Necrológicas

Y quedó pa` (y en) la historia el “Guatón Loyola”

Por Marino Muñoz Aguero Domingo 18 de Septiembre del 2022

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“En el rodeo ‘e Los Andes, comadre Lola

Le pegaron su puñete al guatón Loyola

Por dársela de encacha`o, comadre Lola

Lo dejaron pa` la historia al guatón Loyola”

Y así no más fue la cosa, lo dejaron pa` la historia a este personaje y por añadidura, con su accionar quedó en la historia misma de nuestro país; “El Guatón Loyola” es la cueca más popular del cancionero nacional. La más tocada en Fiestas Patrias y la más conocida entre las más recurrentes, tales como: “La Consentida”, “Chicha De Curacavi”, “Los Lagos De Chile”, “La Rosa Y El Clavel”, “El Marinero”, “Esa Chiquilla Que Baila”, “Aló, Aló”, “La Huillincana”, “Los Ríos De Chile” o “Adiós Santiago Querido”.

También es la más popular por las particularidades del protagonista y por tratarse de una historia real (cualquier búsqueda simple en internet nos informa al respecto). “El Guatón Loyola” existió, fue un personaje de carne y hueso.

A estas alturas valga acotar que, a lo largo de nuestra vida hemos escuchado o visto bailar preferentemente esa línea o generación de cuecas que podría catalogarse de “tradicionales”, en tanto se asocian al paisaje, las historias de ficción o la figura del Huaso y la China. Esta línea es la que predominó en la difusión del baile nacional hasta bien entrado el presente siglo, ello estimamos, debido principalmente a la producción discográfica generada a partir de la década de 1950 con intérpretes aperados con indumentarias a tono y formas musicales sin mayores “desviaciones”. Así la aprendimos en la escuela básica y así es como aparecían en Fiestas Patrias Huasos y Chinas en el altiplano, en las islas chilotas o en la estepa magallánica.

“El Guatón Loyola”, no obstante pertenecer a citada generación se diferencia pues expone una trama inspirada en un suceso real, producto de las relaciones de una estructura social determinada. El otro rasgo distintivo proviene de la caracterización (no exenta de criticas) de los intérpretes que la hicieron famosa, el dúo “Los Perlas” que se vestían de “Rotitos”. El dúo estaba integrado por los músicos profesionales Luis Silva en guitarra (“el Flaco” o “El Perla Grande”) y en el acordeón Óscar Olivares (“El Perla Chico”).

Como ya los hemos señalado, esta cueca a nuestro parecer es la más popular, lo cual no impide reconocer y recordar un gran número de creaciones destacables por su calidad y temática proveniente de los estilos de cuecas choras, bravas, porteñas, urbanas, de distintas zonas del país o de puertos, mercados y barrios bravos.

Pero vamos a lo que nos convoca, aclarando de entrada que hay versiones que confirman que Los Andes fue, efectivamente, el escenario de la trifulca en la cual llevó las de perder “El Guatón Loyola” y que éste se llamaba Eduardo Loyola Herrera y era  vendedor viajero.

No obstante lo anterior, las versiones más recurridas indican a grandes rasgos, que la pelea no habría ocurrido en la ciudad de Los Andes, sino en Parral. Señalemos entonces a partir de esta versión, que Eduardo Loyola Pérez, nacido en 1924 y fallecido en 1978 a la edad de 54 años, era un martillero público y privado en el área de la actividad ganadera. Una noche, en una media luna de un fundo de Parral, Loyola en compañía de sus amigos Mario Cassanello y Alejandro “Flaco” Gálvez, se enfrascó en una pelea con algunos asistentes que le faltaron el respeto a las garzonas del casino.  Gálvez -quien era músico- toma como base la melodía de la cueca “Aló, aló” y compone la letra del “Guatón Loyola”. Al día siguiente, Loyola tuvo que presentar a las candidatas a Reina del Rodeo (antes los rodeos duraban tres días) y al momento del baile, el conjunto musical del evento estrenó la composición del “Flaco” Gálvez, siendo bailada por el mismo Loyola en la ocasión. En 1956, Gálvez le mostró la cueca al novel dúo “Los Perlas”, quienes con autorización del autor le cambiaron la letra, remplazando Parral por Los Andes, por asuntos de rima y por la mayor fama que ostentaba el rodeo de esta última localidad.

Cuentan que el recuerdo del episodio, como la cueca, incomodaban a Loyola, quien evitaba referirse a un asunto que, a la postre, lo llevaría a la inmortalidad.

Y quedó en la historia “El Guatón Loyola” por su coraje, por su gallardía al defender a las mujeres, por su arrojo de no rendirse aún en el peor momento y seguía peleando y defendiéndose ante una lluvia de “cornetes” (“Combo que se perdía/ Lo recibía el guatón Loyola/ Peleando con entereza/ Bajo las mesas, comadre Lola”). Un merecido homenaje a alguien que efectivamente quedó en la historia nacional, como la misma composición lo predijo hace más de sesenta años:

“Por dársela de encacha’o, comadre Lola

Lo dejaron pa’ la historia al guatón Loyola”.

