Necrológicas
  • – Pedro Barrientos Bahamóndez
  • – José Luis Fuentealba Jara
Investigación de la Umag analizó la calidad del sueño

31,8% de los magallánicos presentó insomnio moderado o severo durante la pandemia

Jueves 30 de Junio del 2022

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Un 44,4% de los encuestados tomó algún inductor
del sueño y el 51,5% lo hizo sin indicación médica.

“Estos resultados no implican ni reemplazan un diagnóstico, pero permiten dar cierta orientación al paciente para buscar apoyo especializado o evaluar sus propias conductas”, planteó el investigador

Un 31,8% de los magallánicos experimentó insomnio moderado o severo en pandemia, además el 44,4% de los encuestados tomó algún inductor del sueño y el 51,5%, lo hizo sin indicación médica. Esta es parte de las conclusiones que se pueden extraer de la investigación: “Calidad de sueño, somnolencia diurna e insomnio en la población magallánica asociado a la contingencia sanitaria por Covid-19”, realizada por la Universidad de Magallanes.

El académico de la Escuela de Medicina, químico farmacéutico e investigador del estudio, Luis González Burgos, dijo que se establecieron varios objetivos, siendo el principal identificar la calidad del sueño a partir de la aplicación de tres cuestionarios que a nivel clínico permiten apoyar el diagnóstico midiendo la calidad general del sueño, los niveles de somnolencia diurna y de severidad del insomnio. En complemento a ellos, se desarrolló un cuarto cuestionario para recabar datos adicionales sobre factores que pueden ser relevantes en el desarrollo de trastornos del sueño, como diversos hábitos o condiciones ambientales que pueden afectar a los pacientes.

“Estos resultados no implican ni reemplazan un diagnóstico, pero permiten dar cierta orientación al paciente para buscar apoyo especializado o evaluar sus propias conductas”, planteó el investigador.

Se estableció un plazo de un mes para contestar la encuesta, aunque después de eso continuaron llegando datos. De esta manera, la encuesta fue respondida correctamente por 214 personas en el primer periodo de estudio definido (julio de 2021), con una edad promedio de 32 años (75% menor de 40), en su mayoría de sexo femenino (76,6%). Se consideró a personas de todas las comunas, siendo Punta Arenas la más representada (92,1%), seguida por Natales (5,1%).

En relación a los resultados generales de los cuestionarios aplicados, el primero de ellos, correspondiente al índice de calidad del sueño de Pittsburgh, arrojó que un 47,7% de los encuestados no presentaba alteraciones o eran de carácter leve, aunque un 15,9% experimentó alteraciones de carácter severo.

En cuanto a la escala de somnolencia de Epworth (mide la somnolencia diurna que puede presentar un paciente) un 73,4% se encontraba dentro de un rango de normalidad, mientras que un 14,4% manifestaba somnolencia diurna excesiva moderada o severa.

Por último, el índice de severidad de insomnio, dio cuenta que sólo un 32,7% de los encuestados no tenía mayores problemas, un 35,5% insomnio subclínico y un 31,8% insomnio moderado o severo.

“La idea era establecer la prevalencia de estos síntomas, de la severidad del insomnio, mala calidad del sueño y la somnolencia diurna, pero también cruzarlos con datos adicionales que se solicitaron en el cuarto formulario, donde, por ejemplo, las conductas disruptivas sobre la higiene del sueño o la disminución en la actividad física se asocian directamente a peores resultados en los test aplicados, destacando además que estos problemas se vieron agravados en pandemia (exposición a pantallas o menos actividades deportivas, por ejemplo)”.

Consumo de fármacos

Otro punto a analizar fue el consumo de sustancias farmacológicamente activas para inducir el sueño, existiendo un 44,4% de encuestados que recordaban haber consumido alguna de estas sustancias en los últimos 6 meses, un 41% de ellos con periodicidad diaria y un 51,5% sin indicación médica.

“Esto resulta preocupante, porque más allá que hay muchos productos que se comercializan sin receta médica, incluso las sustancias naturales, poseen principios activos que con un uso excesivo o reiterativo pueden causar adecuación y que el paciente pase a depender de ellas para conciliar y mantener el sueño”.

El objetivo principal de una buena terapia debe considerar la farmacoterapia o la fitoterapia como un apoyo, no como una medida indefinida, salvo que se encontrase alguna complicación irreversible en el paciente que lo justificara, pero en la mayoría de los trastornos del sueño el tema pasa por hábitos y conductas que se pueden revertir, de ahí de que sobremedicarse no es buena idea, y el llamado siempre será el buscar una orientación profesional que permita identificar los problemas que aquejan al paciente y desarrollar estrategias para corregirlos.

El objetivo a largo plazo es que estos diagnósticos de alguna forma permitan desarrollar medidas para combatir los problemas que se vayan detectando, a fin de desarrollar actividades comunitarias orientadas a poblaciones de riesgo o quienes quieran saber más del tema, así como también articular los resultados de la investigación con la docencia, ya que a nivel académico es posible optimizar la enseñanza y la capacitación de nuevos profesionales de la salud, dando prioridad a temas que reflejan la realidad en la que se van a encontrar inmersos a nivel regional.

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