Leyes faltantes para instalación de gobernadores regionales

El domingo 13 de junio, los ciudadanos serán nuevamente convocados para participar en el balotaje de las elecciones de gobernadores regionales en 13 de las 16 regiones. Ello, porque sólo en Valparaíso, Aysén y Magallanes se resolvieron estos comicios en la primera vuelta al concitar el candidato ganador el 40% de la votación.

Tal fue el caso de Jorge Flies Añón, quien se impuso con el 42% en Magallanes en la doble jornada electoral del sábado 15 y el domingo 16 de mayo.

A menos de 50 días de asumir las nuevas autoridades, siguen en el Congreso dos leyes clave sobre la descentralización.

Se trata de los proyectos de transferencia de recursos financieros y de competencias. La primera iniciativa está en trámite desde septiembre del año pasado con urgencia simple. El texto busca fortalecer la descentralización financiera de los gobiernos regionales, establecer normas sobre responsabilidad fiscal y crear fondos con el objetivo de dotarlos de herramientas necesarias.

La segunda iniciativa está en trámite desde octubre del año pasado con urgencia suma y quiere definir el concepto de competencia en forma unívoca y establece un procedimiento para seguir y evaluar las facultades concedidas. También dispone que sea el Contralor quien resuelva cuestiones de competencias e incluye normas para evitar la duplicidad de funciones. Regula el denominado silencio administrativo y precisa el rol que tendrá la Unidad de Control del gobierno regional, entre otras atribuciones.

Lo preocupante es que las dos iniciativas aún están cumpliendo su primer trámite legislativo en el Senado, restando que sean consideradas, además, en la Cámara de Diputados.

Pero, al ser disímiles las posturas, lo más cierto es que ambos textos tengan que ser dirimidos en un tercer trámite en la cámara de origen e, incluso, no se descarta que vayan luego a una comisión mixta.

Esto hace nuevamente preguntarse cuán prudente fue dar curso a la elección de gobernadores sin que cuestiones tan claves hayan sido previamente legisladas.

Igualmente cabe temer que la premura que impone la fecha de instalación de los nuevos gobiernos lleve al Congreso a despachar leyes que no aporten realmente a la descentralización, sino que dificulten dicho proceso.