Necrológicas

Tiempos difíciles

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 18 de Octubre del 2021

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El día de hoy, se conmemoran dos años desde aquel telúrico 18 de octubre de 2019, cuando en Chile se produjo lo que algunos denominan el estallido social o que otros denominan el despertar de Chile. Y como en los conflictos, los problemas no vienen de a uno, se agregó una afectación supranacional, como ha sido la pandemia que ha azotado al mundo, desde marzo de 2020.

Chile ha pasado de la complacencia y del escenario de valle fértil y esplendoroso, con que nos querían mostrar y donde subyacía, un Chile polarizado, dividido profundamente con graves grietas subcutáneas. Luego de esto, la imagen vendida y sentida por muchos al interior del país, de autocomplacencia, nos volvió a sumir en el barro y el polvo, volviendo a sentir temores, propios de un País pequeño y modesto, con grandes desigualdades, con un entorno en su barrio (Latinoamérica) en profunda crisis, que presiona con la llegada de cientos de miles de migrantes que buscan mejores escenarios para sus vidas, en este campo de flores bordado en incipiente sequía y con profunda desigualdad.

Agrega crispación a la escena, los múltiples e interminables hallazgos o descubrimientos de fraudes, robos en las principales instituciones del Estado. Ya no sólo las cosas se dan torcidas en el desprestigiado parlamento o Congreso, sino que, de un tiempo a esta parte, prácticamente todas las Fuerzas Armadas, en especial sus altos mandos, han deshonrado el pasado glorioso de siglos pasados. Estafas y robos millonarios en el Ejército, con ex comandantes en jefes formalizados, ex altos mandos de Carabineros y la PDI, en el mismo camino, un poder político cuestionado desde su Primera Magistratura del país, que nuevamente es sorprendida Coff sideo, en materia de probidad o de cuestionada forma de hacer negocios. El siempre conflictuado camino entre el dinero y la política.

¿Imaginaria usted amigo lector, no pagando su impuesto a la renta, o firmando la compraventa de su vivienda o de una propiedad en algún lugar donde evite o eluda pagar impuestos? No lo puede hacer, está preso a las circunstancias que cada uno de nosotros normales y anónimos ciudadanos debemos cumplir, cuando el propio Presidente de la República, y sus innúmeros intereses y negocios se transan en paraísos fiscales (donde no se paga impuestos y se elude pagarlos en su propio país). ¿Qué patriota no? Pero este privilegio no es muy distinto al que la clase política en forma casi transversal ha tenido con lo que se ha denominado como ¿las boletas ideológicamente falsasl para financiar sus enormes campañas políticas. La Fiscalía Nacional dijo en una frase para el bronce  hay que cuidar al Congresoh. ¿Cuidar igual dar impunidad o inmunidad?

Ante tal cúmulo de irregularidades, que podrían llenar varias páginas, ¿cómo salimos de éste trance histórico? ¿Cómo recuperamos la confianza en la .sociedads de la que somos parte ¿? ¿Por qué somos parte o no?

Difícil respuesta¡¡¡ Quiero pensar que en la reformulación de las grandes directrices que debiera encontrar y dar el nuevo texto constitucional, pudiera haber un primer acercamiento? Creo que, en la actitud propia y directa de cada uno de nosotros en trabajar, en ser más austeros, generosos, tolerantes, abiertos, y donde entendamos que la diferencia y nuestras diferencias, deben ser procesadas en diálogo y respeto, y que esa diversidad es riqueza y no debe ser atrincheramiento. En volver a sentir que somos un país pequeño en un mundo convulsionado y que el cuidado de nuestra naturaleza debe ir aparejado del cuidado que debemos profesar para nuestros más rezagados y débiles (niños y ancianos). Una educación integrada, donde volvamos a convivir, los distintos, los diversos, los que, en la diferencia, nos puede educar y enriquecer. Así me eduque en la vieja educación fiscal de los años 60 y 70. Donde la Escuela Fiscal no le envidiaba nada a la educación particular. Es más, en muchas expresiones éramos superiores. Al menos nos crecimos en la diversidad, y eso es riqueza humana.

Chile, tuvo un progreso económico innegable en sus últimos 35 ó 40 años, pero fueron también los años de la presuntuosidad de su sociedad, donde el tejido social se destruyó. Donde muchos que tuvieron algún progreso puntual quisieron olvidar lo que los había antecedido. Esta nueva Constitución, debiera traernos reflexión profunda, humanidad, empatía y una nueva Educación Pública, como la tienen la mayoría de las sociedades más evolucionadas. Sólo así, superaremos este grave momento de polarización y de atrincheramiento, donde la gran mayoría siente al otro como su enemigo y no como un complemento para su crecimiento y enriquecimiento social.

Y, por último, la postergada y manoseada regionalización y descentralización. Necesitamos a las regiones dando reales oportunidades de desarrollo a sus futuros hombres y mujeres, donde la fuerza centrípeta que Ysuccionas al resto de Chile, atrayendo a su capital (Santiago), de espacio a fuerzas centrífugas en su nuevo estadio de desarrollo. Fuerza centrífuga en fácil es  que huye del centroq. Necesitamos no sólo declaraciones de que somos un país descentralizado, sino que creo que es el único camino al desarrollo pleno y armónico, para que realmente seamos la ansiada copia feliz del edén.