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Néstor Scepanovic: 40 años de historia con “El Sarcófago”

Lunes 19 de Abril del 2021

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La Turismo Carretera 5.000 c.c. se ha caracterizado en su larga historia por tener muchos autos emblemáticos que han dejado su huella en nuestros circuitos y autódromo, algunos de los cuales ya los hemos descrito en estas páginas.

Hoy queremos entregar detalles de un auto que también tiene su “cuento propio” dentro de los anales de la TC como lo es el de la máquina de Néstor Scepanovic, piloto decano de la serie y que fue un gran animador y campeón en la época de mayor apogeo de la categoría.

En reciente conversación con Francisco “Pirulo” Oyarzo en el programa “Ases del Volante” que se transmite todos los lunes en Radio Polar, “Chepa” entregó detalles y antecedentes desconocidos del emblemático auto.

“El primer auto que construimos, comenzó señalando Néstor, lo hicimos con Simón Vukovic. Teníamos a medias un Ford Ranchero ‘58 de dos focos, que era el único que había en Punta Arenas y que perteneció a Sergio Uyevic quien lo corrió cuando participaban autos de este modelo (fines de los ‘60, comienzos de los ‘70)”.

“Siempre tuve la intención de armar un auto de carrera. La verdad es que teníamos sólo el chasis y motor del auto ya que la carrocería se la había dejado Sergio, logrando disponer sólo de un motor Ford de 4.500 c.c., una caja de tres marchas que no tenía nada especial y el chasis que era súper largo”.

CARROCERIA HISTORICA

“Lo fuimos construyendo con la ayuda de mi cuñado y del propio Simón, nos conseguimos una carrocería con (Esteban) Capkovic, que creo era la del primer auto que él construyó, una Coupe que debe haber sido del ‘35”.

“La tuvimos que amoldar al chasis largo del Ranchero, manteniendo la distancia entre ejes. Logramos armarlo y después de un buen tiempo fuimos a correr a Porvenir”.

“Debuté en Porvenir con un volcamiento. Fue la única vez que me he volcado. Yo andaba con mi cinturón de cintura -como se usaba en esa época- nada más. El auto andaba rápido, estábamos probando en la previa, logramos girar dos o tres vueltas y nos volcamos en la bajada del circuito ‘Almirante Señoret’ donde nos fuimos contra un cerro, se rompieron muchas cosas en la máquina y hasta ahí llegó nuestro debut. Recuerdo que yo salí por mis medios y Simón (Vukovic) quedó colgado y tuvimos que ayudarlo”.

“A ese auto lo bautizamos en un comienzo como ‘La Liebre 3’, pero después de un tiempo lo llamamos ‘El Sarcófago’, cuando ya tenía otro motor más moderno, siempre de Ford, con una caja ZF de cuatro marchas que mandamos a buscar a Argentina con lo que mejoramos el rendimiento, además le disminuimos la distancia entre ejes para que no fuera tan largo, pero siempre mantuvimos el resto de los fierros”.

“Después de mucho tiempo de correr con esa máquina construimos un nuevo auto que fue con el que salí campeón el ‘87 en el asfalto y que es el que mantengo hasta estos días. Yo paré un tiempo de correr en 1982, cuando ya se dejó de hacerlo en tierra (la última carrera en tierra por el campeonato la ganó el propio Scepanovic)”.

– Luego en el asfalto te enfrentas a grandes campeones de la época: “Tincho” Gómez, “Rancho” Pérez, Juan Dragosevic, “Chueco” Masle, José Caldichoury. ¿Recuerdas los duelos con ellos?

– “Masle corrió poco. Estuvo más en la tierra. Arregló su auto para el asfalto pero después dejó de correr. Había partido antes que yo y por mi lado estuvimos dos años haciendo el prototipo del que estuvimos hablando. Cuando yo volví él ya no estaba participando”.

– Entonces se cruzaron más en la tierra. Hay una historia sobre una clasificación un sábado donde logras el primer lugar ante ‘La Zapatilla’ de Ravena, estaba ‘Toño’ Bradasic, salieron todos, tú logras la ‘pole’ y prepararon especialmente la partida para el día siguiente.

– “Lo que pasaba es que ‘La Zapatilla’ que tenía Ravena era muy rápida para salir y yo tenía un auto con una relación de diferencial corta, incluso la caja era demasiado corta, era de la misma ZF pero que la usaban las ambulancias, le decían la caja ambulancia, picadora pero se iba toda en vueltas”.

