Una esperanza en el cielo
E
n Glasgow, la COP26 se esfuerza por frenar el suicidio de la humanidad. Ya logró un primer resultado: más de 100 líderes mundiales se han comprometido a revertir la deforestación para 2030. El acuerdo incluye casi 20 mil millones de dólares para asegurar el resultado.
Como ha dicho reiteradamente la activista Greta Thunberg, esta “es la crisis más importante que la humanidad ha enfrentado jamás”. Sin embargo, el cambio climático no es lo peor. El holocausto atómico, estrenado en Hiroshima en 1945, y que se creía controlado por los acuerdos entre Estados Unidos y Rusia, nos sigue amenazando. China tendrá unas 700 ojivas (bombas) nucleares en 2027 informó recién el Pentágono.
Cuando asoma de nuevo el peligro de extinción del planeta, la buena noticia es que en el universo siguen apareciendo cuerpos celestes incluyendo nuevos planetas. Y con una buena noticia adicional: la Academia Mundial de Ciencias y la Academia de Ciencias de China entregaron su “Premio para Jóvenes Investigadores en Ciencia de Frontera 2021” a una chilena, la astrónoma Laura Pérez. Fue postulada por los premios nacionales Juan Asenjo y Guido Garay, ambos de la Academia Chilena de Ciencias.
Garay explicó que “la innovadora investigación de Laura tiene una extraordinaria relevancia para entender cómo se forman las estrellas, los planetas, nuestro propio sistema solar e incluso cómo se originó la Tierra”.
Entrando en más detalles, Garay dijo que la investigación “se centra en la determinación de las características de discos protoplanetarios, discos de gas y polvo que rodean a las estrellas durante su formación”. Son densos y fríos debido a lo cual su observación es muy difícil. “Laura ha revolucionado este campo efectuando observaciones en longitudes de onda milimétricas desde el Observatorio ALMA, de Atacama. Sus observaciones le han permitido escudriñar estos objetos, determinando sus morfologías, características físicas, dinámicas y propiedades químicas”.
Para la propia premiada, la distinción “fue una enorme y grata sorpresa… que me alegra doblemente ya que también es una forma de reconocer la ciencia hecha por nuestro país y por la Universidad de Chile”. Hay que recordar, como comentó El Mercurio, que “Chile, que cuenta con los cielos más despejados para observar el Universo desde el Desierto de Atacama, se ha transformado en la capital mundial de la astronomía”.
También celebró la astrónoma de la Universidad de Chile María Teresa Ruiz, también Premio Nacional: “Me siento sumamente feliz y orgullosa de ver a una astrónoma joven, como Laura, tener los éxitos que está teniendo. Su trabajo ya es reconocido a nivel mundial, con descubrimientos notables, un trabajo consistente, realizando justamente lo que hay que hacer en Chile, que es aprovechar grandes telescopios e instrumentos que tenemos instalados para hacer un aporte significativo a la ciencia. Así que me llena de alegría ver a una científica joven que aporta a la Universidad de Chile y a nuestro país”.
Estamos ante una gran paradoja: mientras se trata de frenar la catástrofe ambiental y las fábricas de armas de destrucción masiva siguen produciendo a toda máquina, si miramos al cielo, encontramos signos de vida y esperanza. Más notable todavía si lo hace una joven astrónoma chilena.