestas que le gustaría incluir en la nueva Constitución está la descentralización. No es solamente un capítulo en la nueva Constitución, sino que todo su texto y en todas sus estructuras exista una descentralización del poder administrativo y político. En el actual estado de cosas, la descentralización y las regiones somos un apéndice, una suerte de excepción dentro de una regla general que es el Estado unitario central manejado desde Santiago”.
“Pero también quiero que nuestro pacto social se haga cargo de las reales y más sentidas necesidades de las personas, que son educación, salud y pensiones. No es mi interés hacer una constitución para generar empresas y clientes de estos derechos, sino que quiero que la constitución trate a los ciudadanos como tales y no como hoy en que somos meros consumidores. El acceso universal a estos derechos es fundamental para avanzar en democracia y terminar con esta ilógica en que sólo logran buena salud o educación o pensiones quienes tienen la fortuna de poder pagarla”.
Dice que la crisis de representatividad actual es debido a una Constitución que reproduce
desigualdades, “que sólo garantiza accesos a derechos sociales y que hemos heredado desde la dictadura de Pinochet. No podemos seguir anclados a ese modelo de sociedad”.
En pleno siglo XXI propone constituir un Estado Social y democrático de Derechos, que acentúe la democracia participativa y el poder de los territorios excluidos y extremos, como lo es Magallanes. “Un Estado que reconozca a la salud como un derecho social, con carácter universal, en donde la atención primaria en los Centros de Salud Familiar sea la prioridad de todas las políticas, donde el acceso esté garantizado sin discriminación por dónde vives o a qué previsión estás afiliado”.
Para Abarzúa el proceso de vacunación demuestra que la atención primaria logra llegar de inmediato y de manera universal a cubrir a la población más vulnerable con un enfoque descentralizado, territorial, de pertinencia, y de garantía. “Yo aspiro a una sociedad en donde no exista esa brutal segmentación como la que vemos instalada en Santiago de Chile”.
Es necesario para él reconocer en la nueva Constitución el Derecho a la Previsión Social, “donde las jubilaciones sean efectivamente garantizadas por el Estado, mediante un incremento impositivo y una cotización obligatoria también para el empleador, con lógica de solidaridad entre personas más jóvenes y personas que se encuentran en edad de jubilar. Con discriminación de género para así contrarrestar el pobre ingreso de las mujeres al mercado laboral. Con reconocimiento de cuidados, de diferencias salariales, del territorio donde se prestan los servicios ya que es distinto trabajar en Puerto Edén que en Concepción. De reconocimiento de los trabajos pesados y que dejemos atrás la lógica de que el mercado es quien asigna, distribuye y cubre a quien lo pueda pagar”.
Libertad de trabajo
“En Chile hoy tenemos garantizada la libertad de trabajo y la libertad sindical, y no el Derecho al trabajo y la sindicalización. La libertad de afiliación, por otra parte, ha hecho que los colegios profesionales pierdan fuerza, o no tengan tutela ética de los profesionales que cada vez se incorporan con menos regulación a ejercer profesiones, y que debemos pasar decididamente a vigorizar todos los cuerpos intermedios de la sociedad. La nueva Constitución tiene que tener la potencialidad de que la política logre transformar la vida de cada ciudadano, y que vuelva a tener la capacidad transformadora, liberadora y que ello denote el transcurrir del tiempo presente”.