Necrológicas

Zamba de la esperanza o, ¿cueca de la independencia?

Por Guido  Kusanovic Glusevic   Sábado 30 de Julio del 2022

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En los tradicionales asados magallánicos aflora el cancionero patagónico y sin duda “Zamba de mi esperanza” es una de las preferidas. Cuántas veces hemos cantado a viva voz su estribillo: “Estrella, deja que cante, deja que quiera como yo sé…”

Esto viene a nuestros pensamientos con relación al reciente anuncio de que “Enap e YPF firmaron un acuerdo para analizar potenciales proyectos en Vaca Muerta”. En tiempo condicional, el trato indica que “el foco principal estará orientado al análisis de bloques con potencial de petróleo, el cual podría ser exportado a Chile para su consumo en las Refinerías de Enap, buscando de esa forma generar sinergias de integración energética entre Chile y Argentina” de acuerdo a lo informado por la estatal.

Desde lo técnico, el proyecto se ve muy interesante y se complementa con la reactivación hacia el 2023 del oleoducto trasandino que une la provincia de Neuquén con la refinería Biobío. Sin embargo, surgen dudas desde lo económico y geopolítico, sobre todo en un contexto de crisis en Argentina, ávida de dólares ante una baja sostenida de sus reservas monetarias e inversión extranjera.

Según información de prensa, desde 1990 Enap Sipetrol ha invertido cerca de US$1.000 millones en Argentina. De ese monto, debemos recordar que existe una investigación en curso desde el año 2019 de la Fiscalía Santiago Oriente de Delitos de Alta Complejidad, por ‘millonarios sobrecostos’ en el proyecto Piam desarrollado por Sipetrol Enap-YPF en la Cuenca Austral Argentina, la cual tiene diversas aristas y a la fecha, no existen responsables formalizados.

En cuanto a la garantía de suministro continuo de hidrocarburos desde Argentina a Chile -después de una época de bonanza en los años 90- el quiebre histórico se produce en 2006, cuando se ‘cierra la válvula’ tanto para los envíos de gas como de petróleo. En 2018 se produce una reapertura parcial de gas natural en los meses de verano y, hasta la fecha, no se ha podido concretar una continuidad en las entregas, que permita una adecuada planificación para reemplazar definitivamente fuentes energéticas primarias en la zona centro sur de Chile, con la consecuente persistencia de episodios de contaminación ambiental en esas ciudades en los meses de invierno.

En contrapartida, las inversiones en los proyectos de hidrocarburos no convencionales en Magallanes se han mantenido contenidas y limitadas a la demanda regional de gas natural. Tal como hemos planteado reiteradamente desde 2018, existe un gran potencial de recursos en la región que podrían abastecer parte de las necesidades de gas natural licuado (GNL) y petróleo del país, pero para ello se requiere en primer lugar de una ‘voluntad política’ de invertir en Chile para los chilenos, seguido de un salto tecnológico para la renovación de nuestros equipos de perforación para realizar pozos horizontales y de mayor profundidad, junto al desarrollo profesional de todos los involucrados.

Complementario a lo anterior, existe una gran expectativa en cuanto a la participación estratégica y efectiva de Enap en los proyectos de hidrógeno verde en la región, inversiones que seguramente competirán con la cartera global de proyectos de la compañía, donde, por cierto, estarán los de Argentina.

Finalmente, frente al guitarreo y bombos del otro lado de la cordillera, está por verse si nuestra ‘cueca de la independencia energética’ tendrá posibilidades de instalarse en la mente y acción de los que manejan ‘la lapicera’ del Estado. Mientras tanto, como dice la zamba ya comentada: “El tiempo que va pasando, como la vida no vuelve más, el tiempo me va matando y tu cariño se irá, se irá…”

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