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La Propaganda y la nueva Constitución

Por Hernán Rocha Domingo 28 de Agosto del 2022

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Convengamos primero que el marketing es diferente a la propaganda en cuanto éste, el marketing,  se refiere a productos o servicios. Bartlett  expresa que la propaganda es una forma utilizada para ejercer presión o influencia en la conducta de la sociedad, esperando que las personas componentes de un grupo adopten una actuación determinada frente a un hecho. La propaganda es una forma de expresión que utiliza palabras y símbolos en un lenguaje destinado fundamentalmente a la masa de individuos, de ahí su utilización en la política. Joseph Goebbels citado por Joaquín Mateu-Mollá señala la existencia de once principios de propaganda de los cuales podemos extraer algunos: El principio del método de contagio, es decir reunir diversos adversarios en una sola categoría, los adversarios han de constituirse en suma individualizada donde se difunden los llamados estereotipos tales como el concepto de ultra- izquierda, comunista, etc..

El principio de orquestación es lo que vimos al inicio de la propaganda del Rechazo, una “orquestación” respecto de la propiedad (el que tiene dos casas le quitarán una), los Fondos de las AFP se expropiarán, se podrá abortar hasta los nueve meses, no se podrá elegir un colegio que no sea el del Estado.

El principio de la verosimilitud es algo parecido a lo que se ha tomado actualmente como los fake-news, que en este caso consiste en “camuflar una serie de mentiras y manipular a través de noticias que aparentemente son objetivas. Se escoge la información que se desea transmitir y se omite la que no”, como por ejemplo respecto de la propiedad de los fondos de pensiones, que se señala profusamente que la no expropiación de ellos, no quedó explícito en la nueva Constitución (tampoco la tiene la actual) por lo tanto existe el riesgo de perderlos. Pero, en esas noticias no se cita el articulado que da cuenta del derecho de propiedad donde incorpora bienes tangibles e intangibles y, claramente los fondos que tenemos depositados en las AFPs son intangibles.

Finalmente y quizás el peor, es el principio de la vulgarización: “toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. La capacidad receptiva de las masas es limitada, decía Goebbels, y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. En otras palabras, somos tontos, no entendemos, nos olvidamos y así es fácil embaucarnos con absurdos tales como Rechacemos porque ahora sí que vamos a reformar la del 80. ¿Ud. cree?

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