Necrológicas

La ciudad en que vivimos

Por La Prensa Austral Jueves 20 de Enero del 2022

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– Pero la percepción ciudadana más subjetiva, sin tanta academia y muchos más calle, siente que si bien su ciudad, en lo macro, todavía mantiene estándares elevados, que la hacen grata para residir, en lo fino y cotidiano presenta varios aspectos que bien podrían considerarse como el lado oscuro que socava el esfuerzo y trabajo desplegado por muchos sectores y entidades en pos de instalar a Punta Arenas en un lugar destacado en pódium urbano.

Según diferentes ranking y mediciones sobre calidad de vida urbana en Chile -efectuados por respetables instituciones-, la comuna de Punta Arenas siempre figura en los lugares de avanzada. Los resultados obtenidos por la urbe austral hacen sentir orgullosos a sus habitantes de coexistir en una ciudad que no desentona frente a los principales centros urbanos del país. Cabe mencionar que para la confección de tal medición se emplea una metodología que tiene en cuenta indicadores objetivos, que mensuran racionalmente los elementos e ítems en cuestión. 

Pero la percepción ciudadana más subjetiva, sin tanta academia y mucho más calle, siente que si bien su ciudad, en lo macro, todavía mantiene estándares elevados, que la hacen grata para residir, en lo fino y cotidiano presenta varios aspectos que bien podrían considerarse como el lado oscuro que socava el esfuerzo y trabajo desplegado por muchos sectores y entidades en pos de instalar a Punta Arenas en un lugar destacado en vpódium urbano. No cabe duda que entre esos lunares están los “rayados” que hicieron irrupción hace ya más de dos años -durante el desarrollo del denominando estallido social- inundando las paredes de los inmuebles y recintos de las principales calles del sector céntrico de la ciudad, entregando una imagen de descuido, suciedad y despreocupación.

Otra mancha que por su permanente ocurrencia, ya casi normalizada, perturba, irrita e indigna a casi todos los vecinos -salvo a los necios que la cometen- es la circulación de vehículos a alta velocidad y con un destemplado rugir de motores, sobre manera en las noches y madrugadas, pisoteando el derecho a descansar con sosiego.

Otra sombra que no habla bien de cuán poco respetuoso se es del entorno y el medio ambiente, es la poca conciencia a la hora de deshacerse de los desechos. Es frecuente ver, sin pudor alguno, los receptáculos de acopio colapsados y los residuos desparramados a su alrededor.

Son realidades no deseables, que están presentes en el día a día del andar urbano, que claramente dejan en evidencia tareas pendientes y acciones que esperan su puesta en marcha para revertirlas.

Es poco probable que alguien se reste del derecho de vivir en una ciudad que respeta el espacio urbano, el patrimonio histórico, la integridad de la arquitectura de las edificaciones y el derecho a una relación armoniosa.