Dirigente de Gendarmería denuncia sumarios eternos y augura colapso del sistema
“¡Pero si el Centro de Apoyo para Integración Social está atendiendo en una bodega!”, señala el presidente de la Asociación de Funcionarios Civiles de Gendarmería en Magallanes, Enrich Vargas, como punto de partida a un diálogo en el que términos como sumarios, cambios y deficiencias surgen una y otra vez.
El dirigente regional parece no guardarse nada, aunque admite que la lista de situaciones es tan larga que, de seguro, algo quedará fuera de la entrevista.
Vargas lamenta que Gendarmería se vea nuevamente ensombrecida por graves ilícitos a nivel central. En esta oportunidad, fueron irregularidades que se vinieron denunciando desde 2015, que dieron cuenta de malversación de caudales públicos y de pago de favores políticos.
“Extraña, no. Por eso apostamos a que el nuevo Gobierno asuma un proceso de transformaciones no solamente desde el punto de vista técnico, sino también desde lo jurídico administrativo a propósito de esa gran cantidad de procesos de corrupción y de denuncias que existen actualmente en nuestra institución. Creo que eso es fundamental para avanzar, porque se debe generar la transparencia no solamente en otras instituciones que ya están siendo cuestionadas, también debe hacerse en Gendarmería”, señala.
– ¿Cuál es la realidad que se tiene aquí en Magallanes?
– “Partamos por los sumarios. Tuvimos el caso emblemático de la ex jefa técnica regional que tuvo un sumario por acoso laboral que duró 5 años y sólo tres meses antes de jubilarse fue sobreseída. También está el caso de una de nuestras asociadas que después de 3 años recién fue absuelta de todo y que hoy está “empastando” los oficios que se han enviado, sin respuesta, acerca de la normativa que indica que después que comprobarse una acusación infundada se debe abrir un sumario en contra de quien acusó. Eso fue solicitado a través de abogados particulares a Contraloría y sigue sin pronunciamiento”.
– ¿A qué atribuye esta demora en los procesos?
– “Esto es responsabilidad de la institución. De hecho, Contraloría estipula plazos específicos, acotados. Y esta demora pasa aquí y a nivel nacional, donde los sumarios suman 5 mil. Eso es impresentable e inhumano para cualquier institución. Además, muchos están retenidos por distintos motivos y presiones, mientras otros avanzan muy rápido”.
– ¿Fallo de sistema?
– “Al interior de la institución todo el mundo lo sabe, por eso es tan importante conocer quién va a ser el próximo ministro de Justicia. Lo que pasa en Gendarmería también pasa, por ejemplo, en el Sename, y no podemos seguir saliendo cada vez que existe un escándalo como el caso Ambar, donde queda en evidencia la falla en el sistema como en el caso de la libertad condicional”.
– ¿Qué opinión tiene, justamente, de ese proceso de beneficio?
– “Desde que se promulgó la nueva ley de libertad condicional este gobierno se demoró más de un año y medio en entregar el reglamento para que funcione y lo más grave, en algo que también se ve a nivel parlamentario, es que esa ley salió sin ningún peso, sin recursos; sólo cuando salió el caso Ambar se prendieron las alarmas revelando que faltaban profesionales, los famosos delegados de libertad condicional que son los que hoy están trabajando. A nivel nacional se contrataron sólo a 54, de los cuales 10 ya han renunciado por la sobrecarga laboral. Entonces, cómo vas a poder controlar, rehabilitar e insertar socialmente a personas que tienen un perfil criminológico muy importante, muy grave, que tienen que pasar por filtros muy rigurosos, cuando no se tiene personal ni infraestructura. Lo más probable es que tanto en Santiago como en regiones este sistema colapse en abril o mayo”.
En una bodega
Enrich Vargas detiene luego su mirada en lo que califica como “la parte más amigable y transversal de Gendarmería, el trabajo que desarrolla el Centro de Apoyo para la Integración Social.
