Inasistencias a clases ayudaron a probar que menor era abusada y violada por el padre
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Era un caso sumamente complejo, porque además estaba dentro de un contexto de violencia intrafamiliar”, señaló el fiscal jefe de Punta Arenas, Fernando Dobson Soto, en relación a uno de los casos más fuertes de abuso y violación de un padre a una hija menor de edad.
El sujeto, iniciales H.A.L.G., fue llevado a juicio oral y terminó condenado. Ahora sólo resta por conocer los años que le impondrán los jueces. Ello sucederá el próximo 28 de abril.
La Fiscalía y querellante piden 10 años por abuso sexual; 20 años por violación impropia reiterada y 3 años por almacenamiento de material pornográfico infantil,
Dobson recordó que el acusado registraba una condena previa por lesiones graves y menos graves, en perjuicio de la víctima y la madre.
“Esto obviamente afecta de alguna forma la obtención de información en las etapas investigativas”.
Por eso que destacó el trabajo de la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI que, en el contexto de la investigación, pudieron recopilar una serie de antecedentes de mucha relevancia para acreditar los hechos. En particular mencionó uno: “el historial de registros y ausencias a clases de la víctima durante el tiempo en que fue agredida”. Además encontraron información valiosa ya que al periciar el computador del imputado hallaron una gran cantidad de material pornográfico infantil, “que conforme a los dichos de la propia víctima, cuando era niña el imputado le mostraba este material y luego muchos los replicaba con ella”.
“Estamos hablando de violaciones que fueron repetitivas durante toda la infancia de la niña. Por eso ahora sólo esperamos que la condena sea rigurosa porque son actos muy lamentables”.
Hoy la víctima es mayor de edad. Pero la denuncia la recibieron el año 2019 cuando aún era menor. Y el caso estuvo paralizado casi dos años producto de la pandemia. “Nosotros presentamos acusación el año 2020 pero hubo que ir postergando la posibilidad de hacer el juicio, y la víctima y su grupo familiar estaban muy afectados por el conocimiento de lo sucedido”.
Dobson fue categórico al señalar que “en este caso han existido vulneraciones graves, crónicas, reiteradas. El Ministerio Público considera que este es un caso de violencia sexual y violencia intrafamiliar extrema”.
A partir del año 2008 el condenado comenzó a manosear de forma reiterada a la hija, cuando tenía apenas cinco años de edad. Con el paso del tiempo la niña le cuenta esto a la madre y el imputado intimida al grupo familiar con un arma de fuego. La consigna fue que los mataría a todos si decían algo.
A contar de 2010 pasó de los abusos a las violaciones. Al cumplir los 10 años la retiraba del colegio antes del término de clases y en su auto la llevaba a diversos moteles.
Lo mismo continuó haciendo cuando la niña tenía 13 años. La trasladaba en su auto que estacionaba en cualquier lado.
El abogado defensor, Juan Carlos Rebolledo, entregó en el juicio una versión alternativa de los hechos y pedía la absolución de su cliente, teoría que no prosperó.