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“Tómala, métete, remata…” (el Mundial del ’62) 2ª parte

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 26 de Junio del 2022

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Ernesto Alvear, el dirigente chileno al cual se le ocurrió la idea de
traer el Campeonato Mundial a Chile, logró entusiasmar a otros directivos
del fútbol como Carlos Dittborn, Juan Pinto Durán y Juan Goñi. También
jugaría un importante papel el diplomático Manuel Bianchi, quien tenía
fluida comunicación con los directivos de la FIFA. En la instancia de los
Juegos Olímpicos de 1952, Jules Rimet, el entonces Presidente del
organismo rector del fútbol (ocupó el cargo entre 1921 y 1954) le señaló a
Bianchi que era un buen momento para postular, “porque Argentina -el
otro con posibilidades- no se interesa por estas cosas”.
Aprovechemos de señalar que fue precisamente el francés Jules
Rimet, quien en el congreso de 1928 de la FIFA dio la idea de los
mundiales de fútbol y ordenó la confección de una copa para los
ganadores de los torneos que se realizarían cada cuatro años. Los
estatutos de los mundiales, señalaban que el país que ganara tres
mundiales se quedaba con la copa. Fue Brasil quien se adjudicó el trofeo,
luego de sus victorias de 1958 (Suecia), 1962 (Chile) y 1970 (México). La
Copa del Mundo llevó el nombre de Jules Rimet, desde el primer mundial
realizado después de su muerte acaecida en 1956 y hasta que algún país
se quedara con el trofeo. Es decir, los campeonatos mundiales llevaron su
nombre desde 1958 hasta 1970.
En 1954 Chile oficializó su postulación, lo hizo en el marco del
Congreso FIFA realizado con motivo del Mundial de ese año (Suiza) por
medio de una carta enviada por Guillermo Ferrer, Presidente interino de la
Asociación Central de Fútbol. La postulación fue ratificada por los
delgados nacionales Fructuoso Esteban y Guillermo Rodríguez. Luego de la

inscripción chilena y -en el mismo congreso- se conoce la sorpresiva
postulación argentina. El interés manifestado por los trasandinos,
postergó la decisión de la FIFA para el Congreso de 1956 en Lisboa,
Portugal, con el riesgo que se difiriera hasta el mundial de 1958.
Chile dio inicio a su trabajo diplomático de inmediato. Manuel
Bianchi, con muy buenos contactos en la Unión Soviética, gestionó el
apoyo de esta nación y sus países afines. Asimismo, el dirigente Ignacio
Iñiguez, a cargo de una gira del club Green Cross por la Europa del Este,
logró el compromiso de Yugoeslavia, Checoeslovaquia y Bulgaria. El apoyo
del Bloque Socialista liderado por Unión Soviética, fue a cambio que Chile
validara la incorporación del ruso, como idioma oficial en la FIFA.
Paralelamente se efectuó un interesante trabajo de difusión, que
consideró el envío del proyecto chileno en cuatro idiomas a todos los
países miembros de la FIFA.
Previo al congreso de la FIFA, los dirigentes nacionales ya habían
recibido de los países respectivos las comunicaciones relativas a su
postura en la materia: algunos comprometieron su apoyo, otros estaban
aún indecisos y el resto votaría por Argentina.
Llegado el momento del congreso, la exposición del representante
argentino se extendió por una hora y diez minutos, en los cuales
fundamentó la postulación en la amplia infraestructura deportiva de ese
país, su capacidad hotelera, y los medios de movilización disponibles, tales
como, el tren subterráneo de Buenos Aires, entre otros ofrecimientos.
Carlos Dittborn hizo lo propio en quince minutos, aludiendo en
primer lugar al artículo 2 de los estatutos de la FIFA, que “impone una
función de fomento del fútbol en los países poco desarrollados”. Junto con
lo anterior, se refirió a algunos aspectos de la realidad chilena de
entonces, como la continuidad en la asistencia a las competencias y
congresos de la FIFA, la estabilidad política e institucional de la nación, la

amplia tolerancia de credos, razas e ideas y el clima deportivo de la
nación.
Los delegados nacionales consiguieron que la votación se realizara
en ese congreso y en voz alta; no cabía postergación para 1958, pues en el
caso que Chile se quedara con la sede, tendría sólo cuatro años para la
organización, a diferencia de los otros países que habían tenido seis años
para el mismo propósito (además significaba dos años a disposición de
Argentina para gestiones diplomáticas).
Una vez efectuada la votación, el recuento arrojó 32 preferencias
para Chile, 10 para Argentina y 14 abstenciones. Votaron por Chile:
Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Costa Rica, Curazao, Estados Unidos,
Panamá, Bélgica, Bulgaria, Checoeslovaquia, Dinamarca, Escocia, España,
Finlandia, Francia, Gales, Holanda, Hungría, Irlanda del Norte, Islandia,
Noruega, Polonia, Portugal, Noruega, República de Irlanda, Rumania,
Suecia, Unión Soviética, China Nacionalista, Hong Kong y Vietman.
Continuará…

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