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– Ana María Püschel Smith

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Los desafíos para resolver antes que llegue la industria del hidrógeno verde

Sábado 20 de Noviembre del 2021

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rgentes desafíos deberá enfrentar la Región de Magallanes ante el desarrollo de los proyectos que impulsarán la producción de hidrógeno verde y que se relacionan con mejorar la infraestructura portuaria, redes camineras y la insuficiencia en el sistema de manejo de residuos industriales, entre otros.

Hoy se visualizan grandes oportunidades que traerá la llegada de compañías de diversas nacionalidades que identificaron en la zona austral, atributos favorables para el desarrollo de las energías renovables. Si bien la matriz energética para Magallanes, al 2050, no contemplaba el hidrógeno verde como una alternativa de diversificación, su ausencia no se debió a la falta de viabilidad técnica, sino más bien de respaldo económico, obstáculo superado por los grandes capitales que hoy realizan gestiones para instalarse.

Ante esta realidad, hay voces del mundo académico y social que están considerando necesario poner el acento también en los desafíos previos que se deben sortear, para mitigar los impactos que acarrea todo megaproyecto. Pasar de un parque eólico de seis aerogeneradores como el que existe en Cabo Negro, a 400 como se proyecta al 2025, equivale a una multiplicación bastante significativa para prepararse lo antes posible.

Desafíos de
expansión de
capacidades

A partir de un proyecto piloto que recibió el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (Seia), el investigador magallánico y doctor en ingeniería mecánica especialista en energías renovables, director del Centro de Estudios de Recursos Energéticos de la Universidad de Magallanes, Humberto Vidal Gutiérrez, cree que ya se puede prever futuras tensiones producto de la alta demanda de rutas terrestres, la falta de infraestructura portuaria y de “carreteras” eléctricas, la insuficiencia del sistema de gestión de residuos industriales, las reducidas capacidades de evaluación y fiscalización ambiental, la realidad inmobiliaria y vial frente a la llegada de nueva mano de obra, y el uso de espacios costeros para plantas desalinizadoras.

El caso de Atacama

Como referencia, el académico cita el caso de Atacama, región que ha alojado grandes proyectos mineros y energéticos. “Hay mucha preocupación. De hecho, están formando comisiones para ver una estrategia que cuide el territorio, con un crecimiento industrial ordenado”, comenta.

Otra pregunta que surge se relaciona con el sistema a cargo de la evaluación y fiscalización del impacto ambiental. Para la ex dirigenta nacional de la Federación de Trabajadores de Medio Ambiente de Chile, Doris Sandoval Miranda, dicha orgánica tiene un conflicto permanente pues no está pensada “para ordenar el territorio, por tanto, cuando los proyectos ingresan, se generan vacíos porque el modelo chileno no es para eso. Miremos además nuestro sistema de vida y costumbres; hay una afectación que se puede producir respecto de la capacidad de recibir personas que van a utilizar el mismo equipamiento público disponible”.

Resolver falencias

Por ello, considera necesario resolver estas falencias estructurales de modo participativo, para que esta industria pueda traer enormes beneficios a la región, a través de “una nueva gobernanza ambiental donde las comunidades tengan una voz vinculante”.

Espera el mismo tipo de participación en la actualización de la Estrategia Regional de Desarrollo, definiendo vocaciones territoriales que incluyan la protección de reservas mundiales de biosfera y de la calidad de vida y trabajo de sus habitantes.

Ambos coinciden en sugerir que a fin de que los nuevos intereses no colisionen con actividades previas, como pesca artesanal, ganadería y turismo entre otras, lo ideal sería aplicar una suerte de pausa o moratoria, como se hizo en Magallanes antes de la llegada de las salmoneras, y así definir las reglas antes de empezar el juego.

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