Su radiografía también resulta desconcertante. “En Punta Arenas llegamos a atender a 1.200 personas en el punto máximo, derivadas de distintos servicios. Pero cómo vamos a hablar de entregar un buen servicio cuando se está atendiendo en una bodega, donde se habilitaron instalaciones para 4 ó 5 funcionarios, en un sistema que recién con la nueva ley permitió incorporar delegados de libertad condicional y otros profesionales para apoyar la intervención. Y los pocos avances en esta materia se logran gracias a la buena voluntad de algunas personas, lo que tampoco debería ser así, porque para la institución parece que no es tema”.
– Entremos a las cárceles. ¿Hoy cuál es la realidad laboral del personal?
– “Siempre complicado, pero los gremios uniformados han dado y siguen dando una gran batalla para poder tener más funcionarios y cumplir con los estándares que se necesitan. Pero eso es exclusivamente gracias a los gremios”.
– ¿Y su opinión de las cárceles concesionadas?
– “Asistí a un congreso que se hizo en Santiago con participación de especialistas en la materia, de Inglaterra, Alemania y Naciones Unidas, que recomendaban el cierre de estas cárceles porque eran un fracaso, La idea es que sea el Estado el que tenga el control, porque es una función pública. Hoy tampoco hay un estudio serio de un centro, de una universidad o a nivel ministerial que digan que estas cárceles están dando buenos resultados. Entonces, no se puede seguir apostando a ese sistema, que en gasto significa el doble de una cárcel pública”.
– Hace algunos días el senador Manuel José Ossandón nos señalaba que Gendarmería debería cumplir un papel fundamental en materia de inteligencia para la detección del delito, principalmente respecto del narcotráfico. ¿Qué opinión tiene de eso?
– “Si la apuesta de seguridad tiene que ver con cooperación e inteligencia primero solucionemos las celdas Vip, hagámonos cargo de los sumarios y del tema del narcotráfico que es crítico. Colaborar siempre es bueno, más cuando el trabajo que hace Carabineros, la PDI, Fiscalía y tribunales termina en Gendarmería. Pero debe hacerse de buena forma, porque de lo contrario todo termina con una persona reincidiendo y con el funcionamiento de la puerta giratoria”.
– Hoy existe una percepción respecto del aumento de incidentes al interior de la cárcel local. Si es así, ¿a qué lo atribuye?
– “Lo que han dicho es que efectivamente ocurre por varias razones. La población penal ha aumentado, hay más prisiones preventivas. No estamos hablando todavía de hacinamiento como ocurre en el norte del país, pero el aumento sí es un factor. También hay un tema de perfiles criminológicos y de otros delitos que antes no se daban”.
Otro de los temas que menciona el presidente de la Asociación de Funcionarios Civiles de Gendarmería en Magallanes es el constante cambio de directores regionales de la institución, lo que califica de “sensible” y “preocupante”. En su opinión “esto es algo que debe cambiar, porque no es posible que sigan llegando por distintos motivos. Algunos, como se dice de manera coloquial, vienen a puro hacer caja por el pago de zona, permaneciendo 6 o 7 meses y después chao. Algunos asumiendo sin ningún conocimiento técnico, armando equipos que se capacitan y luego se desarman. Esa es una de las irregularidades que nos tiene hastiados, porque si bien todo lo bueno queda, lo malo también. Y en eso está la poca voluntad de las autoridades políticas, que sólo están para las fotos y cortes de cintas”.
Vargas señala que todos los males de la institución recién comenzarán a quedar atrás cuando haya una voluntad real de las autoridades y no se piense con la lógica castrense, “porque las prioridades no sólo pueden pasar por la seguridad en las cárceles. Gendarmería no le pertenece a un sindicato, ni a una planta específica, tampoco a un partido o un gobierno de turno, le pertenece al Estado y a sus ciudadanos. Y eso hoy no está primando”.