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“Prometo a Dios y al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes”, dijo el nuevo Presidente

Ex guerrillero Gustavo Petro asumió el mando de Colombia en multitudinaria ceremonia

Lunes 8 de Agosto del 2022

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El izquierdista Gustavo Petro juró ayer como Presidente de Colombia, cargo al que llegó para suceder a Iván Duque, ante una multitud que lo ovacionó en la Plaza de Bolívar de Bogotá.

“Prometo a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia”, dijo Petro al juramentar ante el Presidente del Congreso, Roy Barreras.

El Mandatario fue investido por la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, quien fue compañero de Petro en la guerrilla del M-19 y cayó asesinado en 1990 cuando era candidato presidencial y la intención de voto le daba un 60 por ciento.

La congresista, entre lágrimas, le puso la banda presidencial al nuevo Mandatario y le dio un abrazo en medio de la ovación de los asistentes.

Tras ser investido, Barreras le puso en la solapa una “paloma de la paz”, que simboliza una de las principales acciones que tratará de llevar a cabo durante su gobierno, la de conseguir la “paz total” en Colombia.

Petro asumió como primer Presidente de izquierda de Colombia, culminando una senda de la que otros predecesores con sus mismas ideas fueron expulsados, después de que sufrieran persecuciones, amenazas e incluso asesinatos.

Llamado a dejar las armas

Petro, en su discurso de investidura, hizo un llamado a “todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado” para que “la paz sea posible” y así “terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado”.

“Para que la paz sea posible en Colombia, necesitamos dialogar, dialogar mucho, entendernos, buscar los caminos comunes, producir cambios”, subrayó Petro en su discurso en la Plaza de Bolívar, en el corazón de Bogotá.

Sin hacer referencia a ningún grupo ilegal en concreto, Petro pidió la dejación de armas y que éstos acepten “beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia, a trabajar como dueños de una economía próspera, pero legal, que acabe con el atraso de las regiones”.

Tanto el ELN como algunas facciones de disidencias de las Farc y el paramilitar Clan del Golfo, la mayor banda criminal del país, han mostrado su disposición a negociar para un cese al fuego.

Fracaso de la lucha
contra las drogas

Pero esa paz, según Petro, solo “es posible si se cambia, por ejemplo, la política contra las drogas” a una “política de prevención fuerte del consumo en las sociedades desarrolladas”.

Por esa razón, abogó por una convención internacional que asuma que la guerra contra las drogas ha fracasado e incluso ha llevado a Estados como el colombiano a cometer crímenes y “ha evaporado el horizonte de la democracia”.

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