Necrológicas

– Higinio López Sillard

– Cremilda del Carmen Márquez Vargas

– María Nahuelquín Barría

Advierten que, desde el inicio de la pandemia, se ha observado un deterioro cognitivo de los pacientes de la Unidad de Memoria

Domingo 4 de Julio del 2021

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– Con distintas medidas se ha buscado hacer frente a las restricciones sanitarias
impuestas por el coronavirus y los trastornos en la salud de los usuarios y sus cuidadores.

Con atenciones remotas y a domicilio, la Unidad de Memoria del Hospital Clínico de Magallanes ha buscado mantener la atención a más de 195 pacientes que permanecen bajo control, quienes han sufrido el impacto de la pandemia y de las restricciones sanitarias. Estas mismas herramientas se han usado para apoyar a sus cuidadores y entorno cercano, con lo que atienden alrededor de 400 usuarios.

Tras la irrupción del Covid 19, se suspendió la atención presencial, al menos al comienzo. Durante esa época, se prestó apoyo a otras unidades como Rehabilitación, Unidad Médica Ambulatoria, Farmacia, para la atención de pacientes luego de infección grave por Covid (psicóloga). No obstante ello, con las semanas se inició modalidad no presencial de atención a través de video llamados y contactos telefónicos de usuarios y sus familiares, además se potenció horas de visita domiciliaria integral, y se mantuvieron los talleres grupales para pacientes y también los de los cuidadores a través de modalidad online sincrónica.

Al recibir nuevo espacio físico de la Unidad de Memoria se reinició las atenciones presenciales durante febrero de este año, manteniendo también telemedicina y no se había podido dar curso a talleres grupales presenciales por problemas de aforos.

Desde el Hospital Clínico, advierten que, desde el comienzo de la pandemia, el 70% de los cuidadores de adultos mayores con demencia han observado un declive en la memoria o en el comportamiento de éstos. El cuidado de una persona con demencia resulta habitualmente un desafío en sí mismo, pero en el contexto de una crisis sanitaria como ésta muchas de las dificultades se acrecientan. La ruptura de las rutinas diarias y la ausencia de vínculos por las cuarentenas afectaron negativamente a las personas con deterioro cognitivo y a su cuidador.

Explican que hay un impacto psicológico y social de la pandemia, que es multifactorial, por el cierre de lugares públicos, de hospitales de día, centros diurnos y talleres en la comunidad, la cancelación de actividades recreativas y de sus centros de salud. Los cambios en las rutinas no sólo afectan a la persona con deterioro cognitivo, sino que además determinan una sobrecarga para el cuidador y limita su tiempo libre lo que, asociado a las demás consecuencias de la pandemia, genera más ansiedad y en algunos casos menos tolerancia con la persona afectada, lo que puede llevar a situaciones de abuso.