“Yo tenía la ‘pole’ pero sabía que Ravena me la iba a ganar la largada por lo que se nos ocurrió el mismo sábado limpiar de piedras todo el sector por donde tenía que salir. Todos, incluida mi esposa, mis amigos, todo el equipo, fuimos a limpiar sólo el lado de la ‘cuerda’ y el lado contrario no. Para ese lado tirábamos las piedras”.

“Lógicamente en la primera manga funcionó. Salí por poco ya que habían estado las otras categorías corriendo antes que habían dejado piedras, pero estaba con más ‘grip’. El salió segundo, corrimos toda la carrera, eso me aseguraba que mientras anduviera bien no me podían pasar, logré el primer lugar en la primera batería”.

“La segunda fue un tierral y piedras por todos lados, sabía que ahí no iba a poder barrer. Partimos y me pasó, yo fui detrás de él pero cuando llegó abajo a tomar la curva se fue su auto afuera, yo bajé un poco y me metí por dentro, él volvió a la pista y me tocó atrás en la rueda, lo sentí, y con el golpe salió fuera y lo pasaron todos”.

“Luego empezó a adelantar autos hasta que se topó con el de Bradasic, que estaba atravesado arriba (en la laguna) porque se le paró el motor y tapado de tierra. Nosotros normalmente cuando entrábamos veíamos tierra y acelerábamos a fondo nomás. Esa era una maniobra temeraria que siempre se hacía, pero cuando se dio cuenta que estaba el auto atravesado ya no tenía nada que hacer y golpeó en la puerta al auto de ‘Toño’”.

– Ese fue el fin del Ford Falcon de José Muñiz, ¿Estuviste siendo parte del Patagónico?

– “Yo no fui al Patagónico de la categoría porque dejé de correr cuando rompí el motor el ’88, donde el auto no doblaba y sólo respondía si le ponías neumáticos ‘slicks’ (sin dibujo), entonces decidí parar y comprar nuevos fierros en Estados Unidos”.

“La idea era hacerlo doblar mejor, pero en ese tiempo compré un (Ford) Mustang usado, siempre quise tener uno. Era muy sencillo, de seis cilindros, con un motor chico de 2.000 c.c., caja de tres marchas y tambores de frenos en las cuatro ruedas”.

“En ese tiempo justo Santiago Masle cambió sus talleres y tuvo que armarlo en un nuevo terreno, así que todo ese tiempo no estuvo trabajando y yo tuve que arreglar el auto de carrera y además quería también mejorar el Mustang. Cuando tuvo listo su taller Santiago me preguntó que auto arreglaba primero, yo pensando que el Mustang iba a entrar y lo íbamos a arreglar pero pasó mucho tiempo y finalmente dejé de correr el ‘89”.

– Podemos decir que ‘El Sarcófago’ tiene motorización Ford, chasis de un Ranchero, todo el tren delantero, diferencial y otras cosas también se mantuvieron.

– “En este auto hicimos muchas cosas distintas porque le pusimos radiadores atrás, cerramos adelante para mejorar la aerodinámica. Tenemos la entrada de aire por los lados, buscamos hartas cosas para ir mejorándolo, atrás también le pusimos espirales que no tenía, unos tensores, barra estabilizadora, arreglamos el tubo de escape, el frenaje era malo y tuvimos que desarrollarlo. Lo hicimos distinto para mejorar la aerodinámica y quedara como prototipo, dejándolo bastante bien en ese aspecto”.

“Hacer un auto de cero es muy complicado. Es preferible comprar uno hecho, como los que trajeron de Argentina, que ya están fabricados para correr. Cuando nosotros comenzamos a arreglarlo no habían muchas desarmadurías y lugares donde pudieras ir a buscar partes o donde comprar, además no se tenía un gran conocimiento de como hacerlo. Todo era más precario. Hoy la cosa es muy diferente”.

En el cierre Néstor Scepanovic ve difícil el regreso pronto de la actividad en la pista por el tema de la pandemia, “todavía se ve difícil cuando podremos volver, pienso que no antes de un año, no va a ser fácil porque todavía hay muchas cosas que hay que mejorar y arreglar”.

“Agradezco a toda la gente que siempre nos apoya, gente que le gusta la categoría. Cada vez que salimos hay un apoyo, me encuentro la gente en la calle y me apoyan porque les gusta ver los autos de la categoría que son distintos y que aún mantienen vigente este deporte”.