Archipiélago de Chiloé: el sector que simboliza el crecimiento de Punta Arenas hacia el sur
Símbolo de la expansión que Punta Arenas ha experimentado hacia el sector sur, el barrio Archipiélago de Chiloé hace evocar aquellas antiguas ciudadelas que contaban con su propia independencia y realidad, un modelo que aplicado a los nuevos tiempos tendría la denominación de “subcentro urbano”.
En efecto, en lo que también se conoce como barrio Chilote, muchas cosas parecen estar a la mano. Y si en rigor el supermercado a escasos 15 minutos, los recintos deportivos o el comercio no satisfacen la demanda, es cosa de levantar la mano para desplazarse en la locomoción colectiva de circulación constante por el sector.
Lo anterior tampoco debe llevar a engaño, advierten los vecinos, porque ningún barrio que se precie de independiente puede carecer de un cuartel de bomberos y de una unidad policial.
Antes de iniciar el recorrido, la “máquina del tiempo” nos lleva al inicio de la historia. Hasta principios de la década del ’90 el área a la cual hoy se llega a través de calle Manuel Rodríguez o por Avenida Martínez de Aldunate, no era más que una extensión del Barrio Sur. “Detrás del parque (María Behety)”, “más allá de la Fitz Roy”, “detrás de la tele (edificio de la Red Austral)” o “por el lado de la cancha del Barrio Sur”, decían en ese entonces los magallánicos para referirse a lo que hoy es ya un núcleo poblacional.
Precisamente, fue la cancha deportiva la que marcó por aquellos años el límite para una expansión que comenzó por el área poniente. Ya llegando al año 2000 el proyecto estaba en ciernes. La idea era formar un centro urbano que pudiera albergar casas y departamentos. Tres años después eso era una realidad con 13 condominios y cerca de 200 viviendas.
Gabriel Varela Betancur no es sólo un antiguo vecino del barrio. Fue presidente de la junta de vecinos Nº57 Condominios Sociales Archipiélago de Chiloé, dirigente de cuanta organización social ha podido y poseedor de una memoria envidiable a sus 85 años, con la cual da crédito a una historia personal que lo sitúa entre sus actividades comerciales y como bombero de toda una vida (reconocido como voluntario Insigne de Chile).
Esa historia lo vincula, justamente al que llama “mi barrio”. “Llegué hace más de 50 años a Punta Arenas desde Concepción y me instalé a vivir en la calle Armando Sanhueza (a pasos de Avenida Independencia). Con el paso del tiempo me fui encariñando con el lado sur, porque además estaba mi compañía de Bomberos (Bomba España) y el Cesfam Juan Damianovic donde me atiendo hasta hoy. Fue así como me surgió la posibilidad de venirme a vivir acá”, recordó.
Su labor social lo llevó a ser presidente de la junta de vecinos, cargo que mantuvo por tres años y durante el cual pudo gestionar la flamante sede social, elaborar diversos proyectos de mejoramiento para los condominios y sentar las bases de una serie de iniciativas que hoy lleva adelante su sucesor en el cargo: José Necul.
Hablando de lo
bueno y lo malo
Recorrer el barrio permite observar que tiene vida propia más allá de la sola presencia de vecinos. Los almacenes, el Centro Comunitario de Salud Familiar (Cecosf), sus 9 bien cuidadas plazas, su multicancha y el tráfico vehicular son prueba fehaciente de aquello.
El desarrollo urbano también se aprecia en los trabajos que se ejecutan en lo que será su Plaza Cívica y en el mejoramiento de los bandejones centrales de sus avenidas. También en lo que aún hoy está como proyecto en el papel: la futura construcción del cuartel de la Segunda Compañía de Bomberos.
El anfitrión del recorrido es José Necul, el dirigente que parece no tener medias tintas a la hora de defender su barrio, aunque reconozca con la humildad propia del dirigente vecinal que eso muchas veces trae más problemas que beneficios.
“Aquí hablar de lo bueno y lo malo del sector no es tan complicado. Hemos avanzado harto y está a la vista, pero también seguimos con problemas de larga data, como el proyecto de mejora de los condominios que ya va para los 4 años, las deficiencias de los edificios que instala el terror cada vez que sale viento o llueve, y la necesidad que tenemos del cuartel de Bomberos y de una unidad policial”, enfatiza.
