Hallan en Chile restos de 4 peces de unos 150 millones de años nunca antes vistos en el Hemisferio Sur
Paleontólogos de la Universidad de Chile encontraron restos de los periodos
Jurásico y Cretácico cuya existencia en la región era desconocida.Restos de cuatro nuevos peces prehistóricos de los períodos Jurásico y Cretácico, es decir de hace unos 150 millones de años, fueron encontrados en la región cordillerana del Maule, en la zona central de Chile. Se trata de un hallazgo considerado inédito para el Hemisferio Sur. El descubrimiento fue realizado por un equipo científico de la Universidad de Chile.
Según la investigación publicada en las revistas Cretaceous Research y Acta Palaeontologica Polonica se trata de cuatro peces: uno denominado coloquialmente “pez dientes de sable”, una especie aún indeterminada de pez espada del período Cretácico, un ejemplar similar a un atún de dientes robustos y un extraño tipo de pejegallo de 150 millones de años, informó esa casa de estudios chilena.
Según dijeron los investigadores de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile en dos investigaciones, hace 150 millones de años, durante el período Jurásico, gran parte de la Región del Maule estaba sumergida hasta la actual zona cordillerana bajo el antiguo Océano Pacífico, llamado Panthalassa, un mar que contenía una gran diversidad biológica de la que aún se conoce muy poco.
En esta área, uno de los puntos que ofrece una verdadera ventana al pasado prehistórico de Chile es la Formación Baños del Flaco, unidad geológica conocida por contener abundantes restos de moluscos y también huellas de dinosaurios. Este fue el lugar de un importante hallazgo de restos fósiles realizado en el marco del monitoreo paleontológico que la consultora Paleosuchus desarrolla de manera asociada a la actividad de la compañía Cementos Bío Bío en la Mina del Fierro, ubicada en la localidad chilena de Teno.
Los científicos que estudiaron el material encontrado son Rodrigo Otero, junto a Carolina Gutstein y Ana Valenzuela, investigadores de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, quienes determinaron que se trataba de un Ischyodus townsendi, un extraño pez emparentado con los actuales pejegallos, y que hasta antes de este descubrimiento sólo había sido identificado en Europa.
De acuerdo al paleontólogo Otero, esta nueva pieza de la fauna jurásica de lo que actualmente es la zona central de Chile, dada a conocer en la revista Acta Palaeontologica Polonica, “representa el hallazgo de restos fósiles más antiguos de este tipo de peces en el Hemisferio Sur. Hasta ahora, no se conocían peces quimeriformes (cartilaginosos) jurásicos en toda Sudamérica. El presente hallazgo extiende el registro sudamericano de quimeriformes en casi 80 millones de años hacia el pasado y en casi 100 millones de años para Chile”.
El investigador explicó que las quimeras son peces cartilaginosos, es decir que tienen cartílago en vez de hueso, “con un aspecto bastante distintivo, caracterizados por poseer en general rostros alargados, aletas gruesas y lobuladas, y una gran espina dentada anterior a la aleta dorsal. El Ischyodus townsendi tiene una dentición altamente especializada, adaptada a triturar presas con caparazones duros, como moluscos y crustáceos”. Por otra parte, destacó que “en la localidad del hallazgo, los moluscos son abundantes y están especialmente representados por ammonites y trigonias. Los ammonites que son parecidos a los pulpos, pero con concha dorsal enroscada, eran animales que podían nadar y variar su ubicación en la columna de agua, mientras que las trigonias permanecían asociadas al fondo marino, siendo con mayor certeza, parte de la dieta de este pez”.
El descubrimiento de estos fósiles en plena cordillera de la Región del Maule agrega nuevos antecedentes sobre el paisaje de esta zona hace 150 millones de años, del que apenas se conoce un puñado de vertebrados marinos. “Nos muestra, además, que estos peces tuvieron una amplia distribución a fines del Jurásico, y nos da nuevas evidencias de un intercambio de fauna vertebrada entre el ancestral Pacífico (conocido como Panthalassa) y el ancestral Atlántico norte (conocido como mar de Tetys). Este intercambio ya se venía verificando en peces óseos más antiguos, y también en plesiosaurios, cocodrilos marinos e ictiosaurios”, comentó Otero.