Necrológicas

La ciencia en la literatura de Francisco Coloane

Jueves 20 de Octubre del 2022

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Lautaro Oyarzún Galaz
Investigador Fundación Cequa

Anelio Aguayo-Lobo
Investigador Inach-Asesor científico Fundación Cequa

 

El nombre del Area Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) que se encuentra ubicada al suroeste de Punta Arenas hace honor a un importante escritor del sur de Chile: Francisco Coloane. Este personaje, nacido en Quemchi, Chiloé, y luego magallánico de adopción, recibió el Premio Nacional de Literatura en 1964, y más tarde fue elegido miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Pero la razón de este homenaje no son los numerosos reconocimientos que recibió a lo largo de su vida, sino que es haber sabido ubicar al mar de la amplia región austral de Chile, y en especial al ecosistema de estrecho de Magallanes y sus habitantes, al centro de su narrativa.

Los singulares personajes que habitan en las historias de este escritor, a menudo están ligados de diversas maneras a la fauna y el entorno presente en nuestra región. En estas narraciones, el ambiente austral no es solo una escenografía pasiva en la que se desenvuelven los protagonistas, muy por el contrario, ocupa un lugar protagónico dentro sus cuentos, y muchas veces determina la suerte que correrán los demás personajes. En prácticamente todos los cuentos de Cabo de Hornos (1941), como también en su novela “El canto de la ballena” (1962), existen detalladas descripciones de muchos de los organismos que constituyen la trama trófica marina, desde los que habitan en el fondo del mar (bentos) y se alimentan de materia orgánica muerta, llamados detritívoros bentónicos, como los holotúridos o pepinos de mar, hasta los que tienen pocos o ningún depredador natural, llamados predadores tope, como son las orcas.

Siendo niño, Francisco Coloane conoció el mar muy de cerca, ya que acompañaba a su padre al trabajo, primero como cazador de lobos marinos y después como ballenero. Fue durante las navegaciones con su padre, donde Coloane se convirtió en un agudo observador de la naturaleza, habilidad que luego plasmó en los relatos que lo hicieron conocido en todo el mundo. Coloane tuvo durante su vida los más diversos empleos, desempeñándose como aprendiz de capataz en una estancia de Tierra del Fuego y en expediciones petrolíferas en la región de Magallanes, como escribiente de la Armada de Chile, y colaborando como periodista en medios como La Crónica, El Siglo, Zig-Zag, y en este mismo periódico, El Magallanes. Tuvo un carácter aventurero y ávido de conocimiento, lo que explica que haya participado como voluntario en la Primera Expedición Antártica Chilena en 1947 y vivido en una convulsa China en la década de los ‘60. Todas estas experiencias de vida sin duda aportaron para enriquecer su literatura. Las descripciones precisas del ambiente, flora y fauna del estrecho de Magallanes, son reflejo del profundo conocimiento que tenía el escritor sobre el mar y la tierra en que habitó por tantos años.

El relato “Cabo de Hornos” (1941), publicado en la colección de cuentos homónima, cuenta la historia de un hombre que, fugado del Penal de Ushuaia, llega a pedir ayuda a una hostil pareja de hermanos que viven solos en una remota isla cercana a Tierra del Fuego. Estos hermanos se dedican al comercio de pieles de lobos marinos, especialmente de lobo marino común en su etapa de cachorro, ya que cuando estos animales son recién nacidos se confunden con la otra especie de otárido que se encuentra en el estrecho, el lobo fino austral, por cuya piel en ese entonces se pagaba un buen precio. Después de la negativa de los hermanos a la petición de ayuda del fugitivo, éste consigue convencerlos con la promesa de mostrarles una isla secreta, en donde existe una inmensa lobera reproductiva de lobos marinos comunes, donde los cachorros se cuentan por centenas. Después de una feroz matanza de cachorros, a los que también se les conoce con el nombre de “popitos” o “popis” (del inglés “pups”), los hermanos se encuentran rebosantes de alegría, ya que en sólo una semana han logrado cazar una cantidad similar de “popis” a la que les habría llevado toda la temporada reproductiva, que dura alrededor de dos meses y medio. Estos oscuros personajes que, de manera simbólica, en su apariencia física presentan semejanzas con el macho y la hembra del lobo marino, se conjuran para traicionar al fugitivo, abandonándolo en la lobera durante el último viaje de caza, y dejándolo a merced del inhóspito ambiente austral. Es en este cuento, donde se puede ver representado el conocimiento que tenía Francisco Coloane sobre esta especie y el medio en donde habitan. A lo largo de la narración, el escritor describe en frases cortas y de una precisión similar a la de un científico: la trama trófica del ecosistema marino; las características diagnósticas de las dos especies de lobo: común y fino; la sensación que se despierta en los sentidos al estar en una lobera reproductiva; y las características y comportamiento de los machos adultos defendiendo sus harenes en este sistema poligámico y de las hembras en proceso de parto. Además, el autor aporta una reflexión muy adelantada a su tiempo acerca de la conducta depredadora de la especie humana hasta límites irracionales sobre la biota marina, en este caso de dos de las especies de mamíferos marinos más cazadas durante el siglo XIX y parte del XX. “Pero es inútil que se esconda la vida en lo más profundo de sus entrañas: allá se mete el hombre con sus instintos a sacarla” (“Cabo de Hornos”, 1941).

