Estudiante suizo finaliza intercambio de tres meses en Punta Arenas

• Ismael Lobos, del mismo establecimiento, vivió la experiencia que ofrece la Fundación Suiza Puerto Yartou entre septiembre y noviembre del año pasado.

Este fin de semana regresará a Suiza el estudiante Robin Castella, quien permaneció tres meses en el Colegio Alemán, como parte del programa de intercambio que desarrolla la Fundación Suiza Puerto Yartou, y que entre septiembre y noviembre tuvo en el país helvético a Ismael Lobos Nielsen. Un programa que continuará con el viaje, en septiembre, de Franco Vera, estudiante del Liceo Juan Bautista Contardi y que en mayo de 2023 acogerá en su hogar a la estudiante suiza Linda Truttmann.

Una experiencia de intercambio que siempre es enriquecedora, pese a su poca duración de sólo tres meses, pero que para los estudiantes, especialmente de Magallanes, representa una oportunidad para poder insertarse y continuar estudios en Europa. Ismael Lobos parte contando que “uno siempre queda con las ganas de permanecer más tiempo, me hubiese gustado seis meses o un año, porque al final de mi estadía ya había formado vínculos de amistad y con la familia, ya sabía cómo funcionaba la ciudad”. Para él fue novedoso ver el sistema de transporte a través de trenes que conectan a las ciudades.

En lo académico, recordó que pudo mejorar sus conocimientos del idioma alemán y “la materia que enseñan es más avanzada, contenidos que no había visto con tanta profundidad. Ahora se encuentra en cuarto medio y dará la prueba Paes, “pero a lo que aspiro es a volver, mejorar los conocimientos del idioma y poder estudiar allá, tanto en Suiza como en Alemania, alguna ingeniería”, proyectó el estudiante, que en Suiza conoció el fondue, “es queso derretido en una fuente que comes con pedazos de pan o papa. También me llamó la atención que no se come tanto vacuno, pero sí, caballo. Y bueno, los chocolates, donde hicimos tour de degustación”.

En cuanto a Robin Castella, originario de Friburgo, el balance de sus tres meses en Magallanes fue muy positivo, especialmente por conocer otra cultura y desarrollarse como persona en un entorno muy diferente. “Los buses, hay pocos, no hay trenes, pero fue interesante conocer cómo vivir en una familia”, apuntó. Y pese a que podría pensarse que a un suizo le costaría un mundo convivir con la informalidad chilena, lo cierto es que “me gusta la organización chilena, es más amigable que en Suiza, hay una sensación de que todo el mundo es como una gran familia, y eso me gustó”, destacó Castella, que se aficionó al choripán y el milcao, y realizó actividades de circo en este periodo en Punta Arenas. En cuanto a diferencia, reconoció que “los cursos son similares, pero la materia en Suiza está más avanzada y el sistema de notas es diferente”.