Necrológicas

Murió “Charlie Boy”, el más “Stone” (y quizás no tanto) de los Stones.

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 29 de Agosto del 2021

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Charlie Watts, el mítico baterista de  “La banda de rock más longeva de la historia”, falleció el pasado 24 de agosto a los 80 años de edad. Con “The Rolling Stones” grabó 25 álbumes de estudio, vendió millones de discos, recorrió otros tantos millones de kilómetros en extenuantes giras por más de cincuenta años (su último concierto fue el 30 de agosto de 2019 en Miami) y obtuvo reconocimientos a granel, incluidos los de la corona británica.

“Charlie Boy” como le decían en su familia, fue el único hijo del matrimonio compuesto por un camionero que trabajaba en ferrocarriles y una madre dueña de casa. Nació en Londres en 1941 y a los diez años de edad ya improvisaba como percusionista con ollas y sartenes, a los catorce sus padres le regularon su primera batería, y a esas alturas ya le gustaba el cool jazz y sentía aversión por el rock and roll. Admiraba a Charlie Parker (“The Bird”), Thelonious Monk, Dizzy Gillespie y Charles Mingus. En 1960, luego de estudiar diseño gráfico trabajó en una agencia de publicidad haciendo letreros y carteles; con sus ingresos se compraba trajes elegantes y los discos de Parker.

En 1961 se fue de gira a Dinamarca con un saxofonista por un buen sueldo, y de vuelta en Londres en enero de 1962 se unió al grupo de jazz “Blues Incorporated”, en el cual una noche tocó Brian Jones. En una de las presentaciones, tres muchachos que tenían su propio grupo de blues observaban desde el fondo de la sala: Mick Jagger, Keith Richards y Dick Taylor, quienes, en julio del mismo año, junto al ya nombrado Jones, Ian Stewart y Mick Avory debutaron como los “Rollin’ Stones”. El nombre fue una ocurrencia de Jones por la canción “Rollin’ Stone”de Muddy Waters. En base a lo anterior, Watts no sería estrictamente fundador de los Stones.

A principios de 1963 Jagger, Richards y Jones buscaban un nuevo baterista para “The Rollin’ Stones” y le suplicaban a Watts que se les uniera. Finalmente, éste debuta con el conjunto en abril de ese año. Desde un comienzo Watts le cambió la cara al grupo, músico de jazz en sus orígenes (y nunca dejó de serlo) impuso su sello, los apartó de la simple ejecución de “covers” y le añadió sofisticación a la banda, ejercía una fuerte influencia y quizás llegó a ser el líder en las sombras. Es en este aspecto que señalamos que es el más “Stone” de los “Stones”. En esa época la banda la integraban: Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones, Ian Stewart, Bill Wyman y Watts.

Luego entraría en escena el productor Andrew Oldhan, quien decide cambiar el apóstrofe por la “g”, mutando el nombre a “The Rolling Stones” y prescindir del tecladista Ian Stewart pues, en su opinión, no calzaba con la estética visual del grupo; debutaron en julio de 1963 (si tomamos esta fecha como punto de partida, Watts sería integrante fundador del grupo). Stewart siguió ligado al conjunto como encargado de las giras y pianista invitado en las grabaciones y actuaciones, hasta su muerte en 1985. Fue conocido como el “sexto Stone” y cuando el grupo ingresó al salón de la fama del rock, pidieron incluirlo como uno de sus integrantes.   

En otro sentido Watts era el menos “Stone” de los “Stones”. Pese a  su importancia en el grupo, marcaba notorias diferencias con sus colegas. Siempre estuvo casado con la misma mujer, con quien tuvo sólo una hija. Era un tipo elegante, que mandaba a hacer sus zapatos a la medida y gustaba de los autos deportivos y los caballos árabes. Cultivó de por vida un bajo perfil artístico, escénico y personal, lejos de los altos y bajos y de los excesos que han sido el sello de la banda.

Unas de las mejores anécdotas de Watts y que echa por tierra el mito del verdadero liderazgo de Mick Jagger, es aquella de una noche de juerga después de una actuación en Amsterdam cuando Jagger al volver al hotel gritaba: “¿dónde está mi baterista?”. Watts se levantó pacientemente, se afeitó, se puso uno de sus finos trajes, se anudó la corbata, calzó unos zapatos de cuero hechos a mano recién comprados y se dirigió a la habitación de Jagger, cuando éste abrió la puerta le asestó un certero mazazo en el rostro, que tumbó al vocalista, luego de lo cual le espetó: “tú eres mi cantante” y se retiró con la misma tranquilidad con la cual había llegado.

De la versatilidad del baterista dan cuenta creaciones tan disímiles como la barroca  “Ruby tuesday”, la recordada “Paint in black” (cortina del programa de televisión “Música Libre”, en versión de Eric Burdon y War) la muy “disco” “Miss you” que escandalizó a los “rolingos” más ortodoxos o la clásica, la más popular, la más grande: “(I Can’t get no) Satisfaction”, que los adolescentes de los ’70 cantábamos como “Satisfecho”, pensando que los Rolling la interpretaban en español y que luego -en esa noche de febrero de 2016- fue la canción que reventó el Estadio Nacional al término de ese concierto que nunca olvidaremos, cuando sin ningún complejo la seguíamos coreando como “Satisfecho”.     

Sobre las causas del fallecimiento no entraremos en detalles (sería de mal gusto tratándose de un caballero como Charlie Watts). Si de integrantes se trata, su muerte es la tercera que golpea a los Stones. La primera fue la de Brian Jones en 1969, tres semanas después de haber sido despedido del grupo, dando inicio al “Club de los 27”, como se denomina a los artistas, músicos y actores que han fallecido a esa edad. Esta muerte hasta la fecha despierta múltiples dudas y sospechas. Luego vendría la partida de Ian Stewart en 1985.

“¿Dejarías que tu hija salga con un Rolling Stone?” era la contra publicidad que se le hacía al conjunto en la Inglaterra de los ’60: quizás con Charlie Watts, la respuesta hubiera sido positiva.

Fuentes:

1.- “Rolling Stones, los viejos Dioses nunca mueren”. Stephen Davis; Swing Ediciones; 2006.

2.- “Los Rolling Stones y la ciencia (¡no es sólo rock and roll!)”. Ernesto Blanco; Siglo XXI Editores; 2018.

3.- La siempre fiel (y a veces infiel) memoria personal.