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– María Herminia Pérez Bustamante

– Pedro Aranda Maltés

– Julio Bórquez Ovando

Pax romana

Por Carlos Contreras Martes 10 de Mayo del 2022

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Carlos Contreras Quintana
Abogado

La expresión en latín con que intitulo mi columna se refiere a la época de mayor esplendor del Imperio Romano que se manifestó en un largo y persistente período de estabilidad que le permitió el mayor desarrollo económico y mayor extensión territorial, situación que fue consecuencia de la paz obtenida en el plano interno y la seguridad de las fronteras en el plano externo.

Por supuesto que no pretendo comparar al Imperio Romano con una situación particular de nuestro país, pero me parece que es importante, en estos tiempos, hablar en serio de paz, esto es, “la pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia.”, considerando especialmente que todos desde su particular trinchera argumentan en favor de ella pero, por cierto, están perseverando en la guerra o turbulencia en distintas formas y estadios.

En efecto, de un tiempo a esta parte la opción de la beligerancia, de la disputa, del enfrentamiento económico, social, y político es el camino que nuestro país y sus líderes han tomado como medio para entendernos y, posiblemente, imponer una determinada mirada o potestad a los otros. No existe quietud, diálogo verdadero y fecundo, comprensión, empatía y consideración por quienes somos y quienes son los que están al lado, al frente o, incluso, detrás de uno.

Es la actitud de minimizar o exagerar todo lo que nos conduce a esta situación; la intransigencia en el pensar y en el vivir; esta idea que las cosas van a cambiar sólo propiciados por la protesta social o que sólo se puede alcanzar la tranquilidad con el trabajo y el éxito económico, trabajando duro día tras día; cuando ya todos sabemos que las movilizaciones permiten o autorizan la destrucción y la insurgencia por parte de quienes no tienen ningún interés social y que el ideal del sistema neoliberal sólo genera explotación permanente sin que la promesa de tiempos mejores llegue como se hizo cuando se prometieron mejores pensiones bajo este sistema, o cuando se expresó que por medio del chorreo todos tendrían un mejor pasar.

La Paz o Pax no es el presupuesto necesario para asegurar la vida o la libertad solamente, es el presupuesto para mejorar todo y cambiar de verdad en cuanto a la vida y sus consecuencias, si la poseemos es posible que podamos dialogar sin temor a que el otro nos apabulle económicamente o nos violente de manera agresiva lesionando o destruyendo bienes. La paz debe permitir avanzar con beneficio para todos y no para algunos, pues en la guerra se impone el más fuerte y, por su parte, los más débiles en lo económico, en lo social o en lo emocional, siempre pierden.

No podemos seguir esperando para suscribir la pax y hoy es un imperativo, mañana podemos retornar a la guerra fría o frontal, pero si no lo hacemos hoy no habrá terreno ni bienes que disfrutar, sólo la desolación de destrucción que el egoismo y la soberbia son capaces de generar.

Pero nada de esto cambiará si permitimos que los mismos abusadores y aprovechadores de uno y de otro lado se quedan silentes, calladitos y a la espera, en los lugares de confortabilidad que el anonimato les entrega, para salir en el momento propicio que les permita obtener un nuevo beneficio para unos pocos y la seguridad de un sistema que sólo beneficia a los que forman parte de un mismo espacio de elite.

Por ello una mayoría contundente y clara de quienes realmente quieren un bienestar para todos, es la base de una paz que sea tan duradera como la pax romana.

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