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Carlos Odebret, presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes

“Es difícil establecer diálogos con una oposición con ánimo de destruir y no de mejorar la industria del salmón en la región”

Jueves 10 de Febrero del 2022

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-La salmonicultura en Magallanes se encuentra constantemente bajo la lupa de las organizaciones ambientalistas quienes acusan sistemáticos descuidos por parte de la industria; Carlos Odebret asegura que se les han adherido adjetivos equivocados como el de “industria extractivista”.

La industria salmonera en Magallanes, junto a las seis empresas que se encuentran operando en la región, produjo 180 mil toneladas de producción en 2020, y hasta noviembre de 2021 había aproximadamente 120 mil toneladas, y las estimaciones apuntan que se llegaron a las 145 mil a fines de 2021. Son más de 3.500 empleos directos que aportan las salmoneras de la región, mientras que una cantidad similar opera de manera externa prestando servicios a esta industria.

Por otro lado, son 133 las concesiones que el Estado ha entregado a estas empresas, de las cuales una cifra cercana a 1/3 de estas se mantiene operativa mientras las otras ‘descansan’. Particularmente en Puerto Natales es donde se mantiene la mayor cantidad de distribución de operaciones tanto en plantas de proceso como en la piscicultura, además de otras zonas de la región, posicionando a Magallanes como una de las regiones de alta producción salmonera.

Clasificación de
“buena alternativa”

Es cierto que existen organizaciones ambientalistas, como también comunidades principalmente kawésqar que han dado a conocer su opinión respecto al exponencial crecimiento de la salmonicultura en la región, y en muchas ocasiones esta ha sido negativa. Para muchos, este ascenso no ha ido de la mano con un avance amigable ni con el medioambiente ni con las comunidades.

También es cierto, que la ONG internacional Monterey Bay Aquarium, a través de su programa Seafood Watch, entregó la calificación de “buena alternativa” para el salmón producido en la Región de Magallanes, siendo una de las 8 que obtuvo este reconocimiento a nivel mundial entre las más de 30. Además, fue la única región en Chile que se le concedió esta calificación.

“Esta región se caracteriza por un uso muy reducido de antibióticos y de antiparasitarios, particularmente porque no tenemos algunas enfermedades que se encuentran en otras plantas del mundo, lo cual las obliga a tener que tomar medidas como las de usar estos medicamentos. Es de considerar que dentro del sector de producción de proteína animal, la salmonicultura es la que tiene menor huella de carbono como también de huella hídrica. Hay hartas cifras de esta industria que son poco conocidas y muchas veces negadas”, afirmó el presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, Carlos Odebret.

“Adjetivos equivocados”

Según señala Carlos Odebret, la salmonicultura en Magallanes ha sido víctima de connotaciones que no tienen que ver con la realidad, particularmente con el adjetivo de ‘industria extractivista’, la cual asegura no tiene relación con la definición que da origen a la palabra.

“Existe una clasificación equivocada, ya que por definición, cultivar algo no es extraer necesariamente, sino más bien, en este caso, es colocar un insumo y a partir de eso generar una producción. Es por eso que creo que uno puede ver cierto grado de oposición que siempre va a existir y está bien, pero es difícil establecer diálogos con una oposición con ánimos de destruir y no de mejorar la industria del salmón en la región”, subrayó.

Son cerca de 2 mil hectáreas que la salmonicultura en Magallanes tiene otorgada por concesión en la región, y de acuerdo a lo señalado por Odebret, en su mayoría se encuentra distante de los centros urbanos. Además, destaca que son alrededor de 13 instituciones que fiscalizan y regulan el sector, lo cual califica de positivo.

“Además de velar por cumplir estas regulaciones, algunas empresas también adquieren distintas certificaciones de manera voluntaria. Sin embargo creo que hay muchísimo por avanzar, pero creo que esto se tiene que construir en base al diálogo y en colaboración, apoyado por la investigación y la ciencia. Está claro que tenemos que seguir avanzando y mejorando regulaciones con el ánimo de minimizar las consecuencias de la industria y mejorar la competitividad de la industria que sin dudas pasa por el desempeño ambiental de las empresas”, concluyó Odebret.

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