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El segundo año de pandemia debe ser el año del cuidado y protección social de nuestros mayores

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 2 de Junio del 2021

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Hace algunas horas que nuestra ciudad ha transitado a Fase 2 dejando atrás la tercera cuarentena, esperamos que no vengan otras. Principalmente por nuestros mayores. Ellos como ningún otro grupo etario han sido afectados por la pandemia con una alta tasa de mortalidad en las primeras olas; actualmente están bastante protegidos por el plan de vacunación tanto contra el coronavirus como la antiinfuenza anual.

Las cifras entregadas en estos días hablan de la eficacia de la vacuna en disminuir el número de enfermos, el número de los que se complican, de los que deben hospitalizarse en unidades críticas y de muertos. Hay que dejar en claro que es una disminución del riesgo poblacional, pero que igualmente habrá mayores vacunados que se enfermen, que deban ingresar a una Uci o morir.

Pero para que eso disminuya aún más deben coexistir otras medidas sociales y de autocuidado: distanciamiento, uso de mascarilla, lavado frecuente de manos y ventilación de los espacios.

Lo que falta para disminuir el riesgo de los mayores es justamente el compromiso familiar, social y del Estado para con ellos. No hay adulto mayor que no haya sufrido una merma por estos meses de confinamiento, tanto por el aislamiento como por la falta de controles de salud y la nula posibilidad de realizar actividades sociales.

Recién en Fase 4, que parece tan lejana, será posible que puedan volver a reunirse, en grupos acotados y por periodos de tiempo también limitados. Viéndolo así, falta demasiado tiempo para ello.

Ojalá las instituciones que normalmente trabajan con mayores ya vayan preparando las actividades para ese futuro que esperamos, mientras tanto se deben preparar programas de intervención para mayores autovalentes y dependientes que viven en comunidad o en centros protegidos. Ya no basta con cuidarlos desde lo sanitario.

Mientras esperamos que se desarrollen esos programas sociales, desde las municipalidades y los entes sociales comunitarios, el rol les compete a la familia o entorno social.

No basta una canasta de alimentos, un llamado o un saludo a través de las ventanas a nuestros mayores. Este año necesitan más y es el deber de todos los que tenemos a nuestros ascendientes vivos hacer algo por ellos. Ojalá en familia y varios a la vez.

Los nietos y nietas menores pudieran a través de las actividades de los colegios escribirles cartas o dibujos a sus mayores, con frases motivadoras, con vivencias de lo que significa para los niños contar con sus abuelos y abuelas. Enviarles vales por abrazos y caricias a cobrar cuando sea posible hacerlo, se trata de involucrarlos intergeneracionalmente. Una estrategia importante y necesaria para una sociedad que envejece es que niños y niñas crezcan cerca de sus mayores y convivan cotidianamente. Es beneficioso para ambos, lo han demostrado diversos estudios, hoy es tiempo de hacerlo realidad en Magallanes.

Los hijos o parientes mayores pueden llevarles insumos o alimentos hasta la puerta de sus casas, es un gesto y ambos lo valoraran. Llevar un registro de lo que les han dejado con fecha y cantidad; llamarlos en otra oportunidad para saber si fue de su agrado lo que les llevaron, qué otras necesidades deben cubrirse. Boletas de consumo a pagar, cuentas y más completan una tarea para los jóvenes por sus mayores. Ojalá pudiese incentivarse esto también en jóvenes y voluntariados para hacerlo posible en mayores que no tienen redes familiares. Allí también es necesario motivarlos a la vacunación cuando les corresponda, por la responsabilidad para con sus mayores.

Se trata que los mayores se queden en el ambiente hogareño y de protección, que sus salidas de casa sean las menos posibles y siempre protegidas.

Significa tomar contacto con el centro de salud que lo atiende, verificar las prescripciones dietéticas, de actividad y reposo, de los cuidados a mantener y del plan de farmacoterapia implementado. Verificando: nombres, dosificación, horarios de toma y precauciones a tener; periodicidad del retiro o dispensación de fármacos. Planificar los siguientes controles en su centro de salud comunitario y priorizar las atenciones que deban realizarse, ya sean en forma presencial y cuáles pueden atenderse telemáticamente o a través de atenciones en domicilio. Es importante recordar los últimos controles y exámenes realizados, cuáles están pendientes y cuáles se realizaron.

Una tarea enorme dada la cantidad de adultos mayores de nuestras comunas y la dedicación que la atención primaria tiene en esta pandemia. Por lo cual el trabajo debe ser compartido y asumido también por los centros formadores de profesiones del área social y de salud.

Es una forma de reconocer a nuestros mayores por lo trabajado y aportado en otras edades. Una comunidad que cuida y protege a sus mayores es una mejor sociedad. Motivarlos a cuidarse, a portegerse, a mantenerse activos y conectados socialmente es una gran tarea.

Este año, el segundo año de pandemia debe ser el año del cuidado y protección social, centrado en nuestros mayores. Todos esperamos vivir y ser viejos, pero en una sociedad que nos valora y nos cuida, eso se construye hoy. Este año 2021 el trabajo debe ser por los mayores.

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