Falleció Iván Miranda, pionero de las oficinas de corretajes de propiedades

“Pareces político”, le decía su hija cada vez que salían juntos, porque en una cuadra su padre podía saludar y conversar con una y otra persona.

Es el recuerdo que atesora Marcela, hija de Iván Miranda Miranda, fallecido a dos meses de cumplir los 88 años de edad.

Su velatorio se realiza en la Catedral y esta tarde, a las 15 horas, tendrán lugar sus funerales, previo a un responso, para luego dirigirse al cementerio.

En abril de 1961 llegó soltero a Porvenir, procedente de Doñihue, en la Región del General Libertador Bernardo O’Higgins. Venía por muy poco tiempo y se quedó para toda la vida. Solamente volvió a buscar a la mujer con la que se casaría, Blanca Miranda Valdivia, con quien cumplió 58 años de matrimonio.

A los 27 años se estableció en la ciudad de Porvenir, iniciándose laboralmente en la estación de servicio Copec, donde terminó siendo el encargado. “Ahí, en la bencinera, tenía un negocito que lo hizo prosperar”, recordó su hija.

La veta sociable que marcó por siempre su vida lo llevó a integrarse a diez organizaciones, entre ellas el Club Croata, el Rotary Club Punta Arenas y la Agrupación de Automovilismo Fueguino.

“Fue falangista toda su vida, aunque algunos decían que era de derecha, pero fue demócrata cristiano por siempre. Al igual que el club de sus amores de toda la vida fue Colo Colo”.

“Como mi papá estudió legislación laboral después se vino a Punta Arenas a trabajar a la Inspección del Trabajo. Terminó siendo director, hasta 1978 cuando lo echaron”.

Incluso, también fue presidente de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales, Anef. 

Después que lo despidieron abrió la primera oficina de corretaje de propiedades en Punta Arenas, “Miranda y compañía limitada”.

Partió con una oficina en calle Bories Nº621, donde estuvo 20 años. Luego se cambió a Bories Nº510, “y actualmente funcionamos en el edificio Roca, porque trabajé con mi papá 27 años y voy a continuar con la empresa familiar”.

Iván Miranda tuvo dos hijos: Marcela y Claudio, y 8 nietos: Sofía, Joaquín, Iván, Francisca, Antonia, Juan Pablo, José y Tomás

“Conservamos los mejores recuerdos de él”, dijeron casi en coro los nietos. “Nos dejó todo lo que somos hoy, valores de vida”, mencionaron.

“Era amigo de sus amigos. Ayudaba a todo el que podía, sobre todo cuando alguien sufría un incendio. Toda la vida fue católico, muy cercano a la iglesia. Incluso participó en la delegación que recibió al Papa Juan Pablo Segundo en su viaje a Punta Arenas”, rememoró Marcela.

Era muy empático y solidario, muchas veces con gente que ni siquiera conocía.

Una de las nietas mencionó que al conocerse el deceso en redes sociales, “muchos me han escrito para saludar y decirme así que era tu abuelito, una persona que siempre saludaba cuando caminaba por calle Bories”.

“Para mí él fue un padre excelente y mejor persona, por eso han venido muchos a verlo”, mencionó a La Prensa Austral Marcela en su velatorio.