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Aníbal “Pichuco” Troilo; el “Bandoneón Mayor de Buenos Aires” 3ª Parte

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 12 de Junio del 2022

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Como ya lo indicáramos, Troilo inicia su camino al estrellato en 1937 y a grandes rasgos su carrera se divide en dos etapas. La primera, desde los comienzos hasta 1954, luego desde 1956 hasta casi la mayo de 1975, fecha de su muerte a los 60 años de edad. En 1955 casi no grabó y no registra actuaciones en vivo.

Desde su primera grabación en 1938, “Pichuco” realizó aproximadamente 500 registros, entre temas cantados e instrumentales. En los más de 60 tangos de su autoría, se hizo acompañar por los más connotados poetas del tango. Algunas de estas creaciones fueron; con Homero Manzi -a quien consideraba su mejor amigo- “Barrio de tango”, “Romance de barrio”, “Sur”, “Discepolín” y otros. A Manzi le dedicó “Responso” (instrumental) y “A Homero” (con letra de Cátulo Castillo). Igualmente, con Castillo algunas de sus creaciones fueron: “María”, “La última curda”, “Desencuentro” o “Y a mí, qué”. En coautoría con Enrique Cadícamo: “Pa’ que bailen los muchachos”, “Garúa” y “Naipe”. Con José María Contursi: “Toda mi vida” “Garras” y otras. A lo anterior, por su trascendencia citamos: “Contrabajeando” (instrumental con Astor Piazzolla), “Alejandra” (letra de Ernesto Sábato), “Milonga de Manuel Flores” (letra de Jorge Luis Borges) y “Tu penúltimo tango” (póstumo, con texto de Horacio Ferrer).

Los motivos de sus tangos de autoría son -generalmente- Buenos Aires y sus barrios. Al respecto un periodista le indicó que “él era Buenos Aires”, “Pichuco” responde: “¿Buenos Aires? No, qué voy a ser Buenos Aires…Pero yo quisiera ser media calle de un barrio cualquiera de mi ciudad…”.

Troilo conocía y amaba como nadie este gran puerto del Atlántico y cuando ya consolidó su carrera se trasladó de su natal Barrio del Abasto al centro de la ciudad, con la Avenida Corrientes como centro de operaciones, ahí o en sus inmediaciones estaban muchos de los sitios donde actuaba: los cafés “El Germinal” o “El Nacional”, los cabarets “Marabú”, “Tibidabo” o “Chantecler”, las radios “El Mundo” y “Splendid” y diversos teatros. “Pichuco” vivió en la calle Paraná al 400 y otras direcciones, de ahí sus circuitos habituales con la bolsa de compras por esos sectores. En el límite de la leyenda quedan los recorridos de “Pichuco” hacia sus “picadas”; cuentan que se desplazaba en pijama hasta el Bar “El Carmen” en la esquina de Paraguay y Paraná, donde concurría religiosamente en las mañanas a servirse su cotizado vaso de whisky “Old Smuggler” de industria argentina. Actualmente funciona en ese lugar “La Esquina de Aníbal Troilo”. Otro de sus paraderos fue la pizzería “El Cuartito”, aún vigente y donde pedía pizza de anchoas con whisky, excepto cuando iba acompañado de su esposa; en ese caso, algún mozo amigo lo esperaba en el baño con el vaso de whisky servido. Otra voz fueron los locales de comidas a los cuales concurría después de las actuaciones. A pesar de su llegada al centro, “Pichuco” siempre regresaba a su Barrio, en especial para ver a su madre.

Este amor por Buenos Aires, le ha sido retribuido con creces: hay monumentos, calles y murales en estaciones del “Subte” con su nombre como homenaje permanente. Astor Piazzolla le dedicó la “Suite Troileana” con cuatro movimientos que aluden a sus pasiones: “Bandoneón”, “Zita”, “Whisky” y “Escolaso”. Del bandoneón y el whisky ya nos hemos extendido, respecto de Zita, es el nombre cariñoso de su mujer Ida Calachi, de nacionalidad turca o griega y con quien se casó cuatro veces. El “Escolaso”, expresión proveniente del lunfardo, alude al juego de azar por dinero, que atraía a “Pichuco”, al punto que cuentan que muchas veces iba al Casino de la ciudad de Mar del Plata en auto y debía volver en tren.

Si bien, jamás manifestó públicamente su adhesión a ninguna corriente política, sí fue un fanático confeso de River Plate y amigo de los integrantes de “La Máquina” de la década del ’40, la legendaria formación de los “Millonarios”.

Aníbal “Pichuco” Troilo fue uno de los grandes del tango y así es recordado, y fue un hombre bueno que podía dar la vida por un amigo. “¿Qué es para vós la amistad?, le preguntaron” y él respondió: “una cosa más necesaria que el alcohol”.

En cuanto a su trascendencia en el tango, uno de sus contemporáneos (y otro de los grandes) Osvaldo Pugliese, indica: “Troilo unificó la historia del tango, él incluye a todos los demás”.

En la foto: Aníbal Troilo (izquierda) con Roberto Goyeneche, “El Polaco” (intérprete de la más famosa versión de “Balada para un loco”).

Fuentes auxiliares:

– BENEDETTI, Héctor: “Tango 101 discos”.

– LÓPEZ, Oscar: “Piazzolla ¡Loco!, ¡Loco!, ¡Loco!”.

– SALAS, Horacio: “El Tango”.

– VARIOS AUTORES: “Pichuco, Aníbal Troilo, 100 años. Grandes éxitos y grabaciones inéditas”, Nºs 3 y 8.

– VARIOS AUTORES: Revista “La Maga” Nº10.

– VARIOS AUTORES: Revista “Sucesos” Nº4.

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