Necrológicas

Lo que hay detrás del Medallero Olímpico

Sábado 7 de Agosto del 2021

Compartir esta noticia
105
Visitas

En las dos últimas semanas se han realizado en Tokio, la capital del Japón, los Juegos Olímpicos en su versión XXXII. Lo que va quedando como historia, para las personas que no siguen el día a día del deporte, es el denominado Medallero Olímpico, que no es otra cosa que la distribución por países de las medallas de oro, plata y bronce que los Juegos otorgan a los participantes que obtuvieron el primer, segundo y tercer lugar respectivamente en cada una de las disciplinas de los diversos deportes.

Hace algunos decenios la cantidad de medallas obtenidas por un país significaba algo. Hacía directa referencia al poder deportivo de ese país, en cuanto a número de atletas, condiciones de entrenamiento, facilidades en infraestructura deportiva, organización a nivel nacional y un largo etcétera.

Sin embargo, con el correr del tiempo y a medida que el deporte se profesionalizaba más y más, alejándose de la máxima con que fueron creados los Juegos Olímpicos de la era moderna, basada en el deporte amateur, aficionado, dejó de tener sentido el pensar que las medallas eran conseguidas por atletas nacidos y/o criados en dichos países, es decir, que eran el fruto de las condiciones detalladas en el párrafo anterior.

Los deportistas comenzaron a emigrar, así como lo hacen hoy en día grandes cantidades de seres humanos, en búsqueda de un futuro mejor. En este caso, en su mayoría, son atraídos por jugosos contratos con las empresas productoras de implementos y vestuario deportivos y por las posibilidades de obtener substanciales sumas de dinero en premios y la visibilidad de segundos en las pantallas televisivas del mundo.

Según informaciones periodísticas estadounidenses, entre 1992 y 2008, una cincuentena de deportistas migró hacia los Estados Unidos de América para competir en el equipo olímpico de ese país, después de haber competido previamente en su país de origen.

Son conocidos los casos de los atletas de Kenia, Eritrea y Etiopía que se han nacionalizado como ciudadanos de Baréin (conocido también como Bahrein), incluso cambiando su nombre y apellido por denominaciones musulmanas. Esto motivado por razones financieras y también debido a que precisamente en estos países abundan atletas de ciertas disciplinas, haciendo casi imposible a muchos de ellos tener la posibilidad de una representación por su país natal.

Entre los países que pierden deportistas es conocido el caso de Cuba, cuyos
atletas han emigrado a varios países, tan diferentes como España, Turquía e incluso Chile.

Así que antes de emitir un juicio sobre la capacidad deportiva de un país es bueno revisar qué deportistas han obtenido medallas para esa nación, aunque esto no ayude mucho al analizar el caso chileno, que no ha conseguido obtener en estos Juegos Olímpicos ni una medalla, cosa que han logrado más de 85 países del orbe. Aquí el problema parece ser otro, pero eso es “harina de otro costal”. Digo yo.

Por Marco Antonio

Barticevic Sapunar