Betzabé Galindo festejó sus 100 años junto a hijas, nietos, bisnietos y tataranietos

Toda la familia se reunió en su casa, en calle Señoret, para celebrar este gran momento. 100 años cumplió Betzabé Galindo Oyarzún, una magallánica que ha sido testigo del crecimiento de Punta Arenas, cuando su barrio era prácticamente campo.

Hasta el alcalde Claudio Radonich se acercó a saludarla, llevándole de regalo, un ramo de flores, ante el aplauso de la numerosa familia. Y vaya que es numerosa, porque a pesar de que solamente tuvo tres hijos, Victoria y Grecia López, además de José (ya fallecido), la descendencia sí que fue grande: Siete nietos (Claudia, Alex, Silvana, Cristián, Danis, Soraya y Fabián); diez bisnietos (Francisca, Paul, Paula, Cristián Gonzalo, Cristián Artemio, Camilo, Alan, Bárbara, Sofía y Fabián jr.) y seis tataranietos (Ignacia, Gonzalo, Catalina, Rafael, Catalina y Agustín). Toda esta recopilación estuvo a cargo de su bisnieta regalona, Francisca Belén Alvarado Díaz, de 16 años, estudiante de tercero medio del Liceo Experimental Umag.

Sin ningún atisbo que diera cuenta de su edad, Betzabé Galindo río de buena gana junto al alcalde Radonich, a quien le recordó algunos pasajes de su vida, como su trabajo en la elaboración de pantalones o descuerando conejos o más adulta, en la escuela D-24 (18 de Septiembre). Justamente, para el alcalde, el secreto de su longevidad, y que ha visto en otros casos, es que “todos trabajaron desde niños, tuvieron pocos hijos y son gente de mucho carácter”

“Estoy contenta por estar con toda la familia. Larga, larga la familia. Siempre he vivido por acá. Ahora ya cambió sí, antes era puro pasto, lagunas, matas de calafate. Cuando era niña viví en Paraguaya con Señoret y ahora nos vinimos para acá. Mi nieta vive al frente, mi hija allá en la esquina, siempre todos juntos”, comentó.

Por suerte para la familia, la pandemia del Covid-19 está en su mínima expresión, por lo que pudieron reunirse la mayoría, para una once y disfrutar de la presencia de Betzabé Galindo, quien pudo tener un festejo acorde a tan significativo acontecimiento, que es cumplir 100 años de vida.