Necrológicas

– Jorge Francisco Pérez González

– Ramón Sergio Mayorga Soto

– Manuel Segundo Mercado Gallardo

La Antártica profunda

Por Alfredo Soto Martes 12 de Octubre del 2021

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espués de 6 horas de vuelo, el Hércules se apresta a aterrizar, y allí mismo aprendí que un avión en la Antártica no aterriza, sino que ANEVIZA, pero con algo de dificultad, veía todo blanco alrededor, alguna montañas al horizonte que eran los Patriot Hills, pero no comprendía cómo un avión de la envergadura de este C-130, podía sostenerse sobre el hielo que veía abajo relucir con los rayos del Sol….sería una locura en cuanto toque hielo, ¿cómo frena?.., ¿cómo detiene su vertiginosa velocidad que en el aire no se denota pero sí en la superficie de lo que sea?…la maniobrabilidad es exacta y rigurosa, desciende y utilizando alerones y motores logra posarse y así llegamos a la Antártica. Unos asientos más allá había un trozo de diario al que puedo alcanzar y que comienzo a ver, mientras el avión avanzaba por la pista azul.

Mi alma se vuelve a comprimir, el diario era de fecha antigua de junio de 1997 y yo estando en este maravilloso lugar un noviembre del mismo año, leía con estupor en donde había una pequeña nota, haciendo alusión de la muerte del “amo de las profundidades” Jaques Costeau, había fallecido ese mismo año que yo ingresaba a la Antártica, sin dejar de conmover mi tiempo de niñez por permitirme desde un libro, y la animación virtual de sus documentales, como así también dentro de la objetividad y de una realidad plasmada en ver el Calipso, hacían resonancia en mi mente y emociones que mi sueño se estaba cumpliendo. ¿Tanto puede ser la fuerza del anhelo?….¿Tanto puede durar el origen de un sueño de la infancia y que se cruce en la realidad después de adulto?…¿Tanto puede la vigorosidad del corazón por sustentar un sueño y luego llevarlo a cabo?

Así y todo con el tiempo, me encuentro agradecido de quienes me han dado la posibilidad de expandir este sueño no sólo a sustentarlo en mi vida personal, sino también en las virtudes de la creatividad y el entusiasmo compartirlo con quienes me siguen en el ámbito educacional como así también, con mi pares, educadoras y educadores que asumen esta responsabilidad de identidad regional que al llamarnos Magallanes y Antártica Chilena, no dejan escapar la posibilidad de enseñar, escudriñar en libros y videos las materia a entregar a alumnos y alumnas, de todos los niveles. Es por ello que esta Antártica Profunda, en donde el Explorador al ver tanta maravilla, se convirtió en el Educador, y ahora en estas páginas obviamente hacer resaltar la postura de los tiempos, hoy acaba de finalizar una temporada conducida por el Canal de Televisión Universitario y administrada por quien osa compartir esta dicha, en la que a través de las diversas señales del canal universitario de Umag TV, pudimos hacer partícipes a jóvenes, músicos, estudiantes de enseñanza básica, enseñanza media, alumnos de pregrado y postgrado, profesionales civiles y de las Fuerzas Armadas, un trocito de la Antártica acá mismo en nuestra ciudad, poder y haber realizado este proyecto denominado ALBATERRA: La Antártica profunda… cuya profundidad no está medida en sus latitudes solamente, sino en la profundidad del corazón de las personas que miran su territorio con cariño y con muchos deseos de cuidar y atesorar.

Hoy escuchamos hablar mucho y percibimos la alegría del futuro Centro Antártico Internacional, espero y lo digo responsablemente que esta mega infraestructura se convierta en un lugar de estudio para los nuestros, en un lugar de aprendizaje para ayudar a creer en el amor por el territorio, para sentirnos parte del viento y de sus hielos que conforman nuestro cotidiano vivir. Es una obligación moral y social que los espacios que se den, sepamos aprovecharlo y que de quienes administren y conduzcan permitan estas coberturas de enseñanzas y no quedarnos relegados en la última fila porque llegó un barco cargado de dinero, que se convierta en un punto de encuentro entre lo nativo que podamos ser, junto a la visita foránea que quiere conocer nuestras costumbres y nuestra cultura. Mostrémosle al mundo lo que somos y no terminemos diciendo en decidoras palabras de Patricio Manns….”Qué sabes de cordilleras, si tú naciste tan lejos, hay que conocer la piedra que corona al ventisquero”.

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