Los intelectuales y sus chambonadas
Suele creerse que los científicos, políticos de alto vuelo, intelectuales y esa gente que conforma la elite de la llamada intelligencia, revoluciona la humanidad con sus logros, inventos y hazañas.
Ello es en parte cierto…pero no hay que interpretarlo literalmente.
Un claro ejemplo de lo que digo lo tenemos en la famosa pastilla azul de los milagros, que paralizó al mundo…(no sólo al mundo) y rehízo la vida sexual de muchos ancianos que ya estaban fuera de circulación en esas lides. Es cierto, el Viagra cambió la vida sexual de millones de personas. Sin embargo, el descubrimiento surgió por chiripa, casualidad o simple carambola. ¡En serio! Ello se produjo gracias a las observaciones de un efecto secundario en un experimento que salió mal. Lo cierto es que el laboratorio Pfizer estaba buscando desarrollar una droga que pudiera emplearse para tratar la angina de pecho. Recordemos que esta dolencia surge por un problema cardiaco que afecta a los vasos sanguíneos que llevan la sangre al corazón.
No faltó quien dijo que al primer “paro” cardiaco, el Viagra ya estaba haciendo su efecto, lo que no deja ser un chiste de mal gusto.
En materia intelectual, también se han dado errores ecuménicos, de esos de antología. Notable es el caso de Norman Angell, un político, pensador y escritor inglés que en 1909 publicó un panfleto llamado “La ilusión óptica de Europa”, en el que intentó probar que la integración de las economías europeas permitía que la posibilidad de una guerra entre ellas fuera algo tan imposible como absurdo, por lo cual el militarismo estaba quedando obsoleto. Con eso no hacía sino encrespar el ánimo de quienes opinaban lo contrario. En 1913 publicó una sinopsis de dichas ideas y se paseó por varias ciudades de Europa dando a conocer su monserga. Lamentablemente para sus vaticinios, al año siguiente -1914- estallaba la Primera Guerra Mundial.
Los presagios de Norman Angell pasaron a la historia como un ramalazo de locura y su imagen de pensador rodó por los suelos.
Por la boca muere el pez, reza un axioma hiper conocido y muy divulgado. De lo escrito anteriormente podemos colegir que la gran mayoría de las ideas inteligentes de este zarandeado planeta provienen de personas que aprendieron a cerrarla a tiempo. Claro que también están aquellos que no lo hicieron. Vamos viendo:
– En 1899, Charles Duell, por entonces Jefe de la Oficina de Patentes de Estados Unidos, dijo al New York Times: “Todo lo que se puede inventar ya ha sido inventado”.
Vamos con otra joyita:
– Erasmo Wilson, nada menos que destacado profesor de la Universidad de Oxford, declaró: “Cuando finalice la Exposición Universal de París (la de 1878) la luz eléctrica se acabará con ella y ya no volverá a hablarse más del tema”. (¡SIC!)
Y como la estupidez humana es infinita, remato con este gazapo inolvidable.
En un editorial de un diario de Boston de 1865 se afirmaba lo siguiente: “Las personas bien informadas saben que es imposible transmitir la voz por cable y que. En caso de que pudiera hacerse, no tendría ningún valor práctico”.
¡Plop!, diría Condorito…