Necrológicas

La importancia de la alimentación en la vejez

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 18 de Mayo del 2022

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La nutrición durante toda la vida es un tema central e importante, por ello se dice que como comemos es como vivimos. En la historia humana, la adecuada nutrición desde épocas remotas hasta la época actual ha sido importante. El cómo una sociedad vela por la adecuada y correcta nutrición de quienes la componen es esencial y ha marcado las gestiones que se han desarrollado como políticas públicas, en distintos momentos de nuestra historia como nación o como continente. 

Los extremos de la vida parecen ser las etapas más vulnerables en el cómo nos nutrimos. Siendo en la etapa inicial de la vida algo central, por la incapacidad de búsqueda del alimento, la necesaria provisión parental y el cómo estos van adecuando la provisión de alimentación saludable en las distintas etapas del desarrollo del niño o niña. Por eso la educación a sus padres es tan importante, como disponer de los alimentos adecuados y en las preparaciones más apropiadas a cada etapa del desarrollo infantil.

En cambio, en el otro extremo de la vida, el adulto mayor como persona autovalente y con innegables condiciones de decidir sus preferencias y opciones recibe menos educación y aparecen barreras que dificultan esta buena nutrición, siendo central y más importante la provisión de recursos financieros para adquirir una canasta básica saludable para un adulto mayor; así también como otros problemas que el envejecimiento conlleva, tal como puede ser desde la falta de piezas dentarias hasta la pérdida de autovalencia para alimentarse.

Lo que significa en la práctica que sigue siendo más fácil educar a los padres y definir por los menores cuáles son las mejores opciones para su adecuada nutrición. En los mayores esto es más complejo ya que no sólo se debe educar e impulsar a que asuman una adecuada nutrición, partiendo por respetar sus opciones y preferencias al ser un individuo autónomo y con capacidad de decidir. Asímismo, se debe educar a su entorno para poder nutrirlos adecuadamente, cuando les corresponda a ellos tomar decisiones respecto al plan alimenticio de su mayor. Siempre respetando las opciones o preferencias que ellos hayan manifestado en el transcurso de su vida.

Quien asuma esa función debe tener un conocimiento de vida de ese adulto o adulta mayor. Es pensar cómo optaría al tomar decisiones de cómo y con qué nutrirse. Por eso, comidas que parecen poco saludables son tan bien recibidas por los mayores, porque sería probablemente su opción en tal circunstancia. Y ese es el norte o guía: nutrirlo a través de mantener sus opciones o preferencias. No es una tarea fácil para quien no conoce la historia vital de ellos. Se facilita por quien conoce y sabe del mayor.

Es una tarea más compleja y difícil el poder hacerlo en alimentación colectiva. Ya que se elige por el conjunto o la mayoría. Es más complejo, pero no imposible, personalizar las prescripciones alimentarias. Como no se conocen las historias alimentarias previas, el ir levantando día a día información -de cuánto comió, qué grado de satisfacción hubo, cómo fue la aceptación de la comida preparada- es vital para ir planificando un menú, que puede llegar a personalizarse aún en preparaciones para grandes grupos. Hay que ir levantando diariamente información. Trabajo laborioso, pero no menos importante.

Esta metodología también debe ser aplicada cuando alguien debe decidir por un adulto mayor, al que no conoce tan bien como para saber cuáles son sus preferencias; ya sea porque no se le conoce o el mayor no está en condiciones de expresar sus preferencias y decidir él o ella. Allí hay que ir levantando información diaria acerca de la aceptabilidad de lo preparado, también de la forma en que se prepara y se presenta esta alimentación.

Es un necesario equilibrio entre lo que debe comer, sus opciones y preferencias y los recursos con los que se cuenta. Una verdadera alquimia que debe buscarse para que sea la más adecuada y más aceptada por y para ellos.

Un momento extremo en las vidas guarda relación con el fin de vida, ya sea por el curso o suma de enfermedades o porque se ha llegado a un envejecimiento con deterioros graves. En ambas situaciones la adecuada nutrición es compleja, dificultosa e incluso más cara de solventar; especialmente por el costo que significa el uso de productos nutricionales preparados para estas etapas, así como la suplementación o fortificación de los alimentos a consumir. Por eso un punto central es educar a sus familiares-cuidadores; pero también en levantar desde los mismos mayores en etapas anteriores, cuáles serán sus opciones al momento de decidir qué hacer en esas etapas.

Por eso, es central trabajar con las familias y cuidadores en el resolver el día a día, pero también ir preparando los escenarios futuros. Son temas a hablar y definir antes. Tomar decisiones sin saber qué quieren los mayores es muy complejo y casi es darle el palo al gato hacerlo bien siempre al primer y único intento. Se puede aprender, se puede modificar. La idea en el trabajo con los mayores es no improvisar. Recordar para quienes los atienden que son individuos únicos y siempre con capacidad de decidir o modificar su futuro en acciones diarias. Es parte de la dignificación que independiente de la edad todos merecemos.

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