Por qué el Papa optó por un obispo que no fuera salesiano, como Tomás González y Bernardo Bastres

“Es genial que venga alguien de afuera que no esté ligado a los salesianos”,
planteó el periodista Aníbal Pastor Niñez, especializado en temas de Iglesia.

Esta es una pregunta que sólo el Papa Francisco podría responder. Él, y solamente él, decidió entronizar a un sacerdote de la Orden de los Clérigos Regulares de la Madre de Dios en el obispado de Magallanes, en vez de seguir la línea de los antecesores, Vladimiro Boric Crnosija, Tomás González Morales y Bernardo Bastres Florence, ambos salesianos.

Una orden presente desde los tiempos de Juan Bosco en estas tierras australes

El nuevo obispo, Oscar Blanco Martínez, lo dijo en el primer saludo a los magallánicos: “Dios me envía a ustedes, como pastor y hermano, a la Patagonia, a la tierra del Estrecho de Magallanes, la que acogió el don de la Eucaristía hace más de 500 años”.

“Dios entró desde el Sur (deus ab austro veniet) reza el lema de la diócesis local.

Fin al mandato de
los salesianos

Fue el año 1949 que el salesiano Vladimiro Boric se hizo cargo de la diócesis de Magallanes por 24 años, hasta fallecer en 1973.

Luego el Papa Juan Pablo VI nombró al salesiano Tomás González que se mantuvo como obispo por 32 años, retirándose en marzo de 2006. De ahí el Papa Benedicto XVI nombró como obispo al también salesiano Bernardo Bastres.

“Después de tres obispos salesianos sucesivos, en una Iglesia con fuerte presencia de esta Congregación y de las religiosas de María Auxiliadora, se rompe esta continuidad con la llegada de Blanco”, consignó ayer vidanuevadigital.com

Análisis

Para el periodista Aníbal Pastor Niñez, especializado en temas de Iglesia y Derechos Humanos, director de una publicación digital de Iglesia y analista político eclesial, y actual periodista de la Congregación de los Sagrados Corazones, es un gran acierto el nombramiento del Papa Francisco, porque responde a la inquietud planteada por la misma feligresía magallánica, del obispo que querían.

“Yo encuentro que si les respetaron el deseo de que no sea salesiano, para romper el enclave histórico y prejuicioso que ha generado la Iglesia de Punta Arenas, es genial que venga alguien de afuera que no esté ligado a los salesianos. Ese un primer acierto del Papa, que le hace caso a la solicitud de las comunidades y al pueblo de Dios”.

El profesional define al nuevo obispo de Magallanes como una gran persona y un hombre muy humilde. “Lo van a querer mucho en Punta Arenas”.

Por lo mismo le pidió a la Iglesia local, especialmente a los laicos, ayudar y ser colaborativos con monseñor Blanco para que pueda trabajar.

“Acá hay un esfuerzo de la Iglesia por mejorar la pastoral de una Iglesia tan querida como la de Punta Arenas”.

Y frente a casos tan potentes, como la desaparición del estudiante Ricardo Harex, que han salpicado a la Iglesia católica magallánica, lo importante para Aníbal Pastor es que el nuevo obispo “tiene toda la libertad para poder formarse una opinión y entablar elementos de justicia en este como también en otros casos”.