Necrológicas

Partidas tristes

Por Juan Francisco Miranda Jueves 29 de Abril del 2021

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Nunca es fácil enfrentar los momentos tristes de la partida de un ser querido, aun cuando sabemos que, así como nacemos, algún día vamos a dejar de existir. Lo cierto es que cuando la muerte nos arrebata a un familiar, a un amigo o amiga, es cuando lo obvio se hace inexplicable, doloroso y triste. No hay consuelo inmediato, se aprieta el corazón, y se siente la ausencia. Hace poco más de un mes, Claudia Ruiz Hijerra después de dar una lucha contra el cáncer partió. Ayer, Rodrigo Camino Sánchez partió producto de un accidente en el Río Bueno, que nunca será bueno para sus amigos y familiares. Ambos fueron mis hermanos de la vida, de esos que me ha regalado Magallanes. Ambos seres de luz, fraternos, y cariñosos. Buenas y nobles personas, que pude conocer en el servicio público en el primer gobierno de Michelle Bachelet. Ambos fueron excepcionales servidores públicos, de esos que más allá de horarios y obligaciones legales y administrativas, siempre, siempre estaban dispuestos a cumplir la misión más allá de lo convencional.

Claudia como directora en ese entonces del Sernam, más adelante en otras funciones en la Subdere siempre ligadas a combatir la desigualdad, de género y de la que también genera el territorio. En especial de las zonas más apartadas, y de las personas que muchas veces no son atendidas, escuchadas, y son invisibilizadas. Siempre con ternura, pero también con decisión dio muchas batallas para hacer un poco mejor la vida de muchas personas. Amiga de sus amigos y amigas, a quien le irradiaba lealtad y consecuencia.

Con Rodrigo como director de Obras Hidráulicas del Mop, pudimos construir el primer plan maestro de aguas lluvias de Punta Arenas, y tantas otras obras hidráulicas en la región. En horas de emergencia por lluvias intensas, hasta altas horas de la madrugada recorríamos los distintos puntos de la ciudad junto a funcionarios municipales, y del gobierno regional. Entre todos pudimos sacar adelante la tarea para que no se inundaran más las personas en los días lluviosos y fríos que brinda esta tierra bendita.

Hoy siento tristeza, y la comparto contigo querido lector, porque me imagino que también has perdido algún ser querido. Son estas situaciones las que nos hacen más humanos, más frágiles, y por lo tanto más sensibles para distinguir la importancia de valorar las cosas bellas que nos da la vida, y los seres luminosos que están a nuestro alrededor. Esos a quienes muchas veces no llamamos, y no nos damos el tiempo para demostrarles el amor, el afecto, y la amistad. La pena, la angustia, y la tristeza no se van rápido. Es más, creo que forman una capa en nuestros corazones, y que con el paso del tiempo se va transformando en nostalgia y melancolía, que traen siempre consigo los recuerdos de los buenos tiempos, pero que no reemplazan la voz, al abrazo, y el solo hecho de sentirlos cerca.

Me duele el corazón, pero también quizás de manera inconsciente el dolor viene acompañado de gratitud a la vida, al Creador o al Universo. Gratitud por haber conocido a buenos seres humanos como Claudia y Rodrigo. Gratitud por haber podido caminar junto a ellos en un periodo de mi tiempo. Gratitud por seguir rodeado de otros seres maravillosos. Gratitud por seguir encontrándome con seres luminosos que vienen a dar color al paisaje gris de la injusticia, transformándolo en algo mejor.

En tiempos difíciles, la fragilidad en la que nos encontramos, a pesar de creer que no lo somos, viene a golpearnos fuertemente para decirnos que nuestro tiempo será breve, que la lección más importante es aprender a reconocer lo esencial de la vida. Mis dos amigos del alma me confirman que lo más importante es dar amor, sonreír más, valorar lo que somos, y agradecer todo lo que nos toca vivir en este paso breve en la escala del tiempo universal.