Cuando la vaca se olvida que fue ternera
Sucede que cuando la vaca se olvida que fue ternera, le niega a otros la leche que ella necesitó para vivir y desarrollarse. Así, según el refrán popular, la vaca pierde de vista lo que fue su propio pasado y niega a otros lo que fueron los derechos y bienes de los que ella gozó.
Algo similar es lo que sucede con el rechazo de algunos sectores de la comunidad regional al plan de inserción de refugiados propuesto por el gobierno regional, el cual firmó un convenio con Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), de manera de ofrecer una alternativa de migración ordenada y regulada, controlada y planificada, para quienes tienen reconocida la condición de refugiados por el Estado chileno, y así insertarlos en la vida de la región. Este plan y convenio lleva el nombre de “Magallanes, región solidaria”.
Parece increíble lo que ha sucedido, pues aun tratándose de un plan que involucraría a unas pocas familias (4 ó 5 familias en un plazo de 4 años), ha generado críticas y rechazos en sectores de la comunidad magallánica, con protestas frente a la gobernación, e incluso ha generado la presentación de un escrito ante la Contraloría para que se pronuncie acerca de la legalidad del convenio, viendo si su firma pertenece a las atribuciones del gobierno regional.
Realmente, en esta reacción miope y egoísta, sólo explicable por la ceguera de pequeños intereses, la vaca se está olvidando que fue ternera, porque resulta que en Magallanes todos somos migrantes o descendientes de migrantes, salvo los miembros de los pueblos originarios que habitaban estas tierras antes de la llegada de los primeros colonos.
Acá, todos somos migrantes o descendientes de migrantes, desde que llegaron los primeros colonos a mediados del siglo XIX, y Magallanes ha sido una región acogedora y solidaria con todos, con los primeros colonos que migraron desde Chiloé y con la gran cantidad de migrantes europeos que llegaron a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, y los chilotes que siguieron llegando. Así fue como nuestros antepasados, que buscaban nuevos y mejores horizontes o que huían de los dramas de pobreza y sufrimiento que dejaban las guerras en sus países, poblaron nuestra región. Y llegaron croatas, suizos, italianos, españoles, ingleses, alemanes, griegos y de otras naciones. Fue una migración legal, de personas que con su trabajo buscaban un provenir mejor para ellos y sus familias, y una migración de esa naturaleza significó un bien para todos, permitiéndonos ser lo que hoy somos como comunidad regional. Por eso, hoy, sus descendientes no podemos permitir que la vaca se olvide que fue ternera.
Igualmente sucede con la gran cantidad de “nortinos” que llegaron a estas tierras patagónicas. Acá se considera “nortinos” a todos los que han llegado desde Puerto Montt al norte. Fueron y son, principalmente, funcionarios públicos, miembros de las Fuerzas Armadas y trabajadores de diversas empresas que se instalaban en la región. Muchos de ellos se instalaron en la región como miembros de esta comunidad que ha acogido a todos; ellos y sus descendientes hoy se sienten orgullosamente patagónicos. Tampoco ellos pueden permitir que la vaca se olvide que fue ternera.
Nuestros antepasados migrantes, chilotes, europeos o nortinos, son el mejor ejemplo que una migración legal y ordenada significa un bien para todos, cuánto más si está acompañada de un programa de inserción, lo cual no tuvieron nuestros antepasados.
Nuestra comunidad magallánica se ha construido y desarrollado desde la diversidad de los orígenes de sus habitantes, sean chilotes, nortinos o provenientes de países europeos, y en la actualidad de otros países latinoamericanos. Esta integración de la diversidad de orígenes y de encuentro de culturas diversas es lo que ha forjado nuestra identidad regional. Entonces, por favor, que la vaca no se olvide que fue ternera.