Basta poner atención a lo que han señalado algunos de sus pares para entender que Coloane fue valorado como una especie única dentro de la diversidad literaria nacional. Nuestro Premio Nobel, Pablo Neruda, lo denominó en su singular estilo “hijo de la ballena blanca”, evocando la novela “Moby Dick” de Melville, uno de los referentes obligados de Coloane. Un Premio Nacional dijo sobre los personajes de este escritor: “Todos tienen en el cuerpo, el sabor y el violento aroma del yodo, sangre, cuero de oveja, navegaciones y distancias terrestres y marítimas de los viajes, cosecha del más regional y más universal de los escritores chilenos”. Un amigo escritor de Coloane, también Premio Nacional, después de definirlo como el más anfibio escritor chileno escribió: “incorporó a las letras universales las tierras finales del globo. Y lo hizo con una de las prosas más precisas y cristalinas que registra la literatura contemporánea”. Por último, el escritor Oscar Barrientos, en la semblanza bellamente titulada “El chilote de Quemchi llora ante una tumba antártica”, que escribió mientras navegaba en aguas antárticas señaló: “Me es imposible esta travesía sin evocar su imagen de viejo lobo de mar, representante de un Chile proletario, épico, ahora obliterado por el sueño banal del consumismo. Sus discursos parecen la puesta en escena de una geografía inacabable; en sus palabras asomaban ballenas resoplando en la inmensidad marítima, casas que navegaban como barcos surcando la memoria, mares helados y faros donde vivían hombres que se tragaban la soledad del universo. En Coloane, la vida y la obra parecen constituir una misma argamasa.”

El intercambio de ideas entre literatura y ciencia no siempre resulta evidente, pero es cierto que algunos cambios de paradigma han ocurrido de manera simultánea en ambas disciplinas, como en este caso es la conciencia del impacto de las actividades humanas sobre el medio ambiente. En la literatura de Coloane, la ciencia se encuentra rondando muy de cerca cada uno de sus relatos. Por su temprana conciencia ambiental, parece un justo homenaje haber dado a la primera Area Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) el nombre de este escritor fallecido en el año 2002.

El Centro Regional Fundación Cequa se encuentra investigando, entre otras especies, a los lobos marinos comunes en el AMCP-MU “Francisco Coloane”, en el marco del Proyecto Microbioma. De este predador tope de segundo orden, se estudian los microorganismos que viven sobre su piel, ya que los cambios en la genética de estos microorganismos, o microbioma, nos ayudan a entender cómo el calentamiento global de origen antropogénico está afectando a este importante ecosistema marino. Esta vez es la literatura, representada en el nombre de Francisco Coloane, la que ronda las actividades de investigación científica que se realizan en el AMCP-MU que lleva su nombre. Se cumple así, lo que el propio Coloane escribió en su última voluntad: “Enseguida, como mi padre, volveré al mar”.

Barrientos Bradasic O. 2022. “El chilote de Quemchi llora ante una tumba antártica”. En: Cuaderno Antártico. pág 122-128. Editorial Planeta Chilena S.A. Colección Andanzas TUSQUETS (eds), Santiago, Chile. 

Coloane Francisco. 1995 (1941). “Cabo de Hornos”. Andrés Bello (eds), Santiago, Chile.

Coloane Francisco. 1962. “El camino de la ballena”. Zig-Zag (eds), Santiago, Chile.