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-Mauricio Saldivia Gómez

– Ingebord Rendell Augant

– José Manuel Zura Albornoz

En una región imaginaria de un país imaginario

Por Emilio Boccazzi Campos Lunes 15 de Noviembre del 2021

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E

n una región imaginaria de un país imaginario, se producía energía y se exportaba al extranjero, a los países imaginarios del primer mundo y, en esa región imaginaria el combustible era el más caro de ese país imaginario. En ese país imaginario la bencina más barata se conseguía en la capital de ese imaginario país, siendo que en esa capital imaginaria sólo se producía burocracia, contaminación y sólo se producían tomates y chicles.

En esa región imaginaria del extremo de ese país Imaginario, se habían construido maravillosos hospitales y en sus dos isleñas provincias imaginarias, no nacían niños desde tiempos que ya no se recordaban. Los niños y sus madres imaginarias iban a la capital regional de esa región imaginaria a nacer, lo que hacía trasladar a sus madres y familias durante el proceso de gestación, dejando su provincia y ciudad fueguina imaginaria. En esa fueguina capital imaginaria a la menor complicación enviaban a los enfermos imaginarios al Hospital Clínico imaginario que estaba en la capital regional imaginaria. En esas islas imaginarias los enfermos dializados no tenían solución en su hospital provincial imaginario.

En esa región imaginaria, las listas de espera por intervenciones quirúrgicas no imaginarias, eran largamente postergadas, tanto como la imaginación podía imaginar. Los médicos de esa región imaginaria, a veces no lo podían intervenir en el sistema público, pero si lo podían operar en el sistema privado, muchas veces usando los quirófanos y equipamiento de esa imaginaria infraestructura pública.

En esa región imaginaria el viento era tan fuerte, que Eolo probablemente vivía en esa imaginaria región. Lo increíble era que luego de décadas de saber esto, recién hace muy poco se había construido un primer parque eólico, que aportaba energía no imaginaria, para el sistema eléctrico de esas imaginarias viviendas de su capital regional imaginaria. Lo que se preguntaban algunos, era ¿por qué siendo tan abundante y reiterado el siempre presente viento, no había más parques eólicos para que la energía de las viviendas, de todas las viviendas y no sólo de su capital regional imaginaria, pudieran utilizar esa energía imaginaria?

En esa región imaginaria, la acuicultura estaba presente, y el salmón que se producía en esos imaginarios mares y canales, era tan caro, que incluso la carne que venía desde 4.000 ó 5.000 kilómetros de distancia no imaginaria, era más barata que el salmón que se producía en sus propios mares australes imaginarios. Era tal la ambición imaginaria de esa industria, que en estas latitudes imaginarias producía con distintos estándares ambientales que de donde provenían esos capitales imaginarios, donde sí cumplía los más imaginarios estándares ambientales. Esos capitales venían de un nórdico país imaginario, que tenía un rey no imaginario.

En la región imaginaria, que tenía el 90 por ciento de su población vacunada, no se podía ir a las ciudades imaginarias de un país vecino imaginario, donde tenían parientes y amigos no imaginarios, pero se podían recibir visitas de cualquier parte del mundo, con hartas dificultades, pero que querían conocer su región imaginaria. Sin embargo, para ir a esas ciudades vecinas imaginarias de ese país vecino imaginario, se podía ir a través de línea aérea a la capital imaginaria, luego se podía ir de la capital del país imaginario a la capital imaginaria del país vecino imaginario y luego desde esa capital del país vecino imaginario, llegar a la provincia vecina de la región imaginaria a la cual no se podía llegar en su propio vehículo. Parecía que la pandemia imaginaria era menos agresiva en los aviones de las aerolíneas imaginarias que en los vehículos imaginarios de cualquier poblador imaginario de estas lejanas ciudades imaginarias de las capitales imaginarias de estos países imaginarios.

En este país imaginario se había creado un sistema de multi-fondos previsionales, donde los genios economistas y políticos de las grandes ligas imaginarias, habían creado fondos conservadores o de resguardo imaginarios para que los trabajadores no imaginarios que llegaban a edades cercanas a jubilarse no tuvieran vicisitudes y pérdidas de sus fondos acumulados para su vejez, a lo cual le habían bautizado como Fondos C, D y especialmente E, y esos fondos habían sido los que más habían perdido en los últimos meses no imaginarios. Esos genios no imaginarios, erraron y perjudicaron como siempre a los habitantes mayores de este imaginario país. Esto al parecer era una norma de este imaginario país. Se le llamaba el “Pago de este país imaginario”.

En esta región imaginaria, se había invitado a los candidatos imaginarios a la presidencia de este país imaginario y sólo uno respondió esta invitación, como si esta región sólo existiera en la imaginación de estos australes seres imaginarios.

El próximo domingo imaginaré que el día lunes siguiente no tengo que ir a trabajar, y que este país imaginario, privilegiará su educación imaginaria, a todo nivel, donde el esfuerzo y el mérito no serán imaginarios y lo que han pregonado los innúmeros candidatos imaginarios lo manejan y conocen, y que han estudiado y que no han dicho cosas imaginarias. Y que el gobernador imaginario de esta región imaginaria cambió a su vieja madrina imaginaria por un nuevo padrino maginario.

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