En pandemia perfeccionó la técnica y hoy sus “fofuchos” personalizados son un boom
Sin duda que las aptitudes que mostró desde niña para el dibujo, terminaron abriéndole las puertas a su actual y exitoso emprendimiento.
Liliana Alejandra Martínez Vergara nació con aptitudes artísticas. Vino dotada de una motricidad fina especial, que hoy la tienen de “cabeza” trabajando más de la mitad de sus jornadas diarias en la confección de sus tiernos y queridos “fofuchos” o “fofuchas”, conocidos en el mercado como muñecos confeccionados a mano con goma eva.
Pero la gracia de los trabajos de Lily es que fue capaz de ponerle su sello propio y personalizarlos.
Lo que partió como un regaló al marido terminó transformándose en una Mipyme.
Aunque antes de eso, por el 2010, incursionó en los primeros trabajos. “Ahí hice la primera ‘fofucha’ pero me salió de cabeza y pies grandes, pero lo que yo quería lograr era la figura humana”.
Pandemia
El encierro de la pandemia le permitió avanzar en lo que buscaba. Iba por el ideal, así que se valió del cumpleaños de su marido (Adolfo Canales) para regalarle un “fofucho” personalizado. Le puso tanto cariño y empeño que salió el primer prototipo de lo que realmente quería. Con traje, camisa, corbata y zapatos. Algo así como en tiempo real.
“El resultado causó un boom. Fue todo una sensación. La gente empezó a preguntar quién hacía este trabajo y comenzaron los encargos”.
Recuerda que en ese tiempo mostraba muy tímidamente algunas de sus confecciones a través del facebook “Creaciones Cris-Café” (el cris viene del inicio del nombre de cada uno de sus hijos, Cristóbal, Catalina y Felipe).
“Recuerdo que le ponían me gusta pero nada más. Y no sabían que era yo quien hacía esos trabajos. Por muchos años mi esposo me insistía ‘cambia el nombre para que sepan que eres tú’. Pero por timidez no me atrevía, hasta que finalmente hice caso y en pandemia me di a conocer como ‘Creaciones Lily Martínez’”.
De ahí, luego del “fofucho” de su esposo vendría el boom. La gente comenzó a interactuar con ella por redes sociales y poco a poco llegaron los pedidos, al punto que tuvo que ordenarse y hacer los listados.
Con el paso del tiempo se fue perfeccionando. Pero nunca imaginó la avalancha de pedidos que vendrían. Como será el éxito que tuvo que cerrar la agenda, porque tiene trabajos comprometidos hasta diciembre. A partir de ahora sólo puede recibir pedidos para el próximo año.
Sobre todo porque estos muñecos le llevan horas de trabajo para su elaboración. En particular, los detalles.
Esencia humana
“Ha sido muy grato poder hacer los ‘fofuchos’, porque en cada uno trato de captar la esencia de las personas. Y lo que más cuesta hacer es la cara, porque tienen que quedar bien proporcionados y pintados, las pestañas, las cejas y los labios. Y lograr el color de los labios de los hombres es lo más difícil, no así con las mujeres. Tengo que combinar colores”.
Al principio se tomaba hasta cinco días en hacer un muñeco, ya que trabaja sin moldes, salvo la cara. Ahora es más rápido, aunque igual le lleva tiempo. Más aún cuando los pedidos incorporan mascotas, como un matrimonio que le pidió salir con el perrito.
Un taller
Ahora aspira a tener un taller en su casa. Porque tiene tomado parte del dormitorio matrimonial, así que ese será el próximo paso.
Es importante el involucramiento del cliente, con el avance del encargo. Porque a medida que Lily comienza a trabajar en el pedido ella va enviando fotos para que el cliente vea como va quedando.