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Magallánico Marcelo Noria conquistó en invierno cumbre del cerro Covadonga Ona

Martes 6 de Julio del 2021

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Una proeza al sur de Tierra del Fuego que planificó desde hace 14 años

El 28 de junio, a las 15 horas, el equipo del escalador -que reside en una estancia de la isla- logró, tras un trabajoso derrotero por una zona impoluta del sur insular y un complicado ascenso entre la nieve y el hielo, alcanzar la meseta ubicada en el pináculo de la gran mole fueguina

El magallánico Marcelo Noria cumplió una importante hazaña deportiva la semana pasada, al escalar y alcanzar la cumbre -en pleno invierno y en un sector absolutamente aislado del sur de Tierra del Fuego- del cerro Covadonga Ona (ex Diamante), cuya cima se encuentra a 1.268 metros sobre el nivel del mar. Lo acompañó un equipo de andinistas integrado por sus ex alumnos Carlos Rebolledo, Patrick Monrose y Ernesto Teneb.

El deportista relató que hace 14 años pasó por el sector en una competencia del Patagonian Expedition Race, cuando todavía la senda de penetración que construye el Cuerpo Militar del Trabajo no llegaba al área, visibilizando al llegar al mirador del Valle de la Paciencia el imponente cerro. “Cualquiera de nosotros que hace esta actividad lee y se informa sobre el lugar y cuando en otra carrera volvimos a pasar frente a la mole del ‘Diamante’, explorando, me di cuenta que solo no iba a tener cómo ascenderlo”, confesó.

“De ahí nace el instructor, capacitarme más y con el tiempo formar escuela, donde ves compañeros que llegan a ser la cordada. Así, hace cuatro años hicimos el primer intento con un equipo de seis personas, pero me equivoqué en la ruta, tomando la más larga, atravesando los bosques con una mochila muy cargada y al llegar a la nieve, pregunto ¿porqué la nieve? Se debe a que esta cordillera, formada en el Cuaternario y muy antigua, cuando no tiene nieve ofrece poca oportunidad de escalarla, porque se rompe la roca”.

“La estrategia es hacerlo en invierno, con temperaturas bajas, la nieve está compactada y se puede generar peldaños para subir. Por eso usamos equipo de hielo. La segunda vez, en 2020, fui a hacer un ‘scouting’ (exploración) y pensé que este año era el momento. Tenía que ser después del 21 de junio, cuando hay baja temperatura y la nieve se mantiene dura. El frío se combate con buen equipo, pero un terreno malo obliga a llevar más fierros que después no los puedes, o te puedes lesionar”.

“Así, este año junté a los de siempre, mis alumnos, hoy mis amigos, con los que siempre planeamos este tipo de objetivos en la región o fuera, y éste era uno de los principales, porque ‘hacemos montaña’ para a conocer nuestro territorio. Logramos llegar a la cumbre, pero fueron 5 días de trabajo en montaña, el primer día lo hicimos en La Paciencia y esto es importante: con autorización del Parque Karukinka, con recomendaciones, aviso en Carabineros y Cuerpo de Socorro Andino, porque si te pierdes o te pasa algo, nadie te va a encontrar”, enfatizó el escalador.

La penosa conquista de la cumbre

Marcelo Noria relata la cronología de la hazaña de conquistar la cumbre del cerro Covadonga Ona: salida en vehículo apropiado desde Punta Arenas; cruce en ferry; llegada a Porvenir, donde compran sus abastecimientos; viaje al lodge del lago Deseado. Allí dejan la camioneta y se desplazan a pie 4 kilómetros al inicio del camino, siguen otros 12 kilómetros hasta el bosque, en el límite con las nieves. Día 3, caminar entre la nieve otros 8 kilómetros hasta la falda misma de la montaña, una de las etapas más difíciles, porque no se puede llevar skies ni raquetas, ya que mientras más peso contengan sus mochilas, la ‘pega’ es mayor.

“Los que conocemos el bosque de Tierra del Fuego sabemos que se debe pasar muchas veces agachados, entre las ramas congeladas, o saltando por troncos que se han caído, ya que son bosques primarios, nunca tocados. No es imposible, pero es agotador. O si no, le sumas más jornadas al trabajo por otro derrotero. Planeé ir por una arista donde no se acumula tanta nieve y ese día llegamos a un ‘vivac’. Esto es dormir sin carpa, sólo en el saco, a 1.048 metros sobre el nivel del mar”.

Para lo anterior, detalla que hicieron una plataforma en la nieve, cobijándose con ésta en una especie de iglú sin techo, ya que si lo hicieran completo emplearían tres horas y gastarían energías que se necesitan. Agradece a Ricardo Jaña el informe meteorológico remitido de modo satelital, gracias a un dispositivo que también les permitía entregar su ubicación. Así supieron que al día siguiente venían condiciones adversas, pero con posibilidad de abrirse, ya que el viento aleja las nubes.

“No pudimos ascender tan temprano como lo planeamos y lo hicimos como a las 11 de la mañana. A las 3 de la tarde llegamos a la cumbre, escalando en una mezcla de nieve y hielo”. Con la emoción y el júbilo de la conquista deportiva, Noria abrazó a sus fieles compañeros de escalada, y poco después emprenderían el no menos difícil descenso, para llegar al campamento base donde les aguardaba comida y ropa seca.

Pero la bajada de montaña, primero por el relax del objetivo cumplido, fue muy cansador y debieron optar por otra ruta, bajando directo al valle, un trance más largo, llegando al campamento recién a las 3 de la mañana, tras una jornada que empezó el día anterior al desperar a las 9 horas. “Al día siguiente, todos ‘reventados’ debimos caminar otros 16 kilómetros para finalizar la tarea en el lodge del Deseado, comer una cazuela caliente que nos tenía preparada Guido Poduje y dormir como corresponde, cuando termina todo”, finalizó su emotivo relato Marcelo Noria, magallánico nacido en Punta Arenas, pero que reside en estancia Emiliana de Primavera, a 40 kilómetros de Cerro Sombrero.

El clima fue favorable

Las condiciones climáticas, cierra su relato Noria, si bien de mucho frío, fueron bastante favorables y se debió en parte al momento elegido en la planificación general, donde nada debe ser dejado al azar. No es una gran montaña, explica el escalador, pero la cima la lograron en condiciones inhóspitas, en la austral isla grande de Tierra del Fuego y en pleno invierno, lo que es un mérito que pocos pueden exhibir. “La ruta abierta por nosotros la llamamos ‘En Resistencia’, en honor del pueblo Sek’Nam, que está tratando de revalidar su existencia en Chile y que habitó ese adverso sector”.

Noria, que es el presidente de la Asociación de Guías de Tierra del Fuego, llamó a los centros y casas de estudios a formar gente de la isla en competencias para escaladas, donde él mismo ha realizado cursos de cordada a jóvenes del Liceo Hernando de Magallanes y de la Umag, en años recientes. “En Tierra del Fuego he estado en muchas actividades similares, porque soy el que abre la ruta a Yendegaia, trabajando para el Mop y cruzando la cordillera Darwin habitualmente. Y este invierno quiero cruzarla solo”, cerró, anunciando su más próximo desafío.

Fotos Marcelo Noria y equipo