Fuentes de apoyo:

“En el rodeo ‘e Los Andes, comadre Lola

Le pegaron su puñete al guatón Loyola

Por dársela de encacha`o, comadre Lola

Lo dejaron pa` la historia al guatón Loyola”

Y así no más fue la cosa, lo dejaron pa` la historia a este personaje y por añadidura, con su accionar quedó en la historia misma de nuestro país; “El Guatón Loyola” es la cueca más popular del cancionero nacional. La más tocada en Fiestas Patrias y la más conocida entre las más recurrentes, tales como: “La Consentida”, “Chicha De Curacavi”, “Los Lagos De Chile”, “La Rosa Y El Clavel”, “El Marinero”, “Esa Chiquilla Que Baila”, “Aló, Aló”, “La Huillincana”, “Los Ríos De Chile” o “Adiós Santiago Querido”.

También es la más popular por las particularidades del protagonista y por tratarse de una historia real (cualquier búsqueda simple en internet nos informa al respecto). “El Guatón Loyola” existió, fue un personaje de carne y hueso.

A estas alturas valga acotar que, a lo largo de nuestra vida hemos escuchado o visto bailar preferentemente esa línea o generación de cuecas que podría catalogarse de “tradicionales”, en tanto se asocian al paisaje, las historias de ficción o la figura del Huaso y la China. Esta línea es la que predominó en la difusión del baile nacional hasta bien entrado el presente siglo, ello estimamos, debido principalmente a la producción discográfica generada a partir de la década de 1950 con intérpretes aperados con indumentarias a tono y formas musicales sin mayores “desviaciones”. Así la aprendimos en la escuela básica y así es como aparecían en Fiestas Patrias Huasos y Chinas en el altiplano, en las islas chilotas o en la estepa magallánica.

“El Guatón Loyola”, no obstante pertenecer a citada generación se diferencia pues expone una trama inspirada en un suceso real, producto de las relaciones de una estructura social determinada. El otro rasgo distintivo proviene de la caracterización (no exenta de criticas) de los intérpretes que la hicieron famosa, el dúo “Los Perlas” que se vestían de “Rotitos”. El dúo estaba integrado por los músicos profesionales Luis Silva en guitarra (“el Flaco” o “El Perla Grande”) y en el acordeón Óscar Olivares (“El Perla Chico”).

Como ya los hemos señalado, esta cueca a nuestro parecer es la más popular, lo cual no impide reconocer y recordar un gran número de creaciones destacables por su calidad y temática proveniente de los estilos de cuecas choras, bravas, porteñas, urbanas, de distintas zonas del país o de puertos, mercados y barrios bravos.

Pero vamos a lo que nos convoca, aclarando de entrada que hay versiones que confirman que Los Andes fue, efectivamente, el escenario de la trifulca en la cual llevó las de perder “El Guatón Loyola” y que éste se llamaba Eduardo Loyola Herrera y era  vendedor viajero.

No obstante lo anterior, las versiones más recurridas indican a grandes rasgos, que la pelea no habría ocurrido en la ciudad de Los Andes, sino en Parral. Señalemos entonces a partir de esta versión, que Eduardo Loyola Pérez, nacido en 1924 y fallecido en 1978 a la edad de 54 años, era un martillero público y privado en el área de la actividad ganadera. Una noche, en una media luna de un fundo de Parral, Loyola en compañía de sus amigos Mario Cassanello y Alejandro “Flaco” Gálvez, se enfrascó en una pelea con algunos asistentes que le faltaron el respeto a las garzonas del casino.  Gálvez -quien era músico- toma como base la melodía de la cueca “Aló, aló” y compone la letra del “Guatón Loyola”. Al día siguiente, Loyola tuvo que presentar a las candidatas a Reina del Rodeo (antes los rodeos duraban tres días) y al momento del baile, el conjunto musical del evento estrenó la composición del “Flaco” Gálvez, siendo bailada por el mismo Loyola en la ocasión. En 1956, Gálvez le mostró la cueca al novel dúo “Los Perlas”, quienes con autorización del autor le cambiaron la letra, remplazando Parral por Los Andes, por asuntos de rima y por la mayor fama que ostentaba el rodeo de esta última localidad.

Cuentan que el recuerdo del episodio, como la cueca, incomodaban a Loyola, quien evitaba referirse a un asunto que, a la postre, lo llevaría a la inmortalidad.

Y quedó en la historia “El Guatón Loyola” por su coraje, por su gallardía al defender a las mujeres, por su arrojo de no rendirse aún en el peor momento y seguía peleando y defendiéndose ante una lluvia de “cornetes” (“Combo que se perdía/ Lo recibía el guatón Loyola/ Peleando con entereza/ Bajo las mesas, comadre Lola”). Un merecido homenaje a alguien que efectivamente quedó en la historia nacional, como la misma composición lo predijo hace más de sesenta años:

“Por dársela de encacha’o, comadre Lola

Lo dejaron pa’ la historia al guatón Loyola”.

Fuentes de apoyo: