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“Con mi cine no voy a contar la historia oficial, sino desde un punto de vista que dé la oportunidad de reflexionar”

Martes 26 de Julio del 2022
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“Mala junta” es la ópera prima de Claudia Huaiquimilla Cisterna. La cineasta egresada de la Pontificia Universidad Católica abordó la discriminación que los jóvenes de ascendencia mapuche sufren en el mundo de hoy en comunidades pequeñas, como San José de la Mariquina, en la Región de Los Ríos. El filme tuvo su debut en el Festival de Cine de Valdivia y, desde ahí, ha tenido un interesante viaje por diferentes culturas y naciones, cosechando éxitos que hoy todavía sorprenden a su joven realizadora.

Un adolescente tímido es constantemente violentado por sus compañeros de curso y su entorno por ser mapuche. Llega a su liceo un chico santiaguino, con otros problemas, que se acerca a él y se convierte en su amigo. Los mundos de cada uno confluyen y esta emotiva historia muestra -desde una mirada inocente- los abusos invisibles que las sociedades cometen contra los que a veces son más débiles.

Esta historia puso en el mapa de los cineastas a Claudia (1987), quien ya cuenta con una nutrida carrera en la que destaca incluso su paso por Netflix, con la serie “42 días en la oscuridad”, centrada en la desaparición de Viviana Haeger, caso que conmovió a la comunidad de Puerto Varas, y cuyo estreno en la plataforma audiovisual se convirtió en uno de los más exitosos para una producción de factura nacional.

Claudia llegó el domingo en la tarde a Punta Arenas y tenía previsto retornar ayer en la noche a Santiago, ya que después inicia un viaje a Italia.

La visita de la cineasta a Magallanes se enmarca en el XV Festival Internacional de Cine Polo Sur Latinoamericano, evento inaugurado ayer precisamente con su última película: “Mis hermanos sueñan despiertos”.

En este filme unos jóvenes que residen en un hogar del cuestionado Servicio Nacional de Menores (Sename) cuentan sus vivencias, desde sus miradas de niños maltratados, pero igualmente soñadores.

– Tu primera película abordó la discriminación hacia el pueblo mapuche y ahora con “Mis hermanos sueñan despiertos” planteas otro tipo de discriminación. ¿Cómo defines esta película?

– “Yo comencé a trabajar en terreno, a investigar y conseguir testimonios de niñas y niños y me encontré con que la película estaba en eso. Aparecieron estas historias de la adolescencia, con todo lo que eso implica, a lo que se suman las condiciones de encierro”.

– En la película tus actores no son actores profesionales.

– “La mayoría de ellos no lo son. Son actores naturales, como les digo yo, que tienen un talento que viene con ellos y siento que de algún modo creerse artistas también es una situación de privilegio. También es un acto político decirle a niños de sectores vulnerables que pueden ser actores. Entonces los dos protagonistas fueron elegidos a través de una convocatoria en redes sociales. No tenían experiencia previa pero, después de esto, han seguido trabajando en otras obras”.

– ¿Cómo se dio esta posibilidad de venir a Magallanes en un festival que tiene la particularidad de contar historias que no son tan comerciales pero son muy humanas?

– “Esta es mi primera vez física en el festival. Yo destaco el foco de la programación en los estudiantes, en la juventud, y en la oportunidad de generar diálogo y debate entre niños y adultos para conversar sobre diferentes temas. Yo creo que ésa es la invitación a verlo”.

– ¿Qué recepción ha tenido “Mis hermanos sueñan despiertos” desde su estreno en 2021?

– “Fuera de Chile se sorprenden y ha ganado premios del público, lo cual ha sido extraño porque la temática se transforma en algo universal y bonita ya que se presenta en distintos territorios y para distintas edades. Pero en Chile ha sido muy fuerte mostrarla, porque hay una conexión emotiva mucho más patente y la han visto personas que trabajan en el Sename y otros que han egresado de centros del Sename y agradecen la película y que el retrato que no se haya trabajado a través de un personaje secundario ni estereotipado, sino que como protagonistas de su historia. Ha generado algo potente. No es una función que termina y la gente aplaude, pero sí hay una conexión importante y de bonita reflexión, sobre todo con la gente más joven”.

– En la actualidad estás en varios proyectos, incluyendo Netflix, abriendo mercados y públicos.

– “Yo siempre cuestiono y abordo temas porque me duelen, porque no encuentro respuestas y porque busco mi lugar desde donde aportar. A veces no me gusta cómo la historia fue contada, y a mí me gusta contar el cine y quizás vivirlo desde un lado más emotivo. Me parece importante dejar un recuerdo de memoria, porque no hay que olvidar. Ahora con Netflix, la invitación es a ver la historia de una mujer que desaparece (la chilena Viviana Haeger, en Puerto Varas). En ‘42 días en la oscuridad’ fui invitada como guionista y como directora. Me puse a investigar mucho y te encuentras con que hay muchos casos de desapariciones de mujeres. Cuando supe eso me dije ‘cómo se puede reescribir esta historia que apareció tanto en los medios’. Ahí busqué la manera de aportar de manera distinta. Y lo mismo hice con ‘Mala junta’ y con los casos del Sename. No voy a contar la historia oficial, sino desde un punto de vista que dé la oportunidad de reflexionar”.

– A la serie le ha ido muy bien en Netflix, porque cuando recién fue estrenada figuraba entre las 10 más vistas.

– “Sí, le fue súper bien, porque resultó ser la más vista en Chile después de ‘El juego del calamar’, que es un éxito gigante mundial. Tuvimos un estreno en múltiples países y es potente porque en el cine uno trabaja día a día para generar audiencias, y en Netflix se permite otra cosa que es gigante, pero es distinta. No es lo mismo que entrar a sala y verla con público cuando se vive la reflexión en vivo”.

– ¿En qué estás trabajando ahora?

– “Estoy en dos películas. Una es de animación y ya ganamos el Fondo de Desarrollo y estamos terminando el guión y las imágenes, donde las protagonistas son niñas. La otra es mi nueva película, que se llama ‘Mapurbe’, que trata sobre una niña mapuche que vive en la ciudad”.

– Hace un rato dijiste que los temas que abordas son aquellos que te duelen. ¿Es difícil contar esas historias?

– “Es difícil encontrar la luz en esos lugares acotados. No me interesa tratar de mostrar morbo, sino que tratar de encontrar ese dolor de la gente que tiene que seguir viviendo. Entonces cómo aferrarnos y encontrar esos espacios, y tener empatía con quienes a lo mejor han vivido esos dolores y cómo podemos aportar desde un lugar más humano, con una reflexión en torno a algo”.

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