Necrológicas

Economistas sobre impuesto a los súper ricos: “Se justifica social, moral y económicamente”

Lunes 15 de Marzo del 2021

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De acuerdo a lo publicado por el ranking de la revista Forbes, al menos cinco súper ricos en Chile han incrementado su fortuna el año 2020, pese a la crisis económica generada por la pandemia del Covid-19, y entre ellos, el Presidente Sebastián Piñera.

En paralelo, el proyecto que permitiría un tercer retiro de los fondos previsionales se encuentra en discusión en la comisión de Constitución de la Cámara de Diputadas y Diputados, impulsado por la necesidad de las y los chilenos de solventar la crisis económica que ha dejado una tasa de desocupación de un 10,2% en el país.

De acuerdo con la Fundación Sol, considerando antecedentes como las cifras del ranking de la revista Forbes, resulta relevante, urgente y posible hablar de un impuesto a los súper ricos chilenos, planteado a través de un proyecto de ley que esta semana se reanudó en la Cámara Baja.

“Entendiendo como súper ricos a personas que tienen un patrimonio sobre los 100 millones de dólares, en el caso de Chile (de acuerdo a una investigación reciente de los profesores López y Sturla de la Facultad de Economía y Negocios, Fen, de la Universidad de Chile, serían cerca de 263 individuos a nivel nacional”, explicó Benjamín Sáez, de la Fundación Sol.

“Se estima que el 0,1% más rico acumula un 34% de la riqueza privada total, por lo tanto estamos hablando de un país con una súper acumulación de los ingresos”, explica Sáez a El Desconcierto. Según la información manejada por el organismo, son las familias y grupos como Luksic, Ponce Lerou, Piñera, quienes aumentaron sus ingresos en el contexto de la pandemia.

Así, “en este contexto de dificultad económica en general, en términos de lo que experimenta la clase trabajadora, en un sentido amplio, vemos que estas grandes fortunas no sólo no han perdido parte de su patrimonio, sino que incluso lo han aumentado”, indica Sáez.

Por ejemplo, en el ranking Forbes se puede observar que el patrimonio del grupo Luksic aumentó, entre los meses de marzo a diciembre del año 2020, de 10.800 millones de dólares a 19.800 millones de dólares. En el caso de Ponce Lerou, también se duplicó prácticamente su patrimonio, pasando de 1.700 millones de dólares a 3.500 millones de dólares.

En el caso del Presidente Piñera también se observó un aumento desde los 2.600 millones de dólares a 2.900 millones de dólares como patrimonio. Sin embargo, estas cifras no son las que el Mandatario ha trasparentado, y no coinciden con las entregadas en su declaración de patrimonio.

Para la economista de la Universidad de Chile, Lysette Henríquez, es este punto el que no permitiría que un impuesto a los súper ricos sea de la rentabilidad que se espera: la “opacidad” de quienes acumulan grandes fortunas en Chile.

“Sólo con el ejemplo del Presidente de este país, que según Forbes tenía una fortuna de 2.900 millones de dólares, pero en su declaración pública de patrimonio aparecían inicialmente 800 millones de dólares, y después lo arreglaron, y ahora aparece como de mil millones de dólares”, explica.

“Tiene hasta a los nietos de socios, y todas las cosas distribuidas de una forma que no es claro dónde están los recursos, y eso pasa en general con todas las otras grandes fortunas chilenas”, agrega la ingeniera civil industrial.

Para Henríquez, presidenta de la comisión Económica del Partido Socialista, es por esta razón que “el rendimiento de un impuesto de esta naturaleza en el Chile actual puede que no sea tan alto como desean las personas que inicialmente lo impulsaban. Esto se ve por la opacidad que tienen los sectores de altos ingresos respecto a sus patrimonios”.

De todas formas, está de acuerdo con que el impuesto a los súper ricos “es algo que uno siente de la mayor justicia social”, especialmente considerando que el costo económico de la pandemia del Covid-19 “lo han pagado los trabajadores de una forma brutal”.

Para no tener que usar
fondos de pensiones

Para el economista Manuel Riesco, fundador y vicepresidente del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), la necesidad de implementar un impuesto a los súper ricos es una consecuencia del sistema neoliberal en el cual las riquezas están “groseramente” concentradas en un sector del país.

Según explica Riesco a El Desconcierto, “en la estructura del capitalismo, en los últimos 30, 40 años, en todo el periodo neoliberal, la estructura social ha cambiado y ha aparecido una clase rentista que está en la cúspide, sobre todo ligada al capital financiero”.

“Sin hacer aportes en creación de valor -porque no producen nada, ni siquiera un servicio, sólo manejan un activo escaso que es el dinero-, cobran una tajada desproporcionada, que en definitiva es una renta. La renta siempre son sobreprecios sobre una actividad”, agrega.

En este sentido, el ingeniero civil industrial y magíster en economía indica que “las estructuras impositivas tradicionales están adecuadas a estructuras capitalistas normales, pero no obtienen su riqueza de una manera proporcional a la población”.

“Cuando hay una estructura tan concentrada, tan concentrada, es una grosería brutal”, asegura el economista.

Por esto, concluye que “una legislación tributaria moderna tiene que incluir impuestos a los súper ricos. Y los impuestos a los súper ricos significa el impuesto más potente, igual que en el caso del cobre, porque se calcula sobre las ventas total”.

“Ahí no te pueden ‘hacer leso’ pretextando con que perdieron mucha plata, porque les subió mucho la cuenta del agua, de la luz, y así te hacen ese ‘chamullo’”, continúa. “En las declaraciones de impuestos (los empresarios) hacen ‘chamullos’ por todos lados, pero hay uno que no pueden hacer, y es la casa en donde viven, eso está a la vista de los funcionarios de Impuestos Internos. Así toma la forma del impuesto al patrimonio”.

Riesco cree que “el impuesto al patrimonio es el impuesto más eficiente que puede haber, porque no distorsiona precios, nada, sino que es redistributivo neto (…) ¿Y por qué se justifica social, moral y económicamente?, por esta situación completamente absurda a la cual ha llegado la distribución del ingreso”.

Realidad internacional

Según relata Manuel Riesco, un proyecto similar al impuesto a la riqueza “está en el programa de Bernie Sanders, está en el programa de (Joe) Biden, está en los programas de muchos, y desde luego en el del Partido Socialista Laborista británico, en fin”.

En Argentina, por ejemplo, se aprobó en diciembre un proyecto de Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las grandes fortunas que buscaba ayudar a moderar los efectos de la pandemia del Covid-19.

En España, en septiembre de 2011 se reactivó el Impuesto sobre Patrimonio a modo de respuesta de la crisis económica que afectó al país. También en Francia, Italia y Países Bajos se han implementado sus propias versiones del arancel, como en otros sectores de la comunidad europea.

“Hasta existía en Chile hasta fines de los años 70”, agrega Riesco. “Lo había puesto Frei Montalva en su época, y Pinochet lo mantuvo, pero al final lo derogaron”, explica, sobre el Impuesto al Patrimonio de Chile, derogado el primero de enero de 1975.

Otras medidas
de emergencia

De todas formas, de acuerdo con el ex ministro de Economía Carlos Ominami, en Chile ya existen los recursos necesarios para solventar la crisis económica considerando, por ejemplo, que el precio del cobre alcanzó cifras históricas en los últimos días.

“Es evidente que el país tiene mayores holguras, producto del alto precio del cobre”, explica. “El presupuesto nacional está construido sobre una base de estimación del precio del cobre de US$ 2,90 la libra. Es absolutamente seguro que el precio promedio de este año va a estar por sobre los US$ 3,50”.

Según Ominami, “eso significa mil cuatrocientos millones de dólares adicionales, con los cuales se puede perfectamente financiar un ingreso de emergencia”.

Para la experta Lysette Henríquez, “no hay que hacerse grandes expectativas” con el posible impuesto a los súper ricos, más bien destinar energías a incentivar un acuerdo tributario.

“Yo creo que lo que hay que pensar en serio es una reforma tributaria, y un acuerdo tributario en largo plazo, para que no sigan pagando los sectores vulnerables el costo de la crisis. Y para que los sectores de mayores ingresos hagan un real aporte a todo esto”, señala.

Desde la Fundación Sol, Sáez también comparte la necesidad de realizar “una serie de reformas y medidas de emergencias, como la posibilidad de una renta básica de emergencia u otros mecanismos de transferencias directas».

Para el organismo, “pueden tener un margen relevante de financiamiento sin tener que comenzar a destruir el patrimonio de millones de hogares de clase trabajadora para enfrentar la crisis, que hemos visto en estas políticas de retiro de los ahorros de la previsión, y según propuestas recientes, también del retiro de cesantía”.

“Hay que hacerlo
de todas maneras”

La mayoría de las y los economistas consultados comparten la postura de implementar un impuesto a la riqueza, que para Riesco no es otra cosa que “una consecuencia de esta distorsión gigantesca de la sociedad moderna”.

Para la Fundación Sol resulta importante establecer una contribución mayor para los súper ricos. “Un impuesto de estas características es bastante urgente, y, es posible por ejemplo, si se implementa un impuesto como el que proponen los profesores López y Sturla, de 3,5% a los súper ricos, es posible recaudar, por ejemplo, más de 4.500 millones de dólares en un ejercicio”.

“Esto es una cuestión que no atenta contra la economía”, complementa el fundador de Cenda.“Es lo más justo que hay, es necesario, no es revanchismo, lo que pasa es que se ha generado una casta que no le sirve a nadie, que es esta casta o costra de súper ricos, que son rentistas y no producen un carajo, que ganan y se llevan un tercio del Producto Interno Bruto, y en el caso de Chile más”.

El Desconcierto