De lo primero, es Gabriel Varela quien surge como voz autorizada: “Claro que Bomberos hace falta, se lo hice saber al gobernador Jorge Flies y coincidimos en la necesidad de concretar el proyecto. Aquí va a estar el edificio, y ojalá que sea lo más cercano en infraestructura al que tiene la Bomba España (del Barrio Sur)”, dice observando el terreno ubicado justo atrás de la sede social.
Pero en qué está el proyecto. Desde el mismo lugar conversamos con el director de la Segunda Compañía “Bomba Chile”, Luis Peña. Cuenta que la iniciativa está en marcha y que se espera la construcción para finales del próximo año. De hecho, los 40 voluntarios que son parte de su entidad ya tienen asumido que el Barrio Archipiélago de Chiloé será su futuro hogar. “Dentro de ese compromiso es que este fin de semana tendremos nuestra primera actividad con la comunidad, una demostración en terreno donde además de celebrar el Día del Bombero podremos mostrar a los vecinos parte de la labor que desarrollamos”.
En cuanto a la unidad policial, es Necul quien explica que eso parece avanzar en medio de la incertidumbre, con el municipio llevando las banderas pero sin que hasta ahora existan definiciones a la vista en cuanto a lo institucional en Carabineros.
Fortaleciendo vidas
En el transitar por Avenida Santa Juana hacia el poniente aún es posible advertir las deficiencias de los edificios. Material en la techumbre y estructura lateral suelta y faltante. También se ve el vestigio de lo que fue el incendio que afectó a dos departamentos en marzo pasado.
¿Este fue uno de los lugares de mayor resistencia durante el estallido social de 2019? es la consulta mientras enfilamos hacia el Cecosf Fortaleciendo Vidas, que se ubica en calle Linao. “Sí en este sitio se reunían los jóvenes que se manifestaron todos esos días. Nosotros como dirigentes mantuvimos una buena relación y ellos entendieron que el protestar no significaba dañar las cosas del barrio. Recuerdo que hubo mucho temor cuando quemaron un vehículo en la avenida (Santa Juana), que era chatarra abandonada, y cuando un vecino denunció amenazas. Pero todo era parte del momento, de esos días”, señala José Necul, recordando además aquellas verdaderas batallas campales entre los Carabineros en sus unidades de control de desorden público y los jóvenes que se manifestaban con piedras y quema de neumáticos.
El dirigente reconoce que al principio del “estallido” se temió por la estructura del Cecosf, pero que al final no se produjeron daños ni tampoco alteraciones en la atención.
Es la agente comunitaria del establecimiento de salud, Paola Díaz, quien destaca el trabajo que se desarrolla por el bienestar de los vecinos. Cuenta que son 3.130 los usuarios que llegan por atención al recinto y que dentro de los planes está el poder convertirse a futuro en un Cesfam, de manera de responder mejor a los requerimientos de los más de 30 mil pobladores de un sector que sigue en crecimiento.
La funcionaria señala que en el centro se desarrollan principalmente acciones de prevención y promoción con enfoque familiar y comunitario en complementariedad con el centro base (Cesfam Dr. Juan Damianovic), llamando la atención el aumento de consultas relacionadas con salud mental como consecuencia del periodo de pandemia.
El Cecosf funciona desde el año 2017, su encargado técnico es Marco Vivar Guerrero y el equipo de funcionarios está conformado por 9 personas.
Una segunda
organización vecinal
La Avenida Castro se ubica aún más al sur. En ella se levanta la sede de la otra junta de vecinos del sector, la Nº48 Goleta Ancud. Su presidenta es Celia González, quien ha sido una de las dirigentas que más ha insistido en la necesidad de contar con una comisaría. “Llevo trabajando 8 años como dirigenta y ya son 4 como presidenta. Y ya desde ese tiempo se viene hablando de que Carabineros se instalará en los terrenos aledaños al Centro Comunitario de Salud Familiar, pero no ha pasado nada”.
Celia González menciona como uno de los principales problemas en materia de seguridad las “carreras” vehiculares. “No duran más de 10 o 15 minutos, el problemas es que las tenemos a cada momento los fines de semana”, detalla para luego añadir que otros tipo de ilícitos se han ido controlando gracias a lo que califica como “constante paso de Carabineros” por el barrio.
En material dirigencial destaca el interés de los vecinos por participar de las actividades que se llevan adelante, como también el fortalecimiento de las iniciativas que se impulsan gracias al trabajo muchas veces mancomunado con la otra unidad social del sector.