Apoderados valoran vuelta a clases presenciales
El clima acompañó y durante el día, largas filas eran apreciables en calle Bories, para comprar útiles escolares y uniformes, a pesar de que estos últimos no son obligatorios y solamente se exigirá que los alumnos tengan su buzo. Lo que sí será obligación es la asistencia presencial a las aulas, algo que no se producía desde antes de la llegada de la pandemia y que, desde entonces, había dado libertad de decisión para los padres y apoderados, para optar por enviar a los escolares a los establecimientos (una vez que se levantaron ciertas restricciones) o bien, seguir las actividades académicas desde casa, a través de plataformas virtuales.
Este carácter obligatorio de las clases presenciales es visto con desconfianza por el Colegio de Profesores, por ejemplo, que lo ve de manera inoportuna, tomando en cuenta que los casos de Covid-19, pese a que tienden a ir a la baja, siguen entregando cifras preocupantes. Sin embargo, para los padres y apoderados consultados, los niños están ansiosos por reencontrarse con sus compañeros y retomar las actividades, sobre todo porque varios tuvieron perjuicios emocionales producto de la menor interacción social con sus pares.
En la fila para comprar útiles en Cosme Nocera, Jenifer Hernández, apoderada de Bastián Vivar, que entrará a cuarto básico en la Escuela Patagonia, opinó que “estoy de acuerdo, para que él igual tenga sus amistades e igual se me hacía complicado el sistema online. Mi hijo está feliz, porque es un nuevo colegio, él era de la Escuela de Río Seco, así que será todo nuevo para él, esperando que salga bien. Ahora estamos viendo el tema de los útiles y gracias a Dios no pidieron mucho, y también vi el tema de los uniformes, que no es obligatorio. Me queda comprar cuadernos y lápices, porque el resto se lo entregarán en el colegio”, expresó.
En tanto, Mariela Pallacán es apoderada de la Escuela La Milagrosa, donde su hijo entrará a primero básico. “El empezó con ansiedad, así que será beneficioso para él que haya clases presenciales. Ahora, vamos a ver los protocolos. He hablado con otros apoderados, y el temor es comprar todo completo en como fue en 2020, así que ahora estoy comprando los cuadernos, porque en prekínder y kínder no utilizaron. Yo al menos quiero que vuelva, porque la ansiedad lo afectó mucho, ellos de otra manera manifiestan cómo les afectó. Están vacunados, nos enfermamos, pero el que no se arriesga, no sabrá qué pasa. Lo bueno es que mis hijos no han tenido problemas en adaptarse a los protocolos, por ejemplo, al ir a comprar”.
Valeria Naín es mamá de Lucas Parada, que cursará tercero básico en el Instituto Don Bosco, que el año pasado pudo tener clases presenciales. “En el colegio lo han tomado con mucha delicadeza, si algún niño tiene fiebre o un contacto estrecho, lo informan a través de un documento. El quiere volver, extraña a sus amigos. Para nosotros, es positivo, porque él está en el programa de Integración y para él sería mucho más difícil quedarse en casa, a comparación de estar en el colegio. El tuvo un retroceso importante, porque la parte fonoaudiológica le cuesta mucho, él debería haber aprendido a escribir y recién está aprendiendo”, reconoció.
Francisca Bahamonde acompañó a su sobrino Víctor Segovia a comprar uniforme escolar para comenzar a cursar séptimo básico en el Liceo San José. “Está bien que vuelvan a clases presenciales, porque así aprenden más. Ahora estamos viendo el tema del buzo”. El estudiante igual no se mostró tan convencido de volver a lo presencial, aunque sí confía en los protocolos sanitarios.
A su vez, Marcelo Cancino estaba en la fila con su hijo John, también para comprar uniforme. “El pasó a sexto básico, y estoy entre enviarlo y no, pero prefiero que no, por cómo está la situación. El no está convencido de volver, porque está complicada la situación. Pero si ellos quieren volver después de dos años encerrados, veremos qué pasa. A él no le afectó tanto, pero sí veía que se aburría mucho en la casa. Aparte, el tema online hay que estar con las tareas”.
Acompañando a su hijo Derian, que pasó a quinto básico en el Liceo San José, su apoderada Bárbara Manzo expresó que “por un lado, estoy de acuerdo de que vuelvan a clases, porque así, los chicos vuelven a estar con sus amigos; tampoco podemos estar viviendo siempre con miedo, también hay que tener mucha responsabilidad y eso va en cada uno. El siempre ha estado preocupado de cumplir los protocolos, es muy maduro, en ese sentido. En el encierro aprovechó de hacer actividades didácticas, y solamente extrañó a sus amigos”.
Finalmente, Karin Millacán también está de acuerdo con el retorno a las aulas, en su caso en el Colegio Juan Bautista Contardi. “Ella pasó a primero, y los niños necesitan la interacción, se supone que estamos protegidos con las vacunas, tanto niños como adultos y la idea es recuperar algo de normalidad, nunca será como antes, porque esta pandemia tiene para mucho tiempo más. La idea es respetar las medidas y protocolos, evitar las aglomeraciones. Sí hay cierto temor entre los apoderados, pero ya tuvimos la experiencia del año pasado, estuvieron todo el año presencial y los momentos de mayor complejidad se cambiaron a semana por medio”.