Terrorismo falaz. El nuevo estilo de hacer política
Hernán Rocha Pavés
La definición clásica del terrorismo es la acepción de la dominación por el terror, es decir crear un sentimiento de miedo. Una segunda acepción es una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Los actos son acciones que ejecuta un o unas personas, y las acciones, pueden ser verbales o no. Entonces se puede describir esta segunda acepción como las acciones verbales o no de violencia ejecutadas para infundir terror y ya sabemos que la violencia es utilizar la fuerza, física o verbal (sicológica) para lograr un objetivo contra la voluntad de las personas. Finalmente, encontramos también a través de la RAE al terrorismo como la actuación criminal de bandas (un grupo) organizadas que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos. Esto está claro. Sin duda el terrorismo proviene de diversas fuentes, aunque esta no sea lo que la ley señala. La ley es más o menos explícita, pues de hecho los abogados que saben más de esto, pueden cuestionar el supuesto del terrorismo desde el punto legal, que por cierto es importante y no cuestionable.
Pero existe un terrorismo de la era que escapa a las condiciones legales de cualquier país democrático, esto es el terrorismo falaz. Falaz porque el terrorismo no es sólo matar o causar daño físico para causar terror, también lo es la actitud falaz, porque se basa en hechos y supuestos falsos o torcidos.
En la reciente contienda electoral lo vimos de manera gráfica y verbal como se fabricaban falacias una tras otra con el sólo fin de causar miedo. Desde las llamadas “corridas” de fondos a otros países de los grandes empresarios, a la crisis sin parangón en la vida republicana de Chile por la llegada de un Presidente Comunista. Pero resultó que el Presidente Electo no es Comunista, es de Convergencia Social de la Agrupación del Frente Amplio. Entonces ser comunista no pasa más de ser un término peyorativo utilizado por los más trasnochados anti soviet de los 60. Todo lo que no es de derecha, es Comunista.
Las corridas de fondos es más complejo, pero podemos ad elantar alguno de los resultados en este contexto a lo menos percibidos. Los empresarios no son ingenuos, y saben que el espectáculo de terror que dibujaron, pintaron, expresaron y maquinaron es falso. El empresario que logró lo que tiene por esfuerzo no mira al futuro Presidente como una amenaza, él debe seguir perseverando en la lógica de innovar y para todo aquello necesita como imprescindible Paz Social. Y eso no se logra con terrorismo falaz, se logra con diálogo, lo que efectivamente sucedió.
Luego vinieron los nombramientos, y de inmediato una nueva falacia terrorista, la Ministra de Defensa fue nombrada para poner de rodillas a los militares porque es la nieta del Presidente Salvador Allende. ¿Habrá mente más torcida para pensar aquello?
En la Convención Constitucional ocurre algo parecido. Sin considerar los improperios dejados caer por quien oficia de payasa entre los convencionales, la Convención sigue siendo objeto del terrorismo falaz. Todavía no se aprueban las normas constitucionales y algunos personajes ya comienzan una propaganda sostenida sobre el rechazo al texto y con las primeras aprobaciones (sólo generales) los más conspicuos representantes del conservadurismo hablaron que “la izquierda está, lamentablemente, con sus actitudes y sus decisiones sepultando la posibilidad de tener una Constitución que represente a una gran mayoría” o que ya está “cocinado”, a raíz de que hasta el momento la mayoría de lo que la derecha ha propuesto en todas las comisiones ha sido rechazado. ¿Acaso no aceptamos todos en una votación quienes serían los Convencionales?
Pero la nota grave la entregan dos actuales poderes del Estado: primero el Senado al generar una solicitud, firmada por la Presidenta del Senado Mónica Rincón, a la Comisión de Venecia su opinión respecto de la idea de eliminar el Senado y el Tribunal Constitucional. ¿Acaso esa Comisión tiene alguna injerencia que pueda detener lo que la Convención apruebe? Ninguna. Y el propio Mandatario Sebastián Piñera, al expresar que: “Tengo la impresión de que en el diálogo que se está desarrollando en la Convención Constitucional falta mejor voluntad, falta comprender ese aspecto trascendental de proyección”. ¿A qué se refiere con que falta? Es fácil construir una falacia a partir de la ambigüedad, cuestión que ha caracterizado los últimos tiempos de nuestro país.
El invento burdo, la noticia falsa, el comentario torcido, la obsecuencia de algunos medios por mantener una idea del caos frente a la tranquilidad de dejar todo tal como está pues es mejor, son falacias constitutivas de terrorismo, que generan intranquilidad, establecen incertidumbre que calan en el sistema y que se vuelve contra las personas como si tuviera vida, porque el miedo les agobia, porque el temor les invade, porque el terror los vuelve unos inútiles incapaces de pensar por sí mismos. Si así sucede, el terrorismo falaz, tuvo